Lunes 10 de setiembre de 2001

 

Breve diccionario de la política neuquina

 

Los diputados maltratan el lenguaje con muletillas y frases hechas. En esta materia compiten con los periodistas que, además, inventan palabras. La Justicia tiene un impenetrable código de comunicación que despista a cualquiera. La Policía se maneja con frases telegráficas y los gremialistas tienen el manual de la protesta.

  NEUQUEN (AN).- Unos cuantos diputados han desarrollado una singular forma de expresarse. Recurren a latiguillos y frases hechas para hilvanar sus opiniones en el recinto. Y el lenguaje oral que utilizan delata, en muchos casos, que la gramática es "chino básico", parafraseando a un ex presidente de la Legislatura.
Algunos dichos que se escuchan en la Cámara de Diputados responden a una tradición y reglas legislativas. "Señor presidente", cuando le hablan a la máxima autoridad, "tiene la palabra el diputado...", cuando el presidente la concede, o "diputado preopinante", para aludir en un discurso al antecesor en el uso de la palabra.
En el periodismo existen auténticos campeones de frases hechas. No hay duda de eso y está a la vista. Pero los políticos no se quedan atrás y parecen querer redoblar la apuesta.
Con buen oído y algo de atención, en el transcurso de una reunión legislativa extensa, como la que se produjo la semana última en la Legislatura para analizar la situación de la ciudad de Zapala y las deudas que mantiene Nación con la provincia, es posible juntar las perlas del lenguaje que van quedando en el camino de los discursos.
Un diputado del bloque del MPN acudió al rebuscado "insolidario", el mismo legislador se ¿equivocó? y dijo "diputante", otro de la Alianza se despachó con un "vuelvo a repetirlo" y un peronista habló del "propinante", en vez del conocido "preopinante" .
No faltaron las alusiones a la "política de avestruz", la crítica directa a los "chupasangre" y hasta reapareció, sin reciclar, "el modelo nacional y popular" de la década del 70.
Por supuesto que siempre está presente "el modelo", las "aspiraciones federalistas" y la "política centralista". Esto ocurre cuando los malvados "borran con el codo lo que escriben con la mano".
Nunca falta, menos aún en la Legislatura, una "ley del gallinero", algún que otro "fuego de artificio" y los "conceptos fantasmagóricos" que hacen saltar "la vena corporativa". Siempre, absolutamente siempre, hay una "coyuntura" para analizar y "situaciones de hecho" que "merecen una reflexión".
Hay quienes insisten en ser honestos a la fuerza -"a fuerza de ser honesto"- y en poner en contraste todo lo que se discute, porque "no queda más remedio" que colocar todo "blanco sobre negro" para "llegar a la verdad".
En el medio siempre aparecen los "festivales" que pueden ser de endeudamiento, de pagos y otros semejantes.
Las sesiones de los diputados van llegando al final entre algunos bostezos, señal de aburrimiento, y pesados párpados que caen a medida que avanzan las agujas del reloj.
Hay diputados respetuosos que escuchan mientras otros hablan, pero también están aquellos que murmuran al oído y se ríen cuando no deben hacerlo.
Los legisladores que se cansan de tanto permanecer sentados siguen la sesión de pie, y otros se paran para abandonar el recinto con destino incierto.
Cuando suenan los celulares por lo general se observan caras preocupadas y la irrupción de las secretarias personales en pleno debate siempre arrastra algún asunto impostergable.
Al llegar la ronda de café los dormidos se despiertan, los que están parados se sientan en su banca y los que se fueron habrán perdido el turno.
Lo que nunca pierden los legisladores es la palabra porque, cuando la piden, se la conceden. El círculo se vuelve a armar. Aparece el "señor presidente", el "diputado preopinante" y "a fuerza de ser sinceros".

Usos y abusos en el periodismo

NEUQUEN (AN).- Los periodistas de medios gráficos, televisivos y radiales inventan palabras, utilizan muletillas unas tras otras y maltratan bastante el lenguaje.
La prosa limpia es difícil de hallar en las crónicas. "Por otra parte", "en tanto y en cuanto", "asimismo", "lo anteriormente dicho", entre otras formas a las que se acude en una redacción para conectar las ideas, ensucian los textos periodísticos.
"Pueblada", "piqueteros", "comarca petrolera", "sobischismo", "quiroguismo", "felipismo" y otros "ismos" forman parte de una larga lista de deformaciones propias del periodismo.
Los adjetivos no se quedan atrás. Los incendios siempre son "voraces", los accidentes "trágicos" y las víctimas "fatales".
En deportes cuesta llamar a las cosas por su nombre. No hay partidos de fútbol sino "choques", los equipos son "albiazules", "granates" o "albirrojos". Los estadios son "colosos", "gigantes" y "monumentales". Y los árbitros "imparten justicia deportiva".
En redundancia, la radio y la televisión no se quedan atrás, aunque sus errores se diluyen en el éter. "Volvemos a reiterar", dicen al aire. También preguntan "qué hora son" y responden "son la una".
"Le damos paso al móvil, adelante fulano de tal", anuncian los conductores. Y siempre obtendrán como respuesta "muchas gracias compañeros en estudio. Estamos ubicados en...".

