Sábado 27 de octubre de 2001

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Caída de líder opositor complica los planes aliados en Afganistán

 

Análisis: Los límites del poder militar

 
  Las bombas caen, los civiles mueren, las líneas del frente de guerra se estancan y el militante islámico Osama ben Laden sigue suelto. Si este escenario persiste por semanas y meses, Estados Unidos y sus aliados corren el riesgo de que se deteriore el respaldo público a su asalto militar contra Afganistán.
Al menos en esta etapa, el terrorista Ben Laden y sus aliados talibanes van ganando la partida.. En el "frente afgano", los intensos bombardeos no parecen haber mellado el control talibán sobre el país, ya que la Alianza del Norte no consigue avances convincentes, la sublevación interna no se produce, y los comandos occidentales no pueden operar con libertad. En el "frente estadounidense" Washington no logra aún un éxito notable contra la red Al Qaeda de Ben Laden y sufre continuos ataques con ántrax a sus centros de poder, que mantienen a su población en vilo y amenazan con derrumbar a su economía.
El presidente estadounidense, George W. Bush, quiere a Ben Laden "vivo o muerto". Derrocar al Talibán se convirtió en un objetivo después que el grupo islámico radical se negó a entregar al hombre acusado de organizar los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. Los dirigentes estadounidenses y británicos han insistido en que la lucha contra el terrorismo será larga, pero la falta de avances rápidos y visibles contra Ben Laden y el Talibán podría tener un efecto sobre el público.
La campaña aérea no ha podido desalojar al Talibán de las líneas del frente, donde sus milicias imponen su superioridad numérica y de armamento sobre la Alianza del Norte. Además, la muerte de civiles y las imágenes de niños heridos, casas destruidas y refugiados aterrorizados enfurecen a muchos en el mundo musulmán y aún más allá.
"Los estadounidenses podrían perder la guerra de la propaganda", dijo William Hopkinson, experto británico en seguridad.
El bombardeo se inició hace tres semanas. En los primeros días, el Pentágono proclamó la superioridad aérea sobre el Talibán, destruyendo aeropuertos, radares y su "sistema de mando y control". El tono es ahora menos triunfalista. El secretario de Defensa Donald Rumsfeld sugirió que Ben Laden podría no ser capturado nunca y que el Talibán resiste más de lo esperado.
¿Habrán perdido entonces los estadounidenses la iniciativa? Sólo si uno tiene una idea errada sobre lo que el poderío militar puede conseguir, argumentan los analistas.
Timothy Garden, experto militar británico en asuntos internacionales, dijo que la acción para destruir los campos de entrenamiento de ben Laden en Afganistán "marcha sobre ruedas", aunque los beneficios sólo podría verse en el largo plazo. El eliminar a los líderes de la red de Ben Laden, requerirá acción policial, inteligencia y fuerzas sobre el terreno para buscarlos.
La tarea de derrocar al Talibán se complica políticamente por la incertidumbre sobre quién lo remplazaría en el poder. "Nadie está muy entusiasmado con una irrupción de la Alianza del Norte", dijo Garden. "Podrán ser de los nuestros, pero no son muy buenos que digamos", dijo Hopkinson.(Reuters/AR)

Perfil: Héroe y hombre clave de la oposición

Cuando el Talibán ejecutó el viernes a Abdul Haq no sólo eliminó a uno de los mujahidin de más experiencia de Afganistán, sino también a uno de los líderes más efectivos en el intento de forjar una alianza opositora al Talibán.
El corpulento líder pashtún de 43 años fue uno de los más aguerridos combatientes en la lucha contra la ocupación rusa. Se hizo famoso por sus ataques con cohetes contra los arsenales de armas livianas del gobierno pro soviético y por sabotajes contra plantas y tendidos eléctricos, que a menudo sumieron a la capital afgana en la oscuridad. Tras la retirada de las tropas soviéticas, se ganó el respeto por rehusar unirse a la corrupción y las riñas que caracterizaron el gobierno mujahidin.
Tras los atentados del 11 de septiembre contra Estados Unidos, Haq lideró un intento de persuadir a los pashtún, el principal grupo étnico de Afganistán, para que le retiren el apoyo al Talibán y respalden a los grupos de exiliados que quieren el regreso del depuesto rey.
Haq era considerado un musulmán moderado. Su prestigio y compromiso con su patria lo llevaron a regresar a Peshawar, un pueblo con dolorosos recuerdos para él, pues su esposa, su hijo de 11 años y un guardaespaldas fueron asesinados allí en 1999 por agentes del Talibán.
Haq regresó a Afganistán el 21 de octubre, aparentemente para recabar apoyo contra el Talibán. Viajaba con siete acompañantes cuando fue capturado en Azra.(Reuters)

     
     
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