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Teherán (Télam-SNI).- El mullah Mohamad Omar, jefe supremo de los talibanes, ordenó ayer a sus fuerzas establecer el cuartel general en Khowst, al este de Afganistán, cerca de la frontera con Pakistán, anunció la radio estatal iraní citando "fuentes allegadas a los talibanes".
"El mullah Omar nombró comandante en jefe de los talibanes a Molavi Jalaledín Haqani, y le ordenó establecer el cuartel general de las fuerzas armadas en Khowst", ciudad de la provincia de Paktia, a unos 30 kilómetros de la frontera con Pakistán, informó la emisora.
Por otra parte, el mando ruso en Tayikistán está reforzando sus tropas en la frontera con Afganistán, donde ayer se produjeron fuertes combates entre la opositora Alianza del Norte y tropas talibanes a menos de un kilómetro de la frontera.
Cadenas de televisión rusas señalaron que desde Yekaterinburgo, en los Urales, se preparaba un contingente de soldados y oficiales para reforzar la división 201 con 1.500 hombres más.
Los combates entre los talibanes y la Alianza del Norte tuvieron lugar en la orilla sur del río Piandzh, que separa ambos países, a medio kilómetro, de la frontera tayika, donde están atrincherados los guardias fronterizos rusos.
Rusia apoya desde hace años con armas y municiones a la Alianza del Norte en su lucha contra el régimen talibán, pero, tras los atentados de Nueva York y Washington, Moscú se comprometió a enviar nuevas partidas bélicas desde Tayikistán.
En el frente septentrional, avanzadas de las tropas del general opositor Abdul Rashid Dostum, combatían en de Mazar i Sharif, clave para el control de la región.
En tanto, el disenso se apoderó de la Alianza del Norte, que es una mezcla de etnias e intereses difíciles de conciliar. Hay una etnia mayoritaria, que son los pashtún que apoyan a los talibanes, con un 38% de la población y una serie de grupos minoritarios como los tayikos, 25%, hazaras (chiítas), 19%, uzbecos, 6%, y un 12%de diferentes nacionalidades.
El líder del Partido Islámico de Afganistán y ex primer ministro, el pashtún Gulbeddín Hekmatiar, pidió la reunión de la Loya Jirga, consejo de tribus, para elegir un líder independiente de Moscú, Washington o Islamabad y amenazó unir sus fuerzas a los talibanes si Estados Unidos ataca Afganistán.
Primer convoy de ayuda humanitaria
Peshawar, Pakistán (EFE).- Un convoy del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) partió ayer de la ciudad de Peshawar hacia Afganistán con 200 toneladas de ayuda humanitaria para atender a unos seis millones de afganos que se calcula que huyen del país ante la amenaza de un ataque estadounidense.
Cargado con ropa de abrigo y comida, el convoy es el primero que entrará en Afganistán desde los atentados terroristas contra EEUU el pasado día 11, a los que Washington reaccionó con amenazas de guerra contra el régimen talibán si no entrega al principal sospechoso de los atentados, el saudí Osama ben Laden.
Según organizaciones de ayuda humanitaria, hay entre 5,5 y 7,5 millones de afganos que necesitan alimentos y refugio tras la huida masiva de ciudadanos.
El destino del cargamento, que incluye también libros para niños en edad escolar, son las zonas más necesitadas, incluido el 10% del territorio al norte del país controlado por las tropas de la resistencia de la Alianza del Norte. Una vez pasada la frontera, la ayuda tendrá que ser cargada de nuevo en vehículos más pequeños y, posteriormente, a lomos de burro, la única forma de acceso a muchas de las poblaciones de la geografía afgana que carecen de caminos adecuados para vehículos motorizados.
Bush deja el aislacionismo y se apoya en las Naciones Unidas
Naciones Unidas (EFE).- EEUU vuelve a confiar en el Consejo de Seguridad y en la ONU como organismo internacional, donde logró la aprobación unánime de una resolución sin precedentes para combatir el terrorismo internacional, especialmente enfocada a cortar su financiación.
