Miércoles 5 de setiembre de 2001

 

Extrañas costumbres occidentales

 

En China el adulterio ha impulsado la aparición de agencias de detectives.

  El adulterio se convirtió en la primer causa de divorcio en China, donde millones de mujeres traicionadas contratan los servicios de un detective para pescar "in fraganti" a su esposo infiel.
El elevado número de divorcios por infidelidad -que en 2000 llegó a 1,2 millones, contra los 389.000 de 1980- determinó que el parlamento enmendara hace tres meses la ley de matrimonio para garantizar a la parte afectada la posibilidad de una indemnización. Esa modificación impulsó la aparición de detectives privados, una especie de Hercules Poirot (investigador en las novelas de Agatha Christie como "Muerte en el Nilo") con ojos rasgados.
"Soy más libre que cuando era cronista", descubrió Wang Honggan, 31 años, quien trabajaba como periodista en la televisión de Pekín y se transformó en investigador privado cuando entre los padres de su novia estalló una crisis de pareja. Además se dio cuenta de que existe la posibilidad de "hacer un montón de dinero" y fundó la agencia de investigaciones X-really que significa que "en cada caso respondemos con la verdad".
La agencia demandó tres años de trámites para obtener las distintas autorizaciones para su funcionamiento en temas de interés social, pero no para la causa de la cual vive: el 60 por ciento de las investigaciones de X-really son por infidelidad. Las mujeres desesperadas recurren a Wang en busca de revancha pero también hijos preocupados por la serenidad familiar o, tal vez, la herencia. Es el ejemplo de un militar retirado, cuya vida personal fue descubierta por el periodista convertido en Poirot.
El general salía de su casa todos los días a las 6 de la mañana y regresaba al mediodía, sin decir cuál era su destino ni lo que había hecho. Los hijos comenzaron a inquietarse y sospecharon que en los tiempos actuales la hipótesis de una amante no era descabellada, pese a sus 70 años. Wang Honggan y siete de sus hombres se presentaron frente a las cuatro puertas del cuartel -el militar no salía siempre por la misma puerta- y esperaron, listos para seguirlo en un automóvil. Pero el militar llegó en bicicleta, alterando los planes del detective, quién abandonó el vehículo y montó la bicicleta, juntos a sus dependientes, para comenzar a seguirlo. Así descubrieron que se encontraba con una mujer casada de 52 años, la pasaba a buscar a su casa y se iban juntos a un lugar apartado, calmo, en las colinas perfumadas. "Para ustedes, occidentales, será un romántico, para nosotros y para sus hijos es muy extraño", dijo Wang. (ANSA)
   
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