Viernes 5 de octubre de 2001

 

Polémica suspensión de un juicio por homicidio

 

Los imputados querían que los defendiera un abogado particular a quien le pagaron y no apareció. Los defensores oficiales dijeron que no estaban en condiciones de ejercer su función. La Cámara suspendió el debate, sin fecha.

  NEUQUEN (AN)- Un abogado que aseguró que defendería a cinco imputados, les cobró y no apareció. Dos defensores oficiales que confiaron en que el profesional se haría cargo y no estudiaron el expediente. Siete imputados que reclamaban la presencia de aquel al que le habían pagado y rechazaban a los abogados oficiales. Un tribunal que pretendió llevar el juicio adelante a toda costa. Palabras fuertes, promesas de sumarios y sanciones disciplinarias. Todo eso se conjugó ayer a la mañana, y envolvió en un escándalo lo que debía ser el inicio del juicio oral por el asesinato del policía Néstor Sepúlveda.
El juicio pareció que iba a comenzar a las 9.30. En la sala estaban los camaristas Emilio Castro, José Andrada y Cecilia Luzuriaga, el fiscal Jorge Otegui y los defensores oficiales Gustavo Vitale, Eduardo Goncevatt y Marta Firtuoso.
También estaban los familias del sargento primero Sepúlveda, asesinado el 16 de agosto del año pasado en el destacamento del barrio Don Bosco III. Y estaban, rodeados por un fuerte operativo de seguridad, los siete imputados: Marcos Figueroa, alias Caco, 20 años, presunto autor material; Wilfredo Fuentes Provoste (23); David Aravena (18); Walter Sepúlveda (19); Luis Velázquez (20); Roberto Russo (20) y Víctor Estuardo Fierro (21).
Apenas iniciado el debate, Russo pidió la palabra. "Nuestro abogado no apareció. Nosotros le pagamos honorarios al doctor Jorge Larrea, le contamos todo, y queremos que nos defienda él".
"Larrea no aceptó el cargo, no figura como defensor en esta causa", le aclaró el camarista Castro.
Vitale dijo entonces que "en estas condiciones no puedo ejercer la defensa. Larrea me anticipó que iba a asistir a los imputados, que les había cobrado, de modo que yo ni siquiera leí el expediente. Además los imputados no quieren que los defienda".
Goncevatt dijo que se encontraba en la misma situación. "Mis asistidos me revocaron el mandato, y a mí me genera violencia moral defender a alguien que no confía en mí".
Castro los reprendió, en especial a Vitale. "Usted sabe cuáles son las obligaciones de su cargo, y tiene la obligación de mantenerse en su función".
En medio de la discusión, se informó que Larrea acababa de llamar por teléfono. "Dijo que no puede venir porque está haciendo unos trámites", explicó la secretaria Cristina Beute.
"Eso implica que acepta implícitamente ser el defensor", opinó Vitale. "No, porque cuando lo intimamos por escrito no contestó", replicó Castro.
Ya malhumorado por la situación, el camarista anunció: "en atención a la franca renuencia de los defensores a desempeñar su función, se suspende la audiencia y se da intervención al Tribunal Superior de Justicia para que considere su situación disciplinaria". También informará al Colegio de Abogados sobre la actuación de Larrea.

Todos perdieron

NEUQUEN (AN)- No quedó muy claro si alguien salió ganando con la postergación del juicio, pero bastó con ver la cara de estupor de la viuda de la víctima para entender que ella no fue la beneficiada. Tampoco los imputados, que seguirán presos en ese estado de incertidumbre que implica estar procesado sin sentencia firme. Y no ganó la imagen de la justicia, que no pudo salir de manera prolija del callejón en la que se vio encerrada.
En el fuerte cruce de argumentos que hubo ayer entre camaristas y defensores todos tenían algo de razón.
Los defensores, porque es cierto que no podían asistir a quienes los rechazaron abiertamente. Los camaristas, porque los defensores designados eran los oficiales y no un particular, más allá de lo que hubiera dicho verbalmente.
Los ánimos se caldearon y no hubo margen para la propuesta intermedia, formulada por la camarista Luzuriaga y el fiscal Otegui: que se ubicara de inmediato al abogado Larrea para que dijera si iba a ejercer una defensa o no.
Ayer alguien montó una trampa de la que no se supo cómo salir. Y quedó la duda de quién fue el beneficiado.

   
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