La Justicia, impenetrable

NEUQUEN (AN)- El lenguaje de los jueces no se caracteriza por los lugares comunes o las frases hechas, como ocurre con muchos de los políticos, sino porque está salpicado de una terminología a veces tan impenetrable como la de un físico nuclear.
Los vocablos que manejan, muy alejados del común de la gente, la mayoría de las veces intimidan. Eso cuando no hablan por artículos e incisos, disparando: "la conducta del incuso se encuadra en el artículo tal in fine del código de fondo".
En el mundo judicial hasta existe el lunfardo: la pepa, que no es una tía lejana sino la prisión preventiva; pepé, que no es el marido de la anterior sino la prisión perpetua, y la ipf, que no alude con error ortográfico a la petrolera sino a la investigación preliminaria fiscal.
Para el testigo en un juicio penal, que un abogado pida que "se extraigan copias de su declaración y se remitan al juez de turno para investigar la posible comisión de un delito de acción pública" suena a mala noticia y de verdad lo es (significa que sospechan que cometió falso testimonio), pero ha habido casos en los que un imputado creyó que pasaría años preso y en realidad lo estaban absolviendo, y recién se calmó cuando su defensor le tradujo la sentencia al oído, con un llano "zafaste".
El lenguaje se hace más complejo a medida que se asciende de un juez de Instrucción a un miembro del TSJ, que puede perpetrar frases como "igualmente cierto es, que en el ámbito de la acción de inconstitucionalidad prevista, los efectos de la cosa juzgada constitucional en sentido material, se extienden erga omnes, revistiendo el pronunciamiento dictado en el seno de esta acción, un efecto abrogatorio, tal lo dispone el artículo 30 de la Constitución Provincial".

"Sara, Rosa, Alicia"

NEUQUEN (AN)- Si algo simboliza al lenguaje policial es el "afirmativo-negativo", caricaturizado hasta el hartazgo. Aunque en los últimos años la Policía ha suavizado su vocabulario, muchos uniformados siguen recurriendo a términos propios de sumarios, cuando no abreviaturas que sólo ellos pueden decodificar y que, curiosamente, son más extensas que la palabra que pretenden resumir.
Por ejemplo, es muy común que la Policía informe que en determinado hecho participó "un masculino" que agredió "a una femenina", que en ese momento estaba acompañada por "una menor de edad". Nada de decir que un hombre atacó a una mujer a la que acompañaba una nena.
Si en la calle detuvieron a "un 55" no se trata de un pasador de quiniela clandestina sino alguien que abusó de la bebida. Si el estado de ebriedad es exagerado dicen que está "110", que no es otra cosa que el doble de 55.
Para las abreviaturas, cada letra del alfabeto corresponde a un nombre de varón o de mujer. Es una manera de codificar palabras especialmente cuando se trasmiten por radio y las interferencias pueden provocar un mal entendido. Pero algunos policías las utilizan aunque tengan enfrente a su interlocutor, por ejemplo para avisarle que "llamó su Sara Rosa Alicia por Teresa Eva". O sea, le está avisando que llamó la señora por teléfono.

La Justicia, impenetrable

NEUQUEN (AN)- El lenguaje de los jueces no se caracteriza por los lugares comunes o las frases hechas, como ocurre con muchos de los políticos, sino porque está salpicado de una terminología a veces tan impenetrable como la de un físico nuclear.
Los vocablos que manejan, muy alejados del común de la gente, la mayoría de las veces intimidan. Eso cuando no hablan por artículos e incisos, disparando: "la conducta del incuso se encuadra en el artículo tal in fine del código de fondo".
En el mundo judicial hasta existe el lunfardo: la pepa, que no es una tía lejana sino la prisión preventiva; pepé, que no es el marido de la anterior sino la prisión perpetua, y la ipf, que no alude con error ortográfico a la petrolera sino a la investigación preliminaria fiscal.
Para el testigo en un juicio penal, que un abogado pida que "se extraigan copias de su declaración y se remitan al juez de turno para investigar la posible comisión de un delito de acción pública" suena a mala noticia y de verdad lo es (significa que sospechan que cometió falso testimonio), pero ha habido casos en los que un imputado creyó que pasaría años preso y en realidad lo estaban absolviendo, y recién se calmó cuando su defensor le tradujo la sentencia al oído, con un llano "zafaste".
El lenguaje se hace más complejo a medida que se asciende de un juez de Instrucción a un miembro del TSJ, que puede perpetrar frases como "igualmente cierto es, que en el ámbito de la acción de inconstitucionalidad prevista, los efectos de la cosa juzgada constitucional en sentido material, se extienden erga omnes, revistiendo el pronunciamiento dictado en el seno de esta acción, un efecto abrogatorio, tal lo dispone el artículo 30 de la Constitución Provincial".

El lenguaje en "alerta y movilización"

NEUQUEN (AN).- Los gremialistas tienen su propio diccionario de protesta. "Compañeros" jamás falta en las movilizaciones, ni alusiones a funcionarios a los que se les pide "que se dejen de joder" con los ajustes.
Siempre hay lugar para "un alerta y movilización", la "asamblea permanente" y "una consulta a las bases". Cuando todo se complica "se lanza un plan de lucha" para "no negociar la dignidad de los trabajadores" y que "los salarios no sean la variable de ajuste".
"Le decimos de acá al gobernador" es un comienzo habitual para un discurso desde la tribuna. Y si el gobernador no escucha "le vamos a parar la provincia".
El FMI tiene la culpa de "los sueldos de hambre, la desocupación y la miseria". Los gobernantes "negocian a espaldas del pueblo" y estas son decisiones que "hipotecan el futuro de nuestros hijos".
La salida es "la organización popular" para "resistir" a las "políticas de ajuste" y al capitalismo "salvaje".

   
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