Lunes 1 de octubre de 2001

 

Juzgan a la banda acusada de matar a un policía

 

Los imputados son siete jóvenes y el juicio comenzará el jueves.

  NEUQUEN (AN)- Los siete entrarán a la sala esposados, rodeados de guardias que no les quitarán un ojo de encima. Se sentarán junto a sus abogados, y escucharán que les imputan homicidio calificado por haber sido cometido con alevosía y premeditación. Si los encuentran culpables, pueden condenarlos a prisión perpetua. Y su estancia en la cárcel será más dura de lo que ha sido hasta ahora. Porque los acusan de haber matado a un policía indefenso.
El jueves comenzará en Neuquén el juicio contra los siete acusados de haber asesinado, el 16 de agosto de 2000, al sargento primero Néstor Sepúlveda (46 años) en el destacamento del barrio Don Bosco. Fue un caso que estremeció a la Policía, se lo vinculó con una venganza y tuvo una rapidísima resolución gracias al aporte de dos testigos que serán claves en el debate oral.
Desde que cayeron presos, los integrantes de la banda han denunciado en numerosas ocasiones que sufren apremios dentro de la prisión. Temen que una condena motive más represalias, abiertas o encubiertas, de los guardiacárceles que fueron camaradas de Sepúlveda (ver aparte).
Los imputados son: Marcos Antonio Figueroa, alias "Caco", 20 años, presunto autor material; Wilfredo Héctor Fuentes Provoste, alias "Chelipe", 23 años; David Antonio Aravena, 18 años; Wálter Fabián Sepúlveda, 19 años; Luis Enrique Velázquez, alias "Chinchu", 20 años; Roberto Carlos Russo, alias "Ariel", 20 años y Víctor Estuardo Fierro, 21 años.
Además del homicidio, los juzgarán por una docena de delitos menores que se les imputan y que no están vinculados con la muerte de Sepúlveda.
Estarán asistidos por tres defensores oficiales: Gustavo Vitale, Eduardo Goncevatt y Marta Firtuoso; el fiscal será Jorge Otegui y la Cámara que realizará el juicio es la Segunda, integrada por José Víctor Andrada, Emilio Castro y un juez subrogante a designar.
Los testigos citados son diez, pero apenas un puñado vio o escuchó algo relacionado con el asesinato. La mayoría hablarán de los otros delitos menores que les imputan a los acusados.
La lluviosa madrugada del 16 de agosto del año pasado, una banda copó el destacamento del barrio ubicado cerca del río Limay. En ese momento el sargento primero Sepúlveda estaba solo, porque sus compañeros de guardia se habían trasladado hasta la comisaría Segunda para trasladar a una vecina que quería hacer una denuncia.
Los siete habían estado reunidos a pocas cuadras, bebiendo cerveza y tomando pastillas. Alguien escuchó que uno de ellos decía: "necesitamos conseguir un fierro (arma) sí o sí. Yo sé dónde hay uno: en el destacamento. Vamos que el cobani (policía) está solo".
La frase consta en el expediente que instruyó el juez Eduardo Badano. Allí también consta que al menos dos de los delincuentes ingresaron al destacamento y sorprendieron a Sepúlveda. No habría habido lucha ni forcejeos, sólo la brutalidad de un disparo calibre 32 que al policía le ingresó por la frente y salió por detrás de la oreja izquierda. La banda regresó a su refugio. Alguien escuchó a Figueroa: "lo puse, lo puse". Por eso se lo sindica como autor material del crimen.
   
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