El distanciamiento de EEUU de la ONU era evidente en los últimos meses, en que careció de embajador desde enero, porque los senadores demócratas acusaban al designado John Negroponte de violaciones de los derechos humanos en su etapa de embajador en Honduras, desde donde apoyaba a la "contra" nicaragüense.
Los atentados del pasado 11 de septiembre contra Nueva York y Washington hicieron a EEUU romper con su política aislacionista, recién iniciada por la administración Bush, en la que se mantuvo alejada de Conferencias importantes como la del Racismo, así como iniciativas mundiales como el Tratado de Kioto y el Tribunal Penal Internacional, entre otros.
La frialdad también se demostró después de la tragedia con una actitud escéptica ante la posibilidad de que el Consejo de Seguridad adoptara medidas contra el terrorismo, ya que según fuentes diplomáticos, podrían interferir las operaciones militares de Washington como represalia a los ataques terroristas. El cambio de la postura estadounidense empezó con el llamado del presidente George W. Bush a la creación de una coalición internacional y con el comienzo de la gestión del embajador John Negroponte, quien presentó sus credenciales el pasado 19 de septiembre.
En un principio, EEUU no estaba convencido de llevar a la ONU su campaña de lucha contra el terrorismo, pero accedió, viendo el amplio apoyo conseguido por los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Rusia, China, Gran Bretaña y Francia).
Negroponte fue el encargado de presentar la resolución con medidas antiterroristas concretas al Consejo de Seguridad , que la aprobó por unanimidad de sus 15 Estados miembros el viernes.
"Es una resolución sin precedentes contra el terrorismo dentro de las Naciones Unidas", señaló Negroponte tras la aprobación.
La resolución tiene carácter obligatorio para los 189 países integrantes de la ONU, ya que se acoge al capítulo 7 de la Carta de la ONU y deberá entrar en vigor en 60 días.
Los puntos más importantes de la resolución hacen referencia al aspecto de financiación del terrorismo, que se traduce en la congelación "inmediata" de cuentas y activos financieros de personas vinculadas directa o indirectamente con actividades terroristas. También hace un llamamiento a la intensificación de la cooperación de intercambio de información operativa sobre actividades y acciones de personas vinculadas a grupos terroristas.
Un viraje obligado y radical
El drástico cambio de rumbo de política de EEUU por los atentados terroristas ha llevado a George W. Bush a dar un nuevo protagonismo a la política exterior, el aspecto más marginado de sus primeros meses de mandato.
De la noche a la mañana, a partir del 11 de septiembre, el mundo político en torno a Bush se transformó radicalmente. Los atentados llegaron en una semana en la que, precisamente, la Casa Blanca se esforzaba en demostrar que Bush estaba cada vez más preocupado por la inquietante marcha de la economía y preparaba nuevas medidas de reactivación.
Para un presidente que llegó al poder prometiendo centrarse en los asuntos internos, y que durante los primeros meses se ganó una fama de unilateralista, el contraste es fuerte.
Bush, que tiene en la política exterior su punto más débil como gobernante, puso en marcha tras los atentados un rápido cambio de rumbo y proclamó la creación de una coalición internacional contra el terrorismo.Dentro de ese objetivo, el presidente se entrevista o habla por teléfono a diario con dirigentes extranjeros para solicitarles ayuda y cooperación en la lucha antiterrorista.
El nuevo rumbo ha supuesto, además, dejar de lado el proyecto de la defensa antimisiles, que era el punto básico de política exterior de Bush y origen de buena parte de sus diferencias con otros países.Esto supone también un nuevo protagonismo para el secretario de Estado, Colin Powell , de quien hace poco se especulaba con su dimisión debido a su reducido protagonismo en la política exterior, controlada por Condoleezza Rice, consejera de Seguridad Nacional.
Ahora, Powell, conocido y respetado en el extranjero, se ha erigido en protagonista absoluto. Su influencia se ha notado en cómo Bush ha resistido las peticiones de los "halcones" del Pentágono para bombardear Irak. (EFE) |