Domingo 23 de setiembre de 2001 | ||
MAS INFORMACION: Afganos derribaron un avión espía que podría ser de la CIA Pakistán hace equilibrio para evitar una rebelión |
EE. UU. prepara su maquinaria de guerra y le apunta a Afganistán |
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Bush discutió con sus asesores el plan de ataque sobre los talibanes.Barcos y aviones se instalan en el este asiático y el golfo Pérsico.Complementan las fase militar con intensos contactos diplomáticos. |
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WASHINGTON/ ISLAMABAD (Reuters) - Estados Unidos finaliza la puesta a punto de maquinaria bélica desplegando sus fuerzas armadas en el Golfo Pérsico, mientras su presidente, George W. Bush, continúa preparando las represalias por los atentados del pasado día 11 contra Nueva York y Washington. Los talibanes , en tanto, amenazan con responder con la guerra santa. Dentro de esos preparativos, dos aviones de transporte militar estadounidenses C-130 Hercules aterrizaron ayer en una base área de Uzbekistán, antigua república soviética fronteriza con Afganistán, informó la agencia rusa Interfax, que citó fuentes anónimas. Según Interfax, ambos aparatos aterrizaron en un aeródromo situado a pocos kilómetros de Tashkent, la capital de la república, y de ellos desembarcaron un centenar de militares estadounidenses con numerosos equipos técnicos. Funcionarios estadounidenses de Defensa dijeron que cerca de una decena de aeronaves, entre ellos, aviones de reabastecimiento de combustible, se trasladarán de inmediato al Golfo y al Océano Indico -cerca de Afganistán- para unirse a otros 350 aviones de guerra en bases terrestres y en dos portaaviones. Bombarderos B-1 y B-2, así como tropas del Comando de Operaciones Especiales del Ejército, también recibieron órdenes de trasladarse a la región Bush, que pasó el fin de semana en Camp David, está decidido a cambiar el rumbo de su administración para, según sus asesores, centrar todos sus esfuerzos en responder a la afrenta terrorista de la pasada semana. El presidente, desde su residencia de Camp David, apeló ayer a todos los medios de comunicación disponibles para preparar detalles de la inminente guerra contra Osama Ben Laden y su organización terrorista internacional. Bush habló por teléfono con el presidente ruso Vladimir Putin, por videoconferencia con sus más estrechos colaboradores y por la radio para asegurar a los estadounidenses que pese a la dureza del shock negativo actual, la economía es todavía razonablemente fuerte. El debate sobre las dimensiones del "primer golpe" estadounidense parece ya concluido: Bush decidió concentrar sobre la red de Ben Laden y sus refugios en Afganistán la inicial acción militar norteamericana, primera movida de una larga guerra, reveló ayer un funcionario del actual gobierno al diario New York Times. En este cuadro asume particular importancia la "larga" conversación telefónica entre Bush y Putin, de casi una hora, una especie de cumbre a distancia para clarificar los medios y los límites del apoyo de Moscú a la acción armada de Estados Unidos en Asia central. Entre los puntos claves y de la charla entre ambos mandatarios figuró el deseo de Washington de usar a las ex repúblicas soviéticas de Uzbekistán y Tajikistán (ambas limítrofes con Afganistán) como trampolín de lanzamiento de algunas fuerzas norteamericanas. Tras algunas declaraciones contradictorias, el Talibán, movimiento gobernante de Afganistán, aseguró que sus fuerzas habían derribado una aeronave en el norte del país y un helicóptero de la opositora Alianza del Norte. El Pentágono no hizo declaraciones y un portavoz de la Alianza dijo que uno de sus helicópteros se estrelló, pero lo atribuyó a causas técnicas. Otras versiones indican que podría ser de la CIA. Bush, en su discurso radial que pronuncia todas las semanas para los estadounidenses, intentó aumentar la confianza en la economía del país tras la peor semana de los mercados financieros de Wall Street desde la década de 1930. Bush, en su agitado día, cambió además opiniones con sus más estrechos colaboradores sobre los próximos movimientos en su cruzada contra el terrorismo. Junto a Bush en la sala de reuniones de Camp David se hallaban el director de la CIA, George Tenet; el jefe del staff presidencial, Andrew Card, y la consejera para la Seguridad Nacional, Condolezza Rice. Los otros funcionarios de alto nivel estaban ligados vía teleconferencia, en un circuito criptado. Entre las iniciativas decididas por el presidente Bush figura el congelamiento de todos los bienes bancarios en Estados Unidos de numerosos grupos sospechados de tener algún tipo de relación con las organizaciones terroristas. |
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