Viernes 5 de octubre de 2001

 

Un receso que llegó justo

 
  El receso por quince días en que entró el torneo Apertura le cayó como "llovido del cielo" a varios clubes, algunos por razones futbolísticas, ya que van a recuperar a varios lesionados, especialmente Rácing Club, Ríver Plate y Boca Juniors, mientras que otros llegaron con lo justo para propiciar cambios de técnicos, cuyas situaciones son insostenibles.
De los tres "grandes" y "candidatos", quizá el más beneficiado sea Boca, casualmente el que está más lejos de la punta, puesto que a su escasez de delanteros se le sumó el desgarro sufrido por Guillermo Barros Schelotto y se recupera de una lesión similar el volante Sebastián Battaglia.
En cambio, Rácing, pese a que para afuera se sostiene que "este parate viene bien para nivelar físicamente al plantel", para adentro se lamenta que se interrumpa esta racha que lo depositó en la cima de las posiciones, y con cinco puntos de ventaja sobre Ríver y Gimnasia.
Algo parecido acontece con Ríver, que empezó a remontar, llegó hasta el segundo escalón, y por el momento a su técnico no le interesa demasiado que los lesionados se recuperen, en especial Eduardo Coudet y Leonardo Astrada.
Pero los que están más complicados, con problemas más preocupantes que cuestiones intrínsecamente futbolísticas, son muchos otros que por inconvenientes en ese rubro derivados de cuestiones económicas llegaron al receso con las monedas justas para prescindir de sus actuales entrenadores, barajar y dar de nuevo.
Entre los pobres en el juego y en el bolsillo, se encuentran Bánfield, Huracán y Talleres, que no por nada ocupan, en ese orden, las tres últimas posiciones en el Apertura.
Lo curioso pasa con Belgrano, encuadrado junto a San Lorenzo de Almagro, en el segundo grupo, el de los que tienen menos problemas dentro de la cancha que afuera.
Belgrano, como el club azulgrana, tiene plazo hasta hoy para saldar las deudas contraídas con sus planteles y cuerpos técnicos, con pena de ser castigados con quita de puntos.
También están los técnicos cuyas vidas útiles penden de un hilo, como Enzo Trossero en Independiente, para quien su único salvoconducto hacia el futuro pasa por una complicada clasificación para la segunda fase de la Copa Mercosur.
Hay más, pero con estos ejemplos, alcanza. Para el ambiente futbolero autóctono este receso forzado por la presentación del seleccionado argentino en Eliminatorias y las posteriores elecciones nacionales significó una tregua tan bienvenida como la lluvia en el campo. Sobre todo en una época de tanta "sequía" en las arcas de los clubes como ésta.
   
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