Sábado 1 setiembre de 2001
 

Llamado a la unidad en la apertura de la conferencia antirracismo

 

Culminará el día 7 con declaración y un plan de acción.

  DURBAN, Sudáfrica.- Racismo, sionismo y resarcimiento de los daños provocados por la esclavitud son los temas calientes de la Conferencia de la ONU que abrió ayer en Durban (Sudáfrica) en presencia de unos 30 jefes de estado, más de cien ministros y más de mil delegados procedentes de más de 150 países.
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, inauguró ayer la III Conferencia Mundial contra el Racismo con un mensaje de reconciliación a los delegados para que olviden sus diferencias y envíen un mensaje de esperanza a quienes son discriminados en el mundo.
En su discurso ante los representantes que asisten a la reunión de ocho días en la ciudad sudafricana de Durban, Annan indicó: "Si nos vamos sin un acuerdo, daremos satisfacción a los peores elementos de cada sociedad".
"Pero, si después de todas las dificultades podemos partir con un llamado a la acción apoyado por todos, enviaríamos una señal de esperanza a la gente valiente que lucha contra el racismo en todo el planeta", añadió ante los delegados de más de 150 países que asisten a la Conferencia.
Bajo presión de la Alta Comisaria de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson, los países adherentes a la Liga Arabe renunciaron a querer ver escrito en los documentos de la conferencia la ecuación "sionismo igual racismo".
Fue una resolución de la ONU, adoptada el 10 de noviembre de 1975, la que afirmó que "el sionismo es una forma de racismo y de discriminación racial", pero una resolución también de la ONU el 16 de diciembre de 1991 revocó el paralelo entre racismo y sionismo.
Sin embargo, los países árabe-islámicos subrayaron en un documento la "necesidad del cese de la agresión israelí contra el pueblo palestino" y pidieron hacer algo para que las prácticas israelíes sean calificadas de "crímenes contra la humanidad".
Estados Unidos, que se opuso al intento de que la Conferencia apruebe una equiparación entre sionismo y racismo, y por lo tanto a una condena explícita a Israel, decidió que no vaya a Durban el secretario de Estado, Colin Powell, reemplazado por una delegación de bajo nivel. Canadá anunció el jueves una medida análoga.
Muchos estados africanos piden que en Durban se tome un compromiso no sólo para reconocer la esclavitud como crimen contra la humanidad, sino para crear un mecanismo que permita a los descendientes de los esclavos recibir un resarcimiento financiero por los sufrimientos infligidos por Occidente a sus antepasados.
También China apoyó el pedido de la indemnización. Pero Estados Unidos no está dispuesto a colaborar.
El tema corre el riesgo además de exacerbar algunos conflictos en Africa, como en Zimbabwe, donde desde hace más de un año se desencadenó una suerte de "caza a los blancos".
Una mediación posible es que los países occidentales financien en el futuro un plan de desarrollo para los países africanos.
Otro tema se refiere a las formas de discriminación en curso dentro de las diversas sociedades, como sucede por ejemplo con las castas en la India o en Europa con los rom (gitanos).
Por su parte, también el presidente de Sudáfrica y anfitrión de la conferencia, Thabo Mbeki, pidió que la Conferencia se inspire en "un internacionalismo que dice que estamos decididos a unirnos para reparar el enorme daño humano del pasado".
Fuera del centro de convenciones se realizó una manifestación en la que el tema dominante fue la protesta por la situación en los territorios palestinos.
Unos 15.000 activistas de organizaciones no gubernamentales locales e internacionales corearon consignas antiestadounidenses y antiisraelíes. Los manifestantes portaban banderas palestinas y pancartas en las que se acusaba al primer ministro israelí, Ariel Sharon, y al presidente norteamericano, George Bush, de ser criminales de guerra. La protesta se produjo al cierre de cinco días de reuniones de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) con miles de delegados de todo el mundo. (ANSA, DPA)

Palestinos e israelíes bajo un mismo techo

Más de una docena de jefes de Estado -entre ellos el presidente cubano Fidel Castro- y miles de representantes están presentes en la Conferencia.
Al referirse al conflicto entre Israel y los palestinos, el secretario general de la ONU expresó su comprensión por las posiciones de las dos partes, pero subrayó que las "acusaciones mutuas no son el objetivo de esta conferencia". Annan consideró comprensible, en vista del pasado, que muchos judíos rechacen que el racismo sea equiparado con la política de Israel, tal como se propone en el borrador de la declaración final del encuentro, y recordó que muchos judíos han sido víctimas del antisemitismo en muchas partes del mundo y del Holocausto en Europa.
Paradójicamente, israelíes y palestinos están separados por muchas cosas en la III Conferencia Mundial contra el Racismo de Durban, pero no por distancias físicas, ya que ambas delegaciones duermen bajo el mismo techo. "Fueron llevadas al Hilton, porque en cuestión de seguridad es el mejor lugar", afirmó ayer uno de los organizadores sudafricanos, quien explicó que no había suficientes agentes para garantizar la protección en dos hoteles diferentes.
Ambas partes ya habían sido informadas de ello hace dos meses y no pusieron objeciones, añadió. Con los representantes palestinos viaja el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat. (DPA)

Quince mil delegados

En la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, como se llama oficialmente, participan unos 15.000 delegados oficiales y no gubernamentales hasta el 7 del corriente.
Gran parte del documento ya ha sido consensuado, como los temas vinculados con las naciones indígenas, los migrantes, refugiados y personas con ascendencia africana.
Inicialmente, Estados Unidos e Israel habían amenazado con boicotear la Conferencia debido a su negativa, compartida por algunos países europeos, a aceptar las demandas de una indemnización histórica por el tráfico de esclavos y el colonialismo y la propuesta de equiparación entre sionismo y racismo, pero al final están entre las 150 delegaciones oficiales presentes.
Sin embargo, Estados Unidos decidió que su lugar en la Conferencia sea ocupado por un funcionario de bajo nivel que sólo escuchará el debate sin tomar la palabra.
La Casa Blanca decidió protestar así por la transformación de la reunión, patrocinada por la ONU, en un "juicio a Israel" .
La delegación norteamericana hubiera debido ser encabezada por el secretario de Estado, Colin Powell, que se quedó en su país. (DPA, ANSA)
   
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