Lunes 3 de setiembre de 2001

 

Murió el cirujano que realizó el primer trasplante de corazón

 

Paradójicamente y a los 78 años, Christian Barnard sufrió un infarto.

  El célebre cirujano cardiólogo sudafricano Christian Barnard, autor de lo que se calificó como "El milagro de El Cabo", el primer trasplante de corazón en un ser humano en el mundo, falleció ayer a los 78 años, paradójicamente de un ataque al corazón, mientras descansaba al borde una piscina de un hotel de Chipre.
Barnard falleció a las 5 y 45 hora argentina en un hotel de la ciudad costera de Pafos, al sudoeste de Chipre, mientras descansaba al borde de una piscina y, según un huésped del hotel, cuando leía su libro: "50 formas para tener un corazón saludable".
El encargado del hotel, quien prefirió no revelar su identidad, dijo que tras sufrir el infarto, Barnard "fue atendido por un médico, de vacaciones, que estaba cerca de la piscina".
"El médico intentó reanimarlo, desafortunadamente sin éxito", agregó y precisó que "el cuerpo del célebre cardiocirujano fue trasladado al Hospital General de Pafos, aunque ningún miembro de su familia estaba presente".
El 3 de diciembre de 1967 Barnard practicó, en el hospital Groote Schuur de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el primer trasplante de corazón a un ser humano cuando injertó el órgano de Denise Darvall, de 25 años, muerta horas antes en un accidente, en el comerciante Louis Washansky, de 55 años, un enfermo deshauciado de corazón.
Si bien Waschansky falleció 18 días después de esta operación, a causa de que su organismo rechazó al órgano trasplantado, este hecho marcó un hito en la cardiología, tal como en su momento René Favaloro revolucionó a esta rama de la medicina con su técnica de by pass.
Este transplante originó cuestionamientos éticos y legales y Barnard mismo fue acusado en los primeros meses después de la operación de buscar promocionarse, mientras que su cirugía fue calificada de "prematura".
Barnard dijo luego, con un dejo de picardía que "al corazón nunca lo vi como un órgano rodeado de misterio, lo consideré siempre como una simple bomba". También solía decir: el individuo "es cerebro, no corazón".
Uno de los primeros en reaccionar tras conocerse la muerte de Barnard fue el ex presidente sudafricano Nelson Mandela, quien expresó su pesar y dijo que "la muerte de Barnard representa una gran pérdida para Sudáfrica tras todo lo bueno que ha aportado a este país".
Al recordar la trayectoria de Barnard, el ex presidente sudafricano destacó que fue un crítico "inequívoco" del régimen de segregación racial ("apartheid") que hubo en su país.
Luego de realizar el primer trasplante de corazón, calificado en aquella época como "el milagro de El Cabo" y comparado dos años después con la llegada del hombre a la Luna, a Barnard comenzaron a lloverle los honores y distinciones de todo tipo. El no inventó el trasplante de corazón, pero lo realizó con éxito por primera vez, "fue un gran cirujano del corazón que además aportó muchas otras cosas a la medicina", afirmó Bruno Reichert, uno de sus discípulos en Ciudad del Cabo.
Calificado por algunos como un "médico playboy", Barnard se mantenía muy activo y fue padre de una niña a los 74 años con su mujer Karin Setzkorn, 41 años más joven que él y su tercera esposa.
En un autobiografía reveló varios amoríos y tres matrimonios fallidos, sumados a su fama de rompecorazones.
Su primera mujer lo dejó dos años después de su labor de 1967, y en 1970 él volvió a casarse, esta vez con Barbara Zoellner, de 19 años, con quien tuvo dos hijos y de quien se divorció en 1982.
Por tercera mujer eligió a una jovencita de sólo 18 años, Karin Setzkorn, a la que desposó en 1988, a los 66 años.
Barnard nació en 8 de noviembre de 1922 en Beaufort West, una ciudad sudafricana ubicada en el árido altiplano de Great Karroo. (Télam y ANSA)

"Milagro de El Cabo"

El tres de diciembre de 1967, en el Hospital Groote Schuur de Ciudad del Cabo, el doctor Christian Barnard probó en un ser humano lo que había intentado tantas veces en animales: sustituir el corazón enfermo de un paciente por uno sano.
Louis Washkansky, de 53 años, cardiopático sin posibilidad alguna de vivir mucho tiempo, no tenía elección: era probar y esperar o morir.
Era entonces el "conejillo de indias" ideal para el joven cirujano.
El equipo de 30 médicos comandado por Barnard se preparó para realizar la operación el 1 de diciembre, pero el corazón del donante no fue considerado idóneo, por lo que hubo que esperar un poco más.
Dos días después el corazón de una mujer de 25 años, Denise Darvall, muerta en un accidente de tránsito, parecía perfecto.
La operación, dividida en cinco fases, comenzó a la 1 del domingo y duró unas cinco horas.
Al alba del lunes los diarios titulaban ya a toda página sobre el éxito del primer trasplante humano.
Washkansky, un hombre de negocios de Sea Point, sobrevivió 18 días.
Falleció de pulmonía: los fármacos que debían impedir el rechazo del nuevo corazón dañaron irremediablemente su sistema inmunológico.
Para los cirujanos de todo el mundo, la intervención pionera de Barnard fue el comienzo de una verdadera carrera de transplantes cardíacos (ver aparte).
Hasta hoy, más de 40.000 personas han recibido un corazón trasplantado en todo el mundo.
(EFE y DPA)

