Buenos Aires (Télam).- El artista bosnio Emir Kusturica, llegado por primera vez a la Argentina para dar conciertos junto a la No Smoking Orchestra, afirmó acerca de sus filmes que, "según un astrólogo, si yo no hubiera hecho películas, habría terminado en un neuropsiquiátrico". El cine ("¿Te acuerdas de Dolly Bell?", "Papá salió en viaje de negocios", "Tiempo de gitanos", "Sueños en Arizona", "Underground", "Gato negro, gato blanco" y "Super 8 stories") es el lenguaje que otorgó a Kusturica celebridad internacional, pero el hombre también se apasionó por la música y fueron el uno y el otro los que lo trajeron al Cono Sur.
"Federico Fellini -indicó Kusturica en la rueda de prensa que brindó en el Malva, el nuevo museo sito en el barrio porteño de Palermo Chico- aseguró que los medios más próximos son el cine y la música. Yo tardé 15 años en entenderlo, pero cuando toco me doy cuenta de que estoy dentro de una película y viceversa". Requerido para que defina a su propio cine, afirmó que "es la expresión verdadera de la ambivalencia pagana. Porque a pesar de la vigencia de las religiónes cristiana y musulmana, seguimos siendo paganos".
"Es una ilusión pensar que el cine nos va a cambiar la vida -comentó, en sintonía con otros colegas escépticos sobre las potencialidades del llamado "séptimo arte"-. El cine muchas veces invierte su dinero en producciones superficiales, pero el futuro del cine está en la tecnología, que permite presupuestos cada vez más bajos".
Obviamente, no faltó en la conferencia de prensa la pregunta acerca del parecer de Kusturica sobre el conflicto que se inició con los atentados en Nueva York y Washington y sigue ahora con el ataque a Afganistán.
"A pesar de mi apellido -informó el artista, cuyos paisanos bosnios profesan mayormente la fe islámica-, mi conexión con los musulmanes es muy abstracta. Pero si hablamos de las guerras en general, cada vez me convenzo más de que están convirtiéndose en un emprendimiento comercial que se basa en la sucesión de períodos bélicos seguidos de otros de paz, a los que siguen otras guerras".
Kusturica llega a un paradójico descubrimiento: "La historia de los últimos 50 años demuestra que la mayoría de los logros científicos están vinculados a la actividad militar". Eso no significa que postule la guerra: "Además del desastre humano, el desequilibrio entre pobres y ricos es tan grande que vamos a seguir viviendo en guerra, lamentablemente".
Al respecto, explicó que en el repertorio de la No Smoking hay un tema, "El demonio en la clase", en el que Satán se queja de ser víctima de la propaganda política y jura que él, a contramano de su fama, es bueno.
"Los gitanos patentaron la globalización de manera humana -expresó sobre ese pueblo que en primero o segundo plano, siempre está presente en el cine de Kusturica-. Siento atracción política por ellos. Para mí, cuando un gitano hace un llamado desde un teléfono celular, es el comienzo de un hecho cinematográfico". El entredicho por el que demandó judicialmente a un filósofo francés también fue tema para el creador balcánico: "Trató de definirme como propagandista de Milosevic, el ex presidente serbio. Y yo no cambié de punto de vista durante las guerras civiles".
"Planteé desde un principio -se exaltó- que Yugoslavia debía mantenerse unida. Ahora se comprobó que la ex Yugoslavia aventaja a los pequeños estados que se formaron en base a su escisión. Por ejemplo, en el respeto por las minorías en la vida social".

Una reunión explosiva

"Tenía una visión borgeana de la Argentina. El tango es otro elemento de su país que me llamaba la atención. Y admiro a Diego Maradona y al Che Guevara", detalló el artista bosnio Emir Kusturica.
En inglés, Kusturica comentó que "tuve un shock cultural en el viaje desde el aeropuerto de Ezeiza hasta la propia ciudad de Buenos Aires. Me sentí impresionado por las asombrosas proporciones de la ciudad".
Kusturica llegó a la Argentina desde Santiago, la capital chilena: "Ahí la respuesta del público ante nuestra actuación puede definirse como "reacción explosiva". Y calculo que esa reacción se repetirá en la Argentina, porque hay lazos culturales muy fuertes entre mi país y Latinoamérica que se prueban en la cantidad de espectadores que reúnen acá mis películas". (Télam).

Lars von Trier, con la fidelidad espiritual del aprendiz

Copenhague (Télam-SNI).- El cineasta danés Lars von Trier, encargado de la nueva puesta en escena de la Tetralogía "El Anillo del Nibelungo", de Richard Wagner, por el Festival de Bayreuth, declaró que ese proyecto constituye "el sueño de su vida".
"Considero esta invitación a Bayreuth como una convocatoria a un soldado que se presenta al servicio sin reservas, se somete a las condiciones y da absolutamente todo lo mejor de sí mismo", dijo von Trier en un comunicado publicado por la prensa danesa.
"Es un regalo poder trabajar para esa sublimación artística que es Bayreuth en todos los dominios", agregó el director de "Bailarina en la oscuridad", provocador filme protagonizado por la cantante Bjîrk, que obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes (2000).
Lars von Trier deseaba hace tiempo ser director teatral de una ópera en Bayreuth. En 1998, declaró que "la experiencia última" para él "sería dirigir Wagner en Bayreuth, aunque esto es poco probable".
Wolfgang Wagner, patriarca que dirige el festival wagneriano desde hace medio siglo, anunció que había decidido contratar a Lars von Trier después de haber hablado con él en Copenhague, para que comande la nueva puesta de la Tetralogía que será presentada en el festival en el 2006.
Reconociendo lo escaso de su formación musical, el cineasta dijo que "espera compensar mis limitaciones con la fidelidad espiritual del aprendiz hacia el maestro (por Wagner)".
Al margen de su irrupción en el mundo de la ópera, Lars von Trier prepara actualmente su próxima película, cuyo rodaje empezará en enero y tendrá a la australiana Nicole Kidman como principal intérprete.

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