Lunes 17 de setiembre de 2001

 

Optimismo en las inmobiliarias de Bariloche

 

La reactivación del sector permitiría generar más empleo en la construcción.Ricos y famosos volverían a comprar tierras y residencias en la Patagonia.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los momentos de inestabilidad, recesión y precariedad laboral que vive el país y en especial Bariloche hicieron bajar el precio de las propiedades por debajo de sus valores históricos, pero aún así las operaciones se dificultan y los agentes inmobiliarios deben trabajar más que nunca para concretar una venta o un alquiler.
A pesar de ello, para los agentes más optimistas, esta época está "lejos de ser la peor", pero reconocen que están sobreviviendo gracias a las operaciones de alquiler o venta de pequeñas propiedades "que son las que mueven el mercado".
No obstante sostienen que la región tiene un gran valor agregado por el paisaje, lo cual permite ser optimista pues siempre habrá personas que quieran vivir, o al menos vacacionar, en el sur. Villa La Angostura es la mejor prueba de ello y triplicó su población en la última década.
En los últimos años se comenzaron a construir varios countrys y barrios privados en Bariloche, los cuales tienen una buena aceptación. Entre ellos se destaca el de Villa Arelauquen, donde hasta Christopher Lambert compró un lote. Ante la crisis del hemisferio norte hay expectativas de que otros "ricos y famosos", se refugien en el sur.
Menor es la demanda por departamentos, donde la oferta es muy variada, y ello implica que en los últimos cinco años su construcción este estancada. En este tiempo sólo se han habilitado los edificios Andino y Costa Norte, mientras otras seis estructuras de hormigón lucen paralizadas en la ciudad
En Bariloche existen más de 50 agentes inmobiliarios luchando contra la crisis. Un grupo de trece se asociaron y crearon un sistema para ofrecer sus productos en una red computarizada común, invierten en publicidad y confían en que pronto llegarán tiempos mejores.
Para Fernando Cúneo, de inmobiliaria "Serigós", "la plaza está tranquila, se frenaron las grandes inversiones, pero se siguen haciendo operaciones chicas porque los que tienen trabajo siguen demandando lotes y departamentos". Afirma que se siguen vendiendo lotes y alquilando casas y departamentos hasta ciertos montos "porque sigue llegando gente de afuera que busca la tranquilidad del lugar". La "gente de afuera", para Cúneo, es también la que todavía adquiere, aunque en forma espaciada, importantes propiedades en la zona de Llao Llao o con costa de lago.
Tomás Smart, coincidió en que "este es un año flojo" y señaló que entre los clientes se destacan las "parejas jóvenes que están alquilando, consiguen un crédito y se pasan a una casa, porque van a seguir pagando casi lo mismo que un alquiler". Para Smart las propiedades bajaron en general un 30%, pero advirtió que "hay nichos, porque los precios en la costa del lago no bajaron".
Diego Tonón, al igual que sus colegas, admitió que "faltan lotes para la venta, que es lo que más piden, pero el que los tiene los vende por necesidad". Entre las causas de la recesión subrayó que "el riesgo de comprometerse con un crédito bancario hace que la clase media se frene, y el mercado es más lento, se buscan más opciones y se tarda en definir una venta". Dijo que hay pocos interesados en la gran cantidad de hoteles que están a la venta y lo atribuyó a que "el turismo estudiantil está en baja y cuesta mucho reconvertirlos".

Hay locales disponibles en todas las calles

El cuentapropismo y la independencia económica, hasta hace pocas décadas el ideal de la mayoría de los asalariados, se convirtió en los últimos años en una aventura de la que sólo algún afortunado logra sobrevivir. A la mayor parte de los emprendimientos "para probar suerte y olvidarse del patrón" sucede una frustración, la pérdida de los pocos miles de pesos invertidos y, probablemente, un endeudamiento difícil de remontar.
Muchos jubilados o desocupados invierten sus ahorros, los que se acogieron al retiro voluntario en reparticiones estatales o empresas privatizadas y los que directamente han sido despedidos e indemnizados, a veces tratan de establecerse con un local comercial "que no puede fallar".
Los quioscos y superquioscos (en otras ciudades llamados "multirubro" o "maxiquioscos"); los lavaderos automáticos; las canchas de fútbol 5; los gimnasios, videoclubes, salones de pool y video bares, entre otras actividades, nacieron al abrigo de una esperanza y el sano optimismo, pero en casi todas las ciudades existen locales cerrados en los que sólo quedan los recuerdos.
En Bariloche se destacaron los laboratorios fotográficos, locutorios telefónicos y los emprendimientos gastronómicos.
En los laboratorios, la competencia obligó a bajar los precios y ensayar mil y una estrategia de promoción para atraer a los clientes. Es indudable que se redujo la cuota de mercado para todos, pero es una actividad en la que no se conoce que haya habido quebrantos. pese de que en las primeras cuatro cuadras de la calle Mitre hay una docena de casas de fotografía.
El reparto de la torta de las comunicaciones que se realizan desde los locutorios, se divide también, cada vez en más porciones, debido a las facilidades que otorgan las empresas para su instalación. En este rubro tampoco hubo bajas importantes.
Los locales gastronómicos son quizá los más castigados por la crisis. Si están en la zona céntrica deben afrontar altos alquileres, y si se alejan unos metros de las calles principales deben sobrevivir con una clientela local, cada vez más deprimida.
"Hoy en día podes conseguir un local comercial prácticamente en cualquier cuadra del centro", explicaron los agentes inmobiliarios. Los alquileres "estrella" siempre fueron los locales comerciales bien ubicados, pero el pago de llave ya es historia, incluso en las calles Mitre y Onelli. Son muchos los que no renuevan su contrato al vencimiento, y más los que obtuvieron rebajas en los alquileres durante la vigencia del contrato. En materia de descuentos y precios de alquileres diferenciados para la alta y baja temporada se caracterizan las galerías comerciales. "Debo cuidar a mis inquilinos y hasta concederles meses sin cargo, pues si se me van dos o tres, se me cae la galería y en la actual situación sería muy difícil volver a llenarla", aseguró un importante empresario de la ciudad (AB).

   
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