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NUEVA YORK (ANSA).- Dos inquietantes casos descubiertos en Nueva Jersey y Nueva York obligaron a las autoridades sanitarias de Estados Unidos a tomar en seria consideración la posibilidad de que, después de haber contaminado los edificios federales y de los medios de comunicación, el ántrax haya tomado como nuevo blanco las casas de los familias comunes.
"Hasta ayer no había pruebas de que alguna persona pudiera haberse contagiado el ántrax a través de una carta enviada a su casa, pero hoy el panorama es distinto y esta posibilidad está siendo investigada seriamente", dijo Anthony Fauci, del National Institute of Health en una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Los dos nuevos casos que hicieron cambiar de idea a los expertos médicos afectan a una contadora de Nueva Jersey que no iba a una oficina de correos desde hacía seis meses y que adquirió el ántrax cutáneo y una empleada de un hospital de Nueva York que está gravísima con síntomas de ántrax pulmonar.
Esta mujer, de 61 años, residente en el Bronx, trabajaba en un subsuelo del Eye, Ear and Throat Hospital del Upper East Side, en Manhattan, y sus obligaciones, desarrolladas en una sala adyacente a la oficina de correo del edificio, no incluían la manipulación de correspondencia.
Pensando que estaba sufriendo una fuerte gripe, la mujer fue internada el jueves en el Lenox Hill Hospital y hoy está agonizante con todos los síntomas del letal ántrax pulmonar.
"Las toxinas del ántrax se difundieron y provocaron gravísimos daños a sus sistemas vitales", dijo el asesor para la Sanidad Neal Cohen sobre el estado de la mujer, cuyo contagio fue confirmado ayer por la tarde.
Entretanto, la clínica donde trabajaba la mujer fue cerrada, sus empleados y pacientes fueron sometidos al test del ántrax y otros hospitales de la ciudad fueron invitados a tomar sus precauciones. Los dos nuevos casos hicieron crecer todavía más la psicosis ante una situación que parece escapar del control de las autoridades. Todavía el lunes, un responsable del Centers for Disease Control de Atlanta había definido "extremadamente remota" la posibilidad de un contagio de ántrax a través del correo doméstico.
A nivel nacional, los rastros del ántrax se siguen expandiendo a lo largo de la costa este norteamericana, donde la bacteria fue encontrada en una oficina postal de West Palm Beach y en otras dos de la zona de Washington.
En el Capitolio, el edificio Hart del Senado, donde se abrió la carta dirigida al legislador Tom Daschle, será desinfectado con bióxido de cloro vaporizado. Y en el New York Post, donde dos trabajadores son considerados casos sospechosos de ántrax, un periodista de la página editorial está esperando los resultados de una biopsia.
¿Un producto de las investigaciones de los "60?
El gobierno del presidente George W. Bush reconoció ayer que no sabe quién envió las cartas contaminadas, mientras alertaba a la población que podrían haber nuevos atentados terroristas según inteligencia que ha obtenido.
Las investigaciones, dentro de este cuadro alarmante, parecen dar vueltas en la oscuridad, y ningún dato firme surge de las pistas seguidas por las autoridades.
En cambio, algunos expertos reforzaron la teoría de la fuente local de los ataques bioterroristas, señalando que el ántrax purísimo contenido en la carta a Daschle tiene todas las características de haber sido producido en Estados Unidos.
El cultivo del carbunco sería genéticamente vecino al utilizado por Estados Unidos en las armas biológicas desarrolladas en los "60. Según reveló la revista británica New Scientist, también el diseño de las esporas mostraría rastros de las técnicas típicas de los laboratorios norteamericanos dedicados a la bio-guerra.
Los expertos de New Scientist definieron este aspecto como particularmente preocupante, ya que el método para volatilizar las esporas debería ser rigurosamente secreto.
El hecho de que haya sido aparentemente usado en las últimas semanas -señalan- podría significar dos cosas: que el secreto es ya accesible a los grupos terroristas o que alguien está usando materiales producidos en un programa de guerra biológica que se supone concluyó en el año 1969. (Reuters/ANSA)
Nuevas alarmas de terrorismo afectan al país
WASHINGTON (ANSA) - Estados Unidos, nuevamente en estado de máxima alerta por la posibilidad "inminente" de ataques terroristas, intentaba ayer hallar un imposible equilibrio entre los dos mensajes opuestos hecho llegar por la Casa Blanca: vivan una vida normal, y alerta ante nuevos atentados.
"Estamos en guerra en dos frentes -advirtió hoy el "zar" de la seguridad nacional Tom Ridge-. No nos hagamos ilusiones de que podremos volver rápidamente a la tranquilidad que teníamos el 10 de setiembre".
Ridge confirmó que el nivel de precisiones de un nuevo y posible ataque terrorista, basadas en datos de la inteligencia estadounidense sobre informaciones llegadas del exterior, superó "el umbral de estar en guardia" obligando a las autoridades a considerar como "creíbles" las amenazas de un nuevo ataque.
Faltan sin embargo detalles específicos sobre posibles objetivos y sobre la naturaleza de la agresión. Las amenazas seguramente están ligadas a Osama ben Laden.
La Administración Bush discutió largamente si es el caso de efectuar a la población una advertencia basándose en informaciones tan genéricas (como ya sucedió semanas atrás). "Hemos decidido comunicar todas las informaciones en nuestro poder aunque no sean del todo precisas -explicó ayer Ridge-. Comprendemos que el peligro de gritar muy a menudo "Ahí viene el lobo" puede habituar a la gente. Es importante que los norteamericanos no bajen la guardia. Deben continuar atentos y en alerta".
Muchas estructuras norteamericanas están en estado de alerta máximo. "¿Qué más podemos hacer?", se preguntaron muchos.
El gobernador de Nueva York, George Pataki, reforzó el despliegue de la Guardia Nacional. Por su parte, el gobernador de Connecticut , John Rowland, envió precisamente a la Guardia Nacional a proteger las centrales nucleares.
La policía de Los Angeles decidió aumentar ulteriormente la vigilancia de las numerosas fiestas previstas para hoy por Halloween.
En algunos estados, se prohibió el vuelo de avionetas fumigadores, por temor a un ataque químico o biológico.
El mensaje esquizofrénico a los estadounidenses -"estén en guardia y vivan como siempre"- halló su ejemplo más vistoso en el comportamiento de la Casa Blanca.
Mientras el presidente George W. Bush decidía permanecer en Nueva York para asistir al partido de béisbol entre los Yankees y los Diamondbacks de Arizona , se anunciaba al mismo tiempo que el vicepresidente Dick Cheney volvía a recluirse en una localidad secreta ante la nueva amenaza. |