Sábado 6 de octubre de 2001

 

El PJ dice que gana con o sin De la Rúa

 

Sólo el 14 a la noche se sabrá en cuánto puede beneficiar en las urnas al justicialismo rionegrino la decadencia del gobierno nacional de la Alianza. Mientras espera el resultado, el PJ estima que su discurso de campaña es más sólido que el aliancista en materia de propuestas. Sostiene además que está ganando ampliamiente en Viedma, por menos en Bariloche y que está descontando aceleradamente en Roca.

  El PJ rionegrino cierra los ojos.
Luego mira al cielo.
Y en un acto muy íntimo de confesión de aspiraciones ruega que se concrete algo que cree tener al alcance de su mano: ganar las elecciones en la provincia traccionado por la derrota que descuenta sufrirá el gobierno nacional.
Y así, quebrar la aplastante hegemonía que en materia de triunfos mantiene el radicalismo sobre el peronismo a lo largo de toda la transición.
En la aspiración hay un reconocimiento implícito: sólo vía el derrumbe electoral de la administración De la Rúa, este PJ puede quebrar el poder del radicalismo rionegrino.
Una convicción que ayer con estilo llano se encargó de definir Carlos Larreguy, candidato a primer diputado nacional:
- A caballo regalado no se le miran los dientes...
Pero con reflejos bien entrenados, Larreguy percibió rápidamente que el eventual triunfo de su PJ no podía quedar atado a la única razón del favor ajeno.
Entonces, reflexionó sobre las razones que en su consideración existen para que los rionegrinos se tomen en serio al PJ provincial.
Y dijo:
* A lo largo de la campaña electoral somos los únicos que desarrollamos un discurso con ideas concretas destinadas a modificar la situación de la provincia. Mientras los candidatos del radicalismo hablan de cuestiones de sentido común -fortalecer el federalismo, por ejemplo-, nada dicen de qué hacer con la deuda de la provincia, con la fruticultura, con la seguridad y etc., etc. El de Falcó, Isidori y Acavallo (los dos primeros candidatos a senadores y el restante a diputado) es un discurso que no puede despegarse de la responsabilidad que tienen como miembros del gobierno rionegrino en la generación de la crisis que padece la provincia.
* Mientras desde el PJ hablamos "hacia adelante" en lo que hace al manejo de la provincia, los candidatos de la Alianza se refugian en una imaginaria línea Maginot para resistir nuestro avance mediante el remanido argumento de la "herencia que dejó Menem". Una herencia muy distinta de la que nos dejó a nosotros Alfonsín, porque mientras nosotros le entregamos un país con una economía con serios problemas pero en marcha, ellos nos dejaron el país con la sociedad hundida en la desesperanza y el desaliento. Igual que ahora está el país en manos de De la Rúa.
- Estos son algunos de los datos que nos diferencian del radicalismo, y no creo que los rionegrinos dejen de computarlos en favor nuestro -comentó Larreguy.
Un candidato que hoy estima que el peronismo está ganando por más de cinco mil votos en Viedma, por mucho menos en Bariloche, pierde por poco en Cipolletti y que especula con un plato fuerte:
- En Roca, bastión de los bastiones del radicalismo, estamos perdiendo por no más de 4.000 sufragios -sostuvo.
No fundó su sentencia en ningún otro elemento que no sean "investigaciones propias".
- Pero quién alienta más un eventual triunfo del PJ aquí: ¿el enojo con el gobierno nacional o el convencimiento de la sociedad -vía discursos y propuestas- de que llegó la hora de darle una oportunidad al justicialismo?
- A la hora de ganar no importa establecer esa diferencia. Y como vamos a ganar importa que ganamos -dijo Larreguy y se fue con una carpeta bajo el brazo que -según él- "esconde la verdad de lo que pasará en Roca".
     
     
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