Descubren valioso arte rupestre en el departamento Minas

Una patrulla ambiental de Gendarmería detectó el lugar y lo custodia celosamente.

CHOS MALAL (ACHM)-Nuevas manifestaciones del arte rupestre de los pueblos primitivos del norte neuquino fueron descubiertas por la patrulla ambiental del Escuadrón 30 de Gendarmería Nacional con asiento en Chos Malal.
El hallazgo arqueológico se produjo en el departamento Minas, en proximidades de Las Ovejas –lo mismo que el yacimiento de Colomichicó, uno de los más importantes de la provincia– pero las autoridades mantienen en reserva el lugar para evitar la desaparición de algunos bloques como ha sucedido en otras oportunidades.
Si bien el descubrimiento se realizó los primeros días del mes de junio, recién tomó estado público en las últimas horas dado que se decidió dar aviso a los organismos correspondientes para resguardar el lugar, donde se encuentran tres yacimientos que pasarán a formar parte del patrimonio cultural de la provincia del Neuquén, más precisamente de la zona norte.
Por lo reciente del hallazgo, aún no se sabe la antigüedad que podrían tener las pinturas, aunque se sabe, por ejemplo que las de Colomichicó fueron hechas alrededor del 500 después de Cristo por tribus nómades anteriores a los pehuenches.
Según lo informado por el comandante jefe del Escuadrón 30 de Gendarmería Nacional, Orlando Horacio Molina, la patrulla conformada por el subalférez Juan Agustín Gómez, los sargentos Pedro Torres y Domingo Manuel Ochoa y el sargento primero Mario Vicente García, fueron quienes recorriendo la vasta geografía de la región descubrieron los yacimientos.
El yacimiento más importante del Neuquén se encuentra en el paraje Colomichicó, donde el número de grabados puede calcularse en no menos de cuatrocientos, distribuidos en más de doscientas piedras graníticas al aire libre.
Molina indicó que luego del hallazgo se efectuó la denuncia correspondiente en la municipalidad de Las Ovejas que tiene jurisdicción en el lugar y también se puso en conocimiento a las autoridades de la Dirección Provincial de Cultura de la provincia del Neuquén.
En tanto, la Patrulla Ambiental efectuó un relevamiento consistente en la confección de las fichas individuales, tomas fotográficas y filmación del sector donde se encuentran los tres yacimientos de arte rupestre. En el primero de ellos los efectivos de gendarmería localizaron dos bloques diferenciados a los que identificaron como "A" y "B" y en los otros dos verificaron la existencia de importante cantidad de grabados.
Figuras que asemejan al sol, círculos, líneas en distintas direcciones, formas ondulatorias, líneas paralelas serpentiformes, puntas de flecha en sucesión, son algunas de las producciones que engalanan los bloques encontrados en el departamento Minas.
Actualmente el lugar se encuentra cubierto de nieve pero pese a ello el sitio es celosamente custodiado por la Patrulla Ambiental a la espera de que los arqueólogos lleguen a la zona y pongan manos a la obra para decodificar toda la información existente en los bloques.
También existe una propuesta del organismo para seguir resguardando el reciente hallazgo, considerado por los efectivos como de vital importancia por tratarse de manifestaciones del antiguo pueblo aborigen del Neuquén.
La Patrulla Ambiental, creada por Gendarmería Nacional para preservar los recursos naturales y ambientales y controlar los delitos ecológicos, ha jugado un papel importante en el descubrimiento.
Hasta ahora sus funciones han sido múltiples y comprenden desde colaboración con el cuerpo de guardafaunas, municipios, programas de radio, charlas en establecimientos educativos, lucha contra incendios forestales, controles del comercio ilegal de especies de flora y fauna y contingencias con cargas peligrosas hasta exhaustivos patrullajes por la región norte.
Nunca pensaron que uno de esos patrullajes iba a significar visualizar estos bloques con petroglifos.
Otro tema que es preocupante es la degradación espontánea que van sufriendo las pinturas por las temperaturas extremas, por lo que se deberá buscar la forma de preservarlos de los procesos naturales que indefectiblemente terminarán borrando los grabados o al menos una parte de ellos.
Los efectos climáticos terminan por borrar marcas y signos, principalmente el viento, el calor intenso y la nieve que habitualmente cubre los bloques en invierno donde las temperaturas llegan a los 20 grados bajo cero.

