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Naciones Unidas (EFE).- Más de un centenar y medio de países comenzaron ayer en la ONU un debate para establecer una estrategia global contra el terrorismo internacional tras el reciente ataque contra los Estados Unidos.
"Estamos en una lucha moral para combatir contra un mal que es anatema para toda fe. Cualquier estado y cualquier persona tiene un papel que representar. Este es un ataque contra la humanidad y la humanidad debe responder con una sola voz", aseguró el secretario general de la ONU, Kofi Annan, al inaugurar el debate.
La condena del terrorismo fue unánime en todos los participantes en el debate, que se espera que dure entre tres y cinco días y que se celebra en la Asamblea General de la organización, compuesta por 189 países.
Invitado por el presidente de la Asamblea General, Han Seung-soo, el alcalde de Nueva York, Rudoph Giuliani, habló como máximo representante local de la ciudad más afectada por los atentados.
Hizo un llamado a los países que integran la ONU para que rechacen "a cualquier nación que apoye el terrorismo y a que aislen a aquellas que permanecen neutrales."
En tanto, La Unión Europea sigue considerando a la ONU como el mejor medio para coordinar los esfuerzos en la lucha internacional contra el terror, según dijo el embajador belga Jean de Ruyt. Agregó que "la lucha contra el terrorismo requerirá la mayor coalición global posible, coalición que debería formarse sobre el eje de la ONU, que continúa siendo la forma más apropiada para revitalizar y fortalecer nuestros esfuerzos coordinados para eliminar el terrorismo internacional".
"No hay espacio para la neutralidad"
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, pidió ayer a la ONU que responsabilice a los países que respaldan al terrorismo, e insistió en que tras los atentados del 11 de septiembre, en el mundo "no hay más espacio para la neutralidad".
Al presentar a Giuliani ante la 56ava. Asamblea General, el secretario general Kofi Annan dijo que "el mundo debe mantenerse unido en la lucha contra el terrorismo".
Giuliani dijo que "el 11 de septiembre, Nueva York fue atacada por un acto de guerra no provocado (...) y no fue sólo un ataque contra Nueva York o Estados Unidos; fue un ataque dirigido a los principales fundadores de las propias Naciones Unidas" subrayó.
"La evidencia del desprecio del terrorismo por la vida y el concepto de paz está debajo de los escombros del World Trade Center a menos de dos millas de aquí", dijo Giuliani .
Y agregó: "Observen qué destrucción, qué masiva y cruelmente insensible pérdida de vidas humanas. Y entonces les pido que observen en sus corazones y reconozcan que no hay espacio para la neutralidad en asuntos de terrorismo. O se está con la civilización o con los terroristas".
Una asistencia financiera y política sin compromisos con el futuro
Consciente de que las acciones militares nunca serán suficientes para atajar el régimen de los Talibán, Estados Unidos puso en marcha operaciones encubiertas dirigidas a terminar con él.
"The New York Times", indicó ayer que se trata no sólo de ayudar a la opositora Alianza del Norte, que controla una franja de Afganistán cerca de Tayikistán, "sino también de alentar la resistencia a los Talibán entre los grupos tribales pashtún en el sur".
EE.UU. ya decidió derribar al régimen de los talibanes afganos, pero quiere hacer una distinción entre dos aspectos distintos de la intervención norteamericana en Afganistán: una vez que caiga el régimen, no le corresponderá a los estadounidenses decidir quién ocupará el poder en Kabul. Se trata de una distinción ratificada ayer por el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer. "No es nuestra tarea crear regímenes o naciones -dijo el vocero del presidente-. Eso corresponderá al pueblo de Afganistán".
Los norteamericanos tienen intención, por lo tanto, de concentrarse en la destrucción del régimen talibán y de la red de Ben Laden, sin comprometerse sobre lo que pasará después: el riesgo es propiciar la sustitución de los talibán con un régimen aún más represivo.
Fuentes de la Casa Blanca subrayan que las ayudas decididas por Bush, por una suma no revelada, comprenden además de los rebeldes del norte también a los opositores internos de los talibán en el sur, entre los miembros del grupo tribal pashtún. "Nuestro objetivo es facilitar la capacidad de estos grupos de oponerse a los talibán que protegen a Ben Laden", afirman.
Los fondos permitirán a los rebeldes del norte comprar víveres (esenciales por la proximidad del invierno) y nuevas armas más modernas. Las ayudas serán, de todos modos, secretas: Estados Unidos no dará patrocinio oficial a ninguna de las acciones en lucha.
Los fondos secretos serán acompañados por partidas públicas, por un primer importe de 100 millones de dólares, para ayudar a los refugiados afganos. Estas ayudas permitirán a Estados Unidos, además de atenuar la fricción con Pakistán, demostrar que sus esfuerzos se limitan al régimen talibán y no contra el pueblo afgano. |