Viernes 5 de octubre de 2001

 

Hoy indagarán al ex policía sospechado

 

Su hija había sido hallada llorando por una pareja de Stroeder.

  VIEDMA (AV)- El ex policía Osvaldo Basualdo será indagado hoy por el doble crimen que sacudió a Viedma y Patagones. Pero primero será sometido a una pericia psicológica para determinar si se encuentra en condiciones de hacerlo. En tanto, fueron sepultadas ayer en el cementerio de esta capital la exmujer del detenido Erica Urrutia y su pareja Waldemar Barrientos. Escenas de profundo dolor manifestaron familiares y amigos en el momento del traslado de los féretros a la necrópolis.
El velatorio de la mujer se realizó en una sala céntrica y el del joven en la capilla San Cayetano del barrio Zatti. Erica, de 34 años, tenía cuatro hijos, dos de su primer matrimonio y los restantes del segundo que conformó con Basualdo.
Waldemar, de 21, se había quedado sin trabajo hacía poco tiempo. Vivía en el boulevard Susini en la casa que compartió con sus padres hasta que debieron mudarse a Bahía Blanca.
En la noche del miércoles el único sospechoso en esta causa fue trasladado de Stroeder a la comisaría de Patagones y de allí pasadas las 14 de ayer a la Primera de Viedma. Al arribar a la dependencia maragata, Basualdo no manifestó dificultad alguna en su movilidad pero al llegar ayer a la comisaría de Viedma casi no podía caminar. Sus piernas parecían endurecidas posiblemente producto de una aguda situación nerviosa. Al ingresar a la dependencia fue revisado por el médico policial y se le practicó una prueba de parafina para determinar si había disparado el arma de fuego que portaba al ser detenido en Stroeder.
Según se supo, el día del hecho Basualdo había sido notificado sobre su designación en Salud Pública y no se descarta que haya ido al departamento de su exmujer para comunicar la novedad, teniendo en cuenta que uno de los motivos de las discusiones de pareja había sido la falta de trabajo. De todas maneras para ello no era necesario portar un arma de fuego.
Trascendió que testigos que estaban en la vereda del departamento en la madrugada de los crímenes, comentaron haber escuchado los disparos y a los pocos segundos salir a un hombre que en una mano sostenía un revólver y con la otra conducía los pasos de una nena a un auto, mientras la chiquita le pedía que no la llevara.
La carga de combustible del Renault 12 de Erica Urrutia con el que se dio a la fuga el sospechoso sólo alcanzó hasta unos cuatro kilómetros antes de llegar al ingreso a Stroeder. Basualdo dejó el auto a un costado de la ruta 3, en dirección contraria a la que llevaba y descendió con su hija. Las luces de la localidad se podían observar desde el lugar y los orientó para cortar camino por el campo con tramos inundados por la lluvia. Una casa en construcción en la entrada al pueblo fue el lugar elegido para descansar de tanta tensión. La chiquita se durmió pero cuando despertó cerca del mediodía su padre ya no estaba.
El llanto de la niña llamó la atención de un matrimonio vecino que la contuvo ofreciéndole algo caliente, un baño y ropa limpia. Al parecer la niña habría ofrecido algún detalle de lo sucedido al matrimonio que una vez que lograron calmarla la llevaron a la comisaría para que se ubicaran sus familiares.

Evasivas dudosas

Las evasivas de Basualdo lo condujeron a la detención. Personal de una estación de servicio de Stroeder comunicaron a la Policía la sospechosa actitud de un hombre que había insistido en pedir dinero, combustible y comida, para ir a Bahía Blanca.
Cuando la Policía llegó el desconocido se había alejado, pero al ser alcanzado subió al patrullero para ser trasladado a la ruta y hacer dedo. Respuestas extrañas como no saber su nombre y otros datos personales llamaron la atención de los efectivos que habían recibido de la Policía rionegrina datos del hecho y una fotografía de Basualdo cuando se estaba en la fuerza.
Las respuestas generaron un cambio de rumbo hacia el hospital, ante sus ausencias mentales. El siguiente destino fue la comisaría de Stroeder, al acentuarse las dudas de los policías respecto de la identidad. Allí pidió mate y pan sin acusar signos de nerviosismo ni siquiera cuando se le secuestró el revólver con el cargador vacío. Pero la calma del desconocido se quebró cuando llegó a la dependencia el matrimonio con la menor que había encontrado sola y llorando. Basualdo intentó inútilmente huir del lugar. La niña identificó a su papá y las dudas dejaron de serlo: era el hombre que buscaba la Policía de Río Negro por un doble homicidio en Viedma.
Una vez trasladado a Patagones y Viedma ninguna persona se acercó a preguntar por él. Cuando lo llevaron a la comisaría de Viedma lo esperaban periodistas, fotógrafos, un médico y peritos. Basualdo que no conoció a su madre y perdió a su padre el año pasado sólo tiene a sus dos hijos quebrados afectivamente cuando recién comienzan a vivir. (AV).

Foto: Basualdo ingresa a la comisaría de Viedma, bajo una tensión nerviosa que le impedía caminar con normalidad
   
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