Sabado 20 de octubre de 2001
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Un giro hacia la moderación

 

Los gobernadores rechazaron posturas extremas de Avelín y Kirchner

  BUENOS AIRES (ABA) - Las reñidas negociaciones entre Nación y provincias por los fondos de coparticipación, elevaron al primer plano un hecho contundente: Los gobernadores provinciales se alinean mucho más según sus propios intereses que por las banderías políticas a las que pertenecen.
Las palabras del mandatario mendocino radical, Roberto Iglesias, resultaron ayer elocuentes: "Alfredo Avelín (aliancista) y Néstor Kirchner (Santa Cruz) juegan su propio partido, están más interesados en su posicionamiento ante los medios de comunicación que por el futuro de las provincias", confió Iglesias a "Río Negro".
En otros términos, descalificó a un hombre de su partido como Avelín que llegó a decir que Cavallo "es un caradura y se tiene que ir del país".
No menos extremista apareció Néstor Kirchner reclamando el juicio político del presidente de la República y anunciando una posible marcha desde todos los puntos del país que convergiera en Buenos Aires, para protestar contra la política económica.
En este caso, quién salió al cruce fue el también justicialista José Manuel De la Sota al interpretar que son "actitudes personales" del santacruceño.
Avelín y Kirchner se ganaron la simpatía de los movileros radiales por sus declaraciones rimbombantes, pero perdieron varios puntos en la imagen de moderación a la que en esta etapa apuestan la mayoría de los gobernadores.
En el seno del P.J aparecieron claramente dos posturas contrapuestas, la de las provincias grandes (Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires) junto a las que tienen sus cuentas en regla (Santiago del Estero, San Luis); en contraposición a las que atraviesan por serias dificultades.
Este último factor, terminó desplazando al jujeño Ernesto Fellner del triunvirato negociador inicial (que integraba con Verani y Sobisch) y provocó que se retirara de la reunión de ayer en el CFI a los portazos, dejando su lugar a su par de Formosa, Guido Insfrán.
Entre los aliancistas, la flexibilización fue ganando espacio frente a los duros planteos iniciales en la medida que se advirtió la posibilidad de llegar a un arreglo aunque sea precario.
Sólo Avelín y Montiel (que el miércoles abandonó intempestivamente la Casa de Gobierno responsabilizando a la política económica de su derrota electoral en Entre Ríos), siguieron hasta el final con su intransigencia.
     
     
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