La leyenda de la ciudad subterránea

CHOS MALAL (ACHM).- Las pinturas rupestres de Colomichicó dieron origen a la leyenda de la existencia de una ciudad subterránea donde seguirían viviendo los descendientes de los incas, refugiados allí para escapar a la invasión del Alto Perú.
Cuentan que en la primera mitad del siglo XX el minero yugoslavo Bela Veiko, que habría trabajado en las minas de Andacollo, posesionado del embrujo de la leyenda, emprendió la inútil tarea de descubrir la entrada a ese mundo subterráneo, incluso usando dinamita.
Sólo logró hacer grandes destrozos en las piedras grabadas, deambulando medio loco y ensimismado con un péndulo en sus manos, caminando entre los cerros, convencido de que allí estaba la entrada al tesoro de los incas.
El minero fue recogido casi congelado de su rudimentario refugio de pircas, cubierto por una espesa capa de nieve. Dicen los historiadores que fue socorrido por humildes y hospitalarios pobladores de un pueblo cercano, donde lo atendieron e informaron a gendarmería y posteriormente el hombre habría sido trasladado a la Capital Federal.
Los conocedores del lugar dicen que el querer indagar sobre el misterio del pasado indígena, trajo a Bela Veiko graves perturbaciones, pero también a raíz de aquel episodio se conoció el arte milenario que guardaba celosamente este rincón del norte neuquino.

En Colomichicó los grabados datan del 500 dC

CHOS MALAL (ACHM).- Las piedras grabadas del paraje Colomichicó –en cercanías de Las Ovejas– conforman el yacimiento más significativo con que cuenta la zona norte del Neuquén.
Colomichicó es un extenso campo de más de 2 hectáreas donde se localizan gran cantidad de piedras de variada dimensión, que tienen como características comunes una coloración grisácea y están total o parcialmente grabadas con lo que se denomina "petroglifo".
Las piedras "trabajadas, laboreadas, marcadas" son las denominaciones de los lugareños para esta imponente muestra de arte rupestre de Colomichicó, término que entre otras acepciones significa "lugar del gato pardo".
Se cree que fueron realizados hacia el año 500 de nuestra era por tribus nómades anteriores a los pehuenches primitivos y que dejaron esas marcas en varios lugares de la zona norte, más precisamente en El Chacay, Chaquiras, Las Lagunas, Butalón Norte, Puerta del Cajón de Flores, Casa de Piedra, Quebrada Arroyo de Las Minas, Cajón de los Chenques y la Piedra Pintada del Curi Leuvú.
El lugar está localizado en la falda oeste de la imponente Cordillera del Viento a una altura de 1.830 metros sobre el nivel del mar.
Las piedras que allí se encuentran son de tamaño diverso, el más frecuente es de 0,60 por 1,20 metro, su peso va de 50 kilos a una tonelada y los grabados que contienen son, según apreciaciones del historiador neuquino Gregorio Alvarez, "antropomorfos, zoomorfos, fotomorfos, metoriformes, geométricos, ornamentales, posiblemente topográficos y simbólicos o de ideación abstracta o caprichosa".
En los yacimientos de grabados rupestres de Colomichicó existen diversos trazos, dibujos, líneas, ideogramas, signos, puntos y rectas onduladas, quebradas, poligonales, circulares, angulosas y romboidales.
Los petroglifos son variados y semejan ranas o arañas en motivos geométricos, pescados con esqueleto, collares indígenas confeccionados con moluscos fosificados, motivos esqueletiformes y otros que parecen semejar un sol
La técnica parece haber sido la misma para todos: percusión o incisión con cincel de pedernal o de cuarzo.

Foto 1: Uno de los gendarmes de la patrulla ambiental señala los grabados sobre uno de los bloques de piedra. Aún no han sido vistos por los arqueólogos.

Foto 2: Nítidos, los diversos contornos constituyen un verdadero regalo a los ojos del menos entendido.