La noticia de la intervención impactó como la llegada a la Luna

Para cientos de miles de enfermos en todo el mundo, la noticia del primer trasplante de corazón abrió nuevas esperanzas. La operación fue una sensación médica, porque el cirujano sudafricano Christian Barnard fue el primero que se atrevió a trasplantar el órgano central de la vida humana.
Médicos y pacientes de todo el globo aguardaron con expectativa para ver si la operación tenía éxito.
Aunque el primer trasplante de órganos en un ser humano había sido hecho ya en 1954 en Boston -se trasplantó los riñones de un gemelo univitelino a otro- el trasplante cardíaco de Barnard hizo historia en la medicina. El traspaso del corazón de un hombre a otro tocaba más que ninguna otra operación el tabú en torno de lo que se consideraba el centro de la vida humana: desde antiguo, este órgano que late en ea considerado como sitio del alma.
Para los cirujanos de todo el mundo la intervención pionera de Barnard fue el comienzo de una verdadera carrera de trasplantes cardíacos.
Apenas tres días después, médicos en Nueva York trasplantaron en un bebé un corazón ajeno, aunque el niño falleció pocas horas más tarde. Hasta octubre de 1968, 66 pacientes en todo el mundo recibieron un corazón ajeno, y muchos de ellos sobrevivieron la operación apenas días o semanas. El que más tiempo duró fue el estadounidense Willem van Buuren, en cuyo tórax latió durante 22 años un corazón ajeno, hasta que falleció a fines de noviembre de 1991.
Tras la primera euforia, debido a los numerosos fracasos el número de trasplantes retrocedió en los años 70 a alrededor de 20 por año.
El problema se solucionó recién con la substancia llamada Cyclosporin A, descubierta en 1972 por el laboratorio Sandoz en Basilea.
Utilizado ampliamente a partir de 1980, este medicamento ayuda a suprimir la reacción de rechazo del cuerpo frente al órgano extraño.
A partir de allí, la medicina de los trasplantes tuvo un impulso inesperado. Hasta mediados de los años 90 la tasa de supervivencia se incrementó hasta en un 85 por ciento un año después de la operación y en un 70 por ciento cinco años después.
Christian Barnard realizó 50 trasplantes. (DPA)

Repercusión en la Argentina

BUENOS AIRES (Télam). Héctor Saglietti, jefe de Rehabilitación Cardiovascular del Instituto del Diagnóstico, afirmó que la experiencia que realizó de Christian Barnard, "revolucionó la cardiología, ya que antes los pacientes con miocardiopatía dilatada tenían una mortalidad del 100 por ciento a los 9 meses y ahora la tasa es del 25 por ciento en cinco años".
"Cuando Barnard se decidió a encarar la operación de trasplante no existían los métodos de control y Diagnóstico que hay ahora", además "no se ponía mucho énfasis en el corazón a trasplantar, por lo que las primeras operaciones causaron rechazo en el cuerpo de los enfermos y fallecían tiempo después", explicó Saglietti.
El cardiólogo remarcó además que "sin dudas Barnard marcó el principio de un camino, de una técnica que fue evolucionando con el tiempo hasta que se pudo descubrir las drogas que reducían el rechazo que causaba el nuevo órgano en el cuerpo". Ayer, la noticia de su muerte repercutió en el mundo médico del país.

Perfil: Una vida dedicada a la ciencia

Christian Barnard fue el artífice de aquella arriesgada operación que la prensa de todo el mundo saludó como un "milagro", el primer trasplante con éxito.
Tras este hito en la historia de la medicina, comenzaron a lloverle los honores y distinciones de todo tipo a éste médico nacido en Beaufort, en la provincia de El Cabo, el 8 de octubre de 1922, en el seno de una familia conservadora.
Después de graduarse en Medicina por la Universidad de El Cabo, Barnard siguió diferentes orientaciones, sin pensar siquiera en un principio en la cardiología, ocupado tan sólo en la cirugía general.
En 1955, obtuvo una beca para trabajar en la clínica del doctor Owen en la Universidad de Minesota, donde se introdujo en la ciencia cardiovascular. En este centro, se doctoró en la materia y conoció la técnica de trasplantes de corazón en animales del Dr.Shumway.
A los pocos años de su regreso a El Cabo, dirigió a un grupo de especialistas, que constituyeron el equipo de Groote Schuur Hospital, donde tendría lugar el primer trasplante de corazón.
Hasta su retirada, realizó alrededor de 140 trasplantes, entre ellos el de un mandril en una enferma de 25 años que murió a las pocas horas.
En 1974, realizó por primera vez en el mundo su "doble trasplante de corazón", que consistía en añadir un corazón más sano a otro enfermo para ayudarle a cumplir sus funciones.
Cinco años más tarde, en 1979, se negó a asistir a una operación de trasplante de cabeza humana, por encontrar que "la idea es inmoral, impracticable y, probablemente, ilegal".
En 1980, debido a la artritis que padecía en manos y tobillos desde 1956, abandonó el quirófano.
Se marchó entonces a Estados Unidos, donde trabajó en un hospital hasta 1983 en que anunció definitivamente su retirada profesional.
A partir de 1987, se dedicó a la investigación médica.
Dirigió cuatro equipos, en el Instituto Max Planck y en la Universidad de Hiderberg, ambos en la República Federal de Alemania; un tercero en la Universidad de Oklahoma, en Estados Unidos; y, por último, otro de ellos en Suiza.
Estos equipos realizaron estudios orientados a descubrir la causa del envejecimiento de los organismos y los factores biológicos que están presentes en el feto y que desaparecen al nacer éste.
A partir de 1988, inició una serie de conferencias por el mundo para presentar su técnica de rejuvenecimiento, conocida como "ultrafiltración". Consiste en extraer células de un feto de carnero que tras ser sometidas a varios procesos se inyectan en el organismo humano.
En 1993 publicó en Ciudad del Cabo su autobiografía " La segunda Vida". (EFE)

   
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