Jueves 11 de octubre de 2001

 

Ardua persecución finalizó en un decomiso

 

Intentaron ingresar a Neuquén una tonelada de carne, huyendo del control

  NEUQUEN (AN).- El decomiso de 1.000 kilos de carne ingresada de contrabando por el puente carretero tuvo ribetes cinematográficos. La camioneta desoyó la orden de detención, el conductor aceleró a fondo y los patrulleros salieron en su búsqueda por toda la ciudad.
Simultáneamente el Control de Ingreso Provincial de Productos Alimenticios (Cippa) montó un operativo cerrojo con tres móviles.
El conductor, un hombre mayor acompañado por un joven, escapó por Félix San Martín, una calle de vía rápida y se adentró en la ciudad pero a la altura de Linares un patrullero bloqueó su paso y la fuga concluyó tan bruscamente como había iniciado.
Custodiado por la policía, el hombre regresó al puesto carretero donde lo aguardaban el cuerpo de inspectores del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y del Cippa.
En el interior de la caja de la Ford F100 color crema, patente Q001879, descubrieron 28 bultos enormes de achuras de todo tipo y carne, por un total de 1.000 kilos con destino, se dijo, a la venta clandestina en negocios de la localidad.
Mientras los inspectores retiraban la carga, la registraban y cargaban a un camión rumbo al horno incinerador ubicado en Senillosa, el conductor, que dijo ser de Mar del Plata y haberse radicado hace 20 días en la región, rogaba "por favor" distribuir el alimento a los pobres y a los comedores comunitarios.
"No puede ser que habiendo tanto hambre esta carne termine en el digestor", lamentaba, por encima de la pérdida económica y de tener que pagar una multa por la infracción.
En la provincia de Neuquén, el Cippa y el Senasa controlan conjuntamente el ingreso de productos cárnicos a través de un convenio que tiene por finalidad prevenir una eventual epidemia de aftosa. Todos los alimentos deben consignar la procedencia y pasar la inspección de salubridad.
No obstante es muy difícil combatir el contrabando hormiga que suele parar en el refrigerador de algún negocio o en la parrilla de un particular.
Sin embargo, la experiencia da a los inspectores un manejo inapreciable para detectar las irregularidades: pueden deducir por el peso de las gomas o por la altura de los autos si llevan un botín oculto en algún lugar.
Nada más la semana pasada detectaron en el control de ingreso a la capital dos coches que escondían en el baúl carne en abundancia para un buen asado.

Foto: Personal del Cippa y del Senasa procede a secuestrar la carne ingresada ilegalmente.

   
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