Lunes 8 de octubre de 2001

 

La selección sacó a
relucir su amor propio

 

Remontó dos veces una desventaja en un partido que se hizo lindo sobre el final.

  ASUNCION (DyN, enviado especial).- El seleccionado argentino no jugó en su nivel habitual, pero a cambio sacó a relucir el amor propio que lo distingue para remontar dos desventajas e igualar 2-2 ante Paraguay, en un partido que se hizo emotivo en la etapa final.
Chilavert de penal y Morínigo adelantaron en sendas oportunidades a los paraguayos, mientras que Pochettino -en un increíble gol con la mano- y el reaparecido Batistuta anotaron los goles que le sirvieron al conjunto albiceleste para mantener el orgullo en alto y seguir a paso firme con su comodísimo liderazgo.
Al igual que en la altura de La Paz, cuando empató 3-3 agónicamente ante Bolivia, Argentina rescató un empate pese a mostrar un rendimiento ajeno al habitual, aunque se retiró del repleto estadio con una sensación de conformismo por lo complicado que se presentó el encuentro.
El primer tiempo fue mediocre, y los dos equipos se respetaron mutuamente y fueron más prudentes que efectivos. En ese marco, Paraguay procuró tomar la iniciativa y el equipo nacional, recuperar el balón en el medio y salir rápido de contragolpe.
Al minuto, un remate de Morínigo dio en la parte exterior de la red y a los 6, Cavallero se complicó en la salida y vio la tarjeta amarilla al cometerle una infracción fuera del área a Santa Cruz.
El mediocampo argentino no tuvo el peso de otras jornadas. El equipo solamente se iluminaba cuando la pelota pasaba por los pies de Verón, el único que de mitad de cancha hacia adelante mostró su real dimensión a nivel internacional.
Arriba, en tanto, se notó -y no para bien- el ingreso de Batistuta por Crespo. Aquel jugó muy de punta, y el equipo pareció necesitar otro tipo de centrodelantero, o en todo caso entender lo que "Bati" precisaba para desnivelar. Al cabo, a Batistuta se lo vio desconectado del resto en aquellos 45 minutos iniciales.
En la única jugada de riesgo que dispuso, a los 26, "Bati" definió débil y sin dirección luego de una muy buena habilitación de Verón, quien sobre los 43 la tiró afuera al concluir una pared previa con Ortega.
Paraguay, empujado desde el arco por Chilavert, estuvo a punto de irse en ventaja al descanso con un tiro de Morínigo desde la puerta del área que pasó cerca del palo izquierdo.
Paraguayos y argentinos se soltaron en la etapa final. Los locales salieron decididos a quedarse con los tres puntos que les reclamaba su pueblo. El árbitro Hidalgo sancionó un dudoso penal por una supuesta falta de Samuel a Cardozo y Chilavert lo trocó por gol con tiro violento, propio de su sello.
Herida en su amor propio, la Argentina reaccionó. Y alcanzó la igualdad sobre los 21, cuando Pochettino conectó con un puñetazo un córner de Verón, ante el airado reclamo de los guaraníes.
Paraguay volvió a desnivelar cuatro minutos más tarde: Morínigo llegó libre de marcas en un tiro libre ejecutado por Arce y metió el frentazo goleador.
A esa altura ya se notaba un mejor entendimiento entre Batistuta y sus compañeros. El delantero se asoció más y mejor con el resto, comenzó a participar con mayor asiduidad del juego y a los 28 se llevó su gran premio al mandar a la red desde un ángulo cerrado un rebote que había dado Chilavert tras un remate franco de Claudio López.
Fue 2-2, en definitiva. Y a ninguno de los dos le sentó mal. Menos aún a la Argentina, que sumó para su ya gran cosecha en la Eliminatoria, donde evitó que el rival de ayer concretara lo que más ansiaba: ganarle. Y es es para tener en cuenta.

