Domingo 14 de octubre de 2001

 

La recreación del universo simbólico originario

 

Con una trabajada utilización de texturas y escalas cromáticas constantes, el artista plástico viedmense Reinaldo Agosteguis expone el espíritu de las culturas originarias en un acercamiento a su simbolismo y su mundo espiritual. Elaborada a partir de pigmentos naturales, cerámicas, objetos, textiles, artesanías, piedras, tientos, cueros y huesos, la muestra "Huellas" puede visitarse en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Sánchez de Roca.

 
Los comienzos de Reinaldo Agosteguis en las artes plásticas no son tan lejanos como puede hacer suponer la consistencia de su obra; en 1988 comenzó a pintar en un taller con Juan Marchesi, y el amor por las paletas y los pinceles fue creciendo paulatinamente, y la pasión del arte fue ocupando más espacio cada vez hasta desplazar a la profesión de arquitecto.
Al principio estuvo influenciado por las vanguardias revolucionarias de principios de siglo, pero al poco tiempo se metió en la historia del arte argentino y descubrió a los más grandes, entre ellos a Antonio Berni -"de cuya obra me enamoré infinitamente, hasta copiarlo hasta el hartazgo"- y de quien lo deslumbró "su lenguaje tan particular, una temática con la que me identifico y una poética sublime".
Reinaldo explica que "así fui escarbando hasta encontrar algunos artistas argentinos como Leónidas Gambartes, Marcelo Bonevardi, Gramajo Gutiérrez o Policastro; me empecé a inclinar más por lo que tenía en el país, por las cosas con las cuales yo me sentía más consustanciado desde los sentimientos y desde las cuestiones plásticas".
El artista explica que "la otra vertiente de formación que ayudó a llevarme por esta senda, fue la literatura", y asevera que "no hay una causa, son varios los factores que se van aunando para que uno desemboque en una propuesta y no en otras".

Globalización y las culturas regionales

"Voy vislumbrando en la cultura occidental un período de decadencia, que se manifiesta a través de la globalización, que es también un fenómeno cultural y no sólo económico o financiero como intentan hacernos creer", y que "trata de legitimar sus acciones y de imponer su discurso como verdades únicas y universales. Frente a esta situación, mi propuesta es también una forma de resistencia a estos procesos que tratan de homogeneizar la cultura, achatarla e incluso eliminarla, sobre todo a las culturas regionales".
Así Agosteguis pretende que su obra propenda a "recuperar, ponderar y divulgar las culturas regionales, en particular de la Patagonia, que todavía es un territorio inexplorado y mágico. Yo creo que hay elementos para trabajar desde el punto de vista artístico, incluso a partir del reconocimiento de que muchas de las culturas aborígenes están en extinción, y creo que la recuperación de la identidad histórica pasa por rescatar estas manifestaciones populares que antes, desde la visión europea, eran desestimadas y relegadas".
Una de las cuestiones que trasuntó un dilema a resolver fue la creación de una técnica propia, o el resumen de otras basado sobre investigaciones empíricas. "De qué forma puedo yo transmitir vía sensorial, qué es la Patagonia: a partir de la aspereza. El uso de pigmentos, de materiales y técnicas que trabajaban los aborígenes, dio como resultado esta técnica, la que pone en evidencia texturas muy rugosas, muy fuertes que connotan la aspereza propia de la tierra patagónica. De tal manera que trato que las obras se toquen: es obligación tocarlas para tener un contacto físico".
"En ningún momento utilizo óleos, ni soportes clásicos como telas, sino que son ensamblajes realizados con materiales varios. Y entre las técnicas y materiales que rescato de las culturas originarias, está el uso del cuero pintado, que es un material muy noble y desde el punto de vista estético muy interesante, que tiene la particularidad de romper el canon clásico de las artes plásticas sobre el significado y el significante, al cumplir ambos roles al mismo tiempo".
Agosteguis explica que "en esta obra no hay figuración; intenta estructurar todo un mundo simbólico. Las culturas primigenias casi no hacían figuración; su cosmovisión del mundo y de la vida estaba ligada netamente a cuestiones religiosas, no eran posibles de trasladar en términos de figuración", y asegura que "esto traspasa el hecho temático de lo patagónico y lo latinoamericano, y se aboca sobre el tema del origen, de lo trascendente, de lo ontológico".


Ignacio Artola

Artista en la periferia

"La Patagonia, en términos estéticos es algo totalmente desconocido, ignorado y subestimado" para Reinaldo Agosteguis, y comenta que "tanto en Buenos Aires como en La Plata, "Huellas" resultó una obra extraña, en tanto apareció un mensaje –el del universo simbólico- totalmente desconocido". Aclara que "no trato en absoluto de idolatrar, sino de recrear un universo que está extinción", y que "para llegar a esto, tuve que desaprender, sacarme el lastre de encima".
De esta manera, reconociéndose un "artista periférico y descentrado", entiende que "este contexto físico, histórico y social es tan fuerte que me permite pensarme y pensar el arte desde otra visión, y es ahí donde reside la diferencia, y a partir de este lugar y esta posición es que comienzo a elaborar una propuesta plástica".
Seguro de continuar incursionando en investigando esta línea temática, ve dos posibilidades: una vertiente más recostada hacia lo conceptual y otra más hacia lo antropológico; pero lo seguro, lo que se mantiene es "la idea de trabajar". (I.A.).

Reivindicar las utopías

"Como expresaba Sartre, el arte es ideología. Y esto ha sido bastante cuestionado en el campo artístico, en tanto que a la ideología se la interpretado incorrectamente al asociarla a la política; creo que la ideología es un concepto mucho más amplio: una conjunción de ideas y conceptos de carácter filosófico, religioso, estético, y también político".
Asumiendo que "los humanos somos seres ideológicos"-, Reinaldo Agosteguis asume su intento de "volver a cargar de sentido las palabras y la reivindicación las utopías y la ideología".
"Si hay algo que debe poseer un artista es la capacidad de soñar, imaginar y crear otras realidades", asegura; "la realidad ya es bastante opaca, bastante gris, y la vida tiene poco sentido si no está guiada por una pasión, así que el arte también es reivindicar las palabras aventura y pasión, darle sentido a la existencia". (I.A.).

   
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