Viernes 14 de setiembre de 2001

 

Houellebecq, el otro Rushdie

 

El intelectual francés, de 40 años, escandaliza a todo Europa.

  Se llama Michel, tiene cuarenta años y es un empleado aburrido. Como todos los héroes románticos tristes de Michel Houellebecq, Michel sufre por la mediocridad y el desánimo del mundo occidental.
"Plateforme" (Editorial Flammarion) es el nuevo libro del escritor recientemente publicado en Francia y cuyo contenido provocador y su estilo cínico recuerda sus primeras obras.
También esta vez sus vulgaridades y sus expresiones racistas desataron la ira de organizaciones de derechos humanos, feministas e incluso del mundo islámico.
Desde hace días, los diarios franceses especulan sobre el caso Houellebecq. "¿Quién es este escritor? ¿Un segundo Rushdie o simplemente un provocador por aburrimiento?".
Houellebecq es un cínico de la sociedad y le gusta consternar. "Me gusta provocar, sobre todo cuando me aburro. Tengo talento para los insultos y las provocaciones. Eso aporta algo de condimento a mis novelas", explicó el francés residente en Irlanda. Pero esta vez su receta le está causando demasiados problemas. Y es que en su novela de 369 páginas no sólo se deshace en elogios sobre el turismo sexual, sino que ataca sin contemplaciones, a través de su protagonista Michel, al Islam.
"El Islam sólo pudo surgir en el embrutecimiento del desierto, en medio de beduinos sucios, que no tenían nada mejor que hacer que fornicar con sus camellos (...) Nunca, mientras exista el Islam, la concordia reinará en el mundo".
El motivo de esos excesos verbales es el personaje de Valerie, que pierde la vida en un ataque con bomba en Tailandia. El atentado apunta contra un recién inaugurado complejo turístico en el sur de Tailandia, que promociona el turismo sexual. Los agresores son terroristas islámicos, que quieren eliminar ese centro del pecado.
"El Islam destruyó mi vida. Cada vez que me enteraba de que un terrorista palestino, un niño palestino, una embarazada palestina habían sido abatidos en la Franja de Gaza, sentía alegría por la idea de que había un musulmán menos", dice el protagonista Michel tras la muerte de la francesa, a la que conoció en un viaje a Tailandia y de la cual se enamoró.
La comunidad islámica pudo haber pasado por alto este comentario discriminatorio del personaje literario. Cuando Houellebecq explicó sin embargo en una entrevista con la revista literaria "Lire" que el Islam es la más tonta de todas las religiones, superó el límite de tolerancia. (DPA)
   
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