Verón aportó su cuota de categoría

Pablo Cavallero (6): Salvo esa peligrosa salida en falso a los 6 minutos que le costó una amonestación y casi gol, en general, cumplió. Tuvo algunas vacilaciones en los centros, pero anduvo firme en algunas atajadas y seguro para no dar rebotes.
Roberto Ayala (5): Observó un criterioso primer tiempo, pero cuando Paraguay insistió de arriba en el complemento mostró fallas y discordinaciones.
Mauricio Pochettino (6): Alguna flaqueza en los cruces, pero por lo demás concentrado y con determinación en el juego aéreo. Marcó un gol, pero con la mano, cosa no advertida por el árbitro. El declaró que fue con el hombro.
Wálter Samuel (7): Lo mejor del fondo. Casi impasable, se dio el lujo de llegar a zona de definición con velocidad y soltura. Estuvo a punto de marcar tres veces.
Javier Zanetti (5): Desconocido. No exhibió ese habitual despliegue de ida y vuelta, recuperó poco y edificó menos de mitad de cancha hacia arriba. Mejoró en el segundo tiempo.
Matías Almeyda (6): No es el Simeone de estos tiempos, pero se bancó una zona de mediocampo superpoblada y plagada de fricciones y complicaciones.
Juan Sorín (6): El "leoncito" de siempre. Enorme despliegue y con mucho aporte ofensivo.
Cristian González (5): Tras un buen primer tiempo, su desempeño registró llamativo descendo en el complemento.
Juan Sebastián Verón (8): El toque de distinción que tiene este sólido equipo argentino. Fino en los pases, generoso en la recuperación de pelota y exquisito en varias habilitaciones. Fue la figura de un equipo que salvó la "batalla" de Asunción
Ariel Ortega (6): En el primer tiempo fue absorbido por la marca, pero luego fue el Ortega de siempre, el del desequilibrio constante y el de la preocupación profunda para sus marcadores de turno.
Gabriel Batistuta (6): Despertó de golpe en la segunda parte, marcó un gol, entró más en juego y demostró que está entero para cualquier competencia de alto nivel.
En la media hora final entraron Claudio López - su movilidad ayudó al trabajo de Batistuta-, Pablo Aimar -para oxigenar la salida- y sobre la hora Julio Cruz. (DyN).

Batistuta volvió para poner su sello

ASUNCION (DyN, enviado especial) - Pese a que durante el primer tiempo casi no apareció en escena, Gabriel Batistuta dejó aquí su inconfundible sello goleador. Después de casi un año de ausencia, elevó a 55 su número de conquista con la celeste y blanca.
La primera mitad mostró a un Batistuta que no comprendió a sus compañeros o que sus compañeros no supieron comprenderlo a él, más allá de que siempre fue marcado con vehemencia por los rivales, mediante un celoso seguimiento, casi policíaco.
En ese lapso, apenas un zurdazo débil y sin dirección fue insuficiente para las expectativas que siempre genera. De todos modos, resultó un atenuante el estar desconectado del escaso juego asociado que lució Argentina.
Con mayor volumen de juego y al ser beneficiado con más asistencias para entrar en juego, durante la etapa complementaria demostró en su oportunísima aparición para cristalizar el 2-2 que su olfato goleador está intacto, más allá de su lesión en la rodilla derecha y los casi 365 días sin jugar por el representativo nacional. La celebración fue para la recuerdo, ya que -tras sacarse la camiseta- comenzó un verdadero ritual de desahogo, con saltos, gritos eufóricos y un especial y caluroso abrazo con Verón, justamente el que volvió a vestirle el torso.
En el capítulo final se mostró el receptor ideal de los centros de Claudio López y se impuso en pelotas divididas por abajo y en el juego aéreo, para terminar imponiéndose, aunque con ventaja mínima, en el duelo con Chilavert por la autoría de la igualdad final.

No extrañó lo de Chilavert

Otra vez, el emblema y la figura de Paraguay fue José Luis Chilavert (8 puntos). Trasmitió seguridad, marcó de penal el primer gol y fue amenaza constante en los tiros libres. Con gran jerarquía, manejó a sus compañeros y al público. Además, protagonizó la mejor atajada al desviarle a Verón un disparo letal de media distancia que podría haber sido el triunfo argentino.
En escala descendente se ubicaron Arce (7) -acertó con un tiro libre al colocarle un centro justo a Morinigo en el segundo tanto paraguayo-, Morinigo (7) -tuvo muy cerca del gol dos veces y la tercera fue la vencida- y Saturnino Cardozo (7) -el más peligroso en ofensiva, especialmente por arriba.
Con 6 puntos calificaron Celso Ayala -dio todo hasta quedar exhausto-, Gamarra -no le dio tregua a Batistuta- y Caniza - desequilibró en el mediojuego, especialmente en el primer tiempo.
Para 5 jugaron Alvarenga -no gravitó tanto en el desarrollo, Santa Cruz -al comienzo no pudo con la zaga argentina, pero en la segunda logró desequilibrar mucho más-, Quintana -el centrocampista tapón respondió mejor en el período inicial, controlando más el balón y sus pares argentinos- y Struway, con similares conceptos al nombrado antes. (DyN)

foto: No es una zambullida de Sorín a una pileta de natación, sino una falta al trabarlo un jugador del equipo paraguayo, mientras Celso Ayala parece hacerse el desentendido.

   
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