Para egresar, aprenden primero a ser solidarios

Adultos del CPEM 64 de Neuquén en una cruzada en favor de los desprotegidos.

NEUQUEN (AN).- Conforman un grupo de algo más de cien estudiantes adultos que a puro esfuerzo recorre los lugares más necesitados de la ciudad de Neuquén e incluso mucho más allá de los límites de la capital provincial para ayudar en lo que sea posible.
Desde la construcción de juegos infantiles hasta el armado invernáculos, desde bibliotecas hasta el compromiso de conseguir y preparar meriendas sabatinas para pibes olvidados al oeste del casco urbano.
En total, los estudiantes del tercer año del Centro de Enseñanza Media 64 de Neuquén llevan adelante 24 proyectos solidarios en su mayoría destinados a los chicos de los barrios más necesitados e incluso a puesteros de rincones del interior que están lejos de todo.
"Acá se aprende el significado de la palabra solidaridad", dice la asistente social María Asunción Arrú, profesora de la materia Investigación Sociocultural, Planificación y Ejecución Social que consiste en la confección y realización de proyectos para ayudar a desprotegidos-necesitados.
Arrú se ríe cuando le dicen que quien aprenda a decir de corrido el nombre de la materia merece desde el vamos aprobar el cursado. Así como la materia, el CPEM 64 es distinto al resto de los secundarios de la provincia. Los estudiantes -que se cuentan por cientos- al cabo de tres años de cursado reciben el título de peritos en Desarrollo de Comunidades.
Los alumnos tienen entre 18 y 63 años y van en dos turnos, mañana y noche. "Es raro que un colegio de adultos funcione de día, pero teníamos muchísimos casos de estudiantes que no podían seguir porque trabajaban de noche", explica Arrú
La asistencia debe estar apuntada a un barrio o institución y antes de poner en marcha cualquier colaboración concreta, el grupo debe realizar un trabajo de campo, presentar un informe y detallar cómo se concretará el proyecto.
Así Carina Rivas y Carolina Fernández llegaron hasta el asentamiento Los Hornos, al oeste de la ciudad justo en el límite ente Neuquén y Plottier. Se encontraron con que los chicos no recibían merienda los sábados, sencillamente porque el comedor está cerrado los fines de semana. Desde hace tres meses las chicas se hicieron cargo del comedor y, además de la preparar la merienda, se encargan de conseguir la leche y el pan. El dúo llegó a lavar autos para financiar el proyecto. A Los Hornos también llegó Luis Chávez, compañero de Carina y Carolina, y con su grupo de trabajo planea construir juegos infantiles cuando consigan los caños que "ya le mangueamos a todas las petroleras". La tarea no es sencilla: "esta mañana estuve en la municipalidad y ahí tenían juegos para arreglar pero no los entregan", se quejó Mónica Saavedra. A su lado están Norma Beltrán y María Castro quienes avanzan con la recolección de libros para una biblioteca en el anexo de la escuela 234 donde ni siquiera tienen bandera de ceremonias. Otro de los grupos viajó hasta Paso de los Indios "es increíble cómo vive esa gente" y hasta allí -con un vehículo que facilitó una concejala- llevarán ropa, sábanas, vajilla y artículos de bazar.
Rubén Celis, uno de los más veteranos de tercer año, a fuerza de vender rifas y de conseguir descuentos en distintos comercios está convencido de poder cumplir exitosamente la misión solidaria. Con sus compañeros se propusieron dotar de todo lo que le hace falta a un jardín de infantes que "tiene un edificio espectacular pero que no tiene muebles ni juegos para los chicos".
Un objetivo similar tienen Mirta Vázquez, su panza y cuatro socios. Quieren darle un patio acondicionado y con juegos a los chicos que asisten a la Unidad de Asistencia Familiar Hue Quiñe del barrio San Lorenzo.

Foto :El grupo de alumnos del CPEM 64 que ha hecho de la solidaridad algo más que el objetivo de una materia de estudio.