Martes 25 de setiembre de 2001 | ||
Roca, el lugar donde el PJ quiere achicar y la UCR ampliar |
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En comicios parlamentarios, el oficialismo siempre se impuso por 7.000 votos |
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Roca, el tema es Roca. Para uno y para otro, mucho de lo que tienen en juego electoralmente se define en Roca. El radicalismo asume esa realidad desde la experiencia que le acredita el pisar fuerte en la ciudad. Entonces, sólo ajusta tuercas en el convencimiento de que nada se saldrá de madres. El peronismo, en cambio, alimenta una vez más la aspiración de recortar aquel poder. Esta es, en apretada síntesis, la proyección que ambas fuerzas tienen forjadas sobre el rol que deben cumplir el 14 de octubre en Roca, un escenario decisivo en el mapa electoral de la provincia. Un punto donde, a lo largo de toda la transición, el radicalismo viene ejerciendo un dominio aplastante en las urnas. Un dominio que responde a muchas naturalezas distintas en lo concerniente a sus causas. Razones que arrancan en la misma composición social de la ciudad, donde una amplia clase media -hoy deteriorada en sus aspiraciones de movilidad social- siempre encontró en el radicalismo su referencia de poder político. Pero razones que computan además otros dos datos: * La ventaja que le acredita al radicalismo el manejo por años del aparato de Estado provincial, con la consabida red de dependencias y clientelismo que se deriva de esa situación. * La gravitación que a la hora de la definición tiene el propio estilo directo paternalista que imprime el gobernador Pablo Verani en su relación con amplios sectores de Roca. El peronismo sabe que esta batería de factores en favor del radicalismo sigue teniendo muy acotadas posibilidades de ser modificada, al menos en lo inmediato. Toda mutación en esa materia implicaría un cambio de cultura en el electorado de la ciudad, hoy muy distante. Pero el peronismo no ignora algo que los radicales tienen internalizado: en elecciones generales -las de gobernador concretamente-, en Roca el oficialismo siempre lo superó por más votos que en comicios para renovar el Parlamento nacional. En las primeras la UCR tiene la costumbre de derrotarlo por mucho más de 10.000 votos, mientras que en las segundas esa distancia se acorta a unos 7.000 sufragios promedio. A modo de conclusión de sus planes electorales para Roca, el peronismo sostiene que lo único que puede hacer es trabajar en dirección a recortar esos 7.000 votos. Pero la UCR está persuadida de que no se puede dormir en los laureles que le acredita la historia electoral de Roca. Convencida de que Roca es su plaza más fuerte, encuentra en Cipolletti -en el marco la Alianza, claro está- el otro escenario electoral, de los cuatro más importantes de la provincia, donde siente que el triunfo está garantizado. En Viedma está perdiendo. En Bariloche la suerte es incierta para unos y otros. En consecuencia, necesita incrementar en Roca su diferencia tradicional de votos sobre el PJ a manera de compensar las dudas que tiene sobre otros teatros de la jornada del 14 de octubre. Entre los dirigentes más reflexivos del oficialismo se encuentran incluso dudas sobre la suerte a correr por los candidatos de la Alianza en el mismo Cipolletti. Ahí, la Alianza no es sostenida por el radicalismo, sino por la gravitación de las huestes del intendente Julio Arriaga, que tiene al Frente Grande como expresión partidaria. Al menos a hoy, los radicales están convencidos, vía sus encuestas, de que en Cipolletti aún están lejos de imponerse con más de 50% de los sufragios. Un piso que les venía garantizando el arriaguismo. Siempre según los sondeos que solicitó, la Alianza está ganando en Cipolletti con el 38%. Así, para el peronismo por una razón, para el radicalismo y su Alianza por otra, los votos de Roca son más amor que nunca. |
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