Miércoles 5 de setiembre de 2001

 

El Senado dio media sanción a la reforma política

 

No genera recorte de gastos, sino un nuevo esquema de financiamiento

  En medio de una gran confusión en torno del contenido del texto en discusión, el Senado terminó de aprobar anoche el proyecto de reforma política con la definición de una serie de regulaciones al gasto partidiario y electoral.
La iniciativa, que ahora deberá ser debatida en Diputados, contempla parcialmente algunas de las iniciativas que el gobierno prevé poner en consideración en un plebiscito, aunque la norma no genera disposiciones de recorte de gastos sino un nuevo esquema de financiamiento de la política.
La norma fija, entre otros aspectos, la reducción del aporte estatal a los partidos de 3 a 1 peso por voto obtenido, limita la contribución privada a las campañas y crea un fondo partidario común a crearse con dinero proveniente de los sectores público y privado.
El proyecto llegó al recinto con un precario acuerdo entre el PJ y la UCR, que permitió lograr la mayoría especial requerida para la sanción del proyecto.
Sin embargo la imposibilidad de agotar la discusión en comisión, hizo detonar en el recinto una realidad que los senadores intentaron disimular: mientras el justicialismo (y las autoridades de la cámara) tenía un texto y votaba en consecuencia, el radicalismo debatía en base a un proyecto diferente.
Peor aún: en el artículo 34, que establece un tope a la financiación privada de los partidos, el PJ y la UCR quedaron convencidos de que se sancionó un contenido diferente entre sí.
Con un caótico debate que insumió una hora y media de discusión, el Senado finalizó la sanción de la reforma política, que ya había sido aprobada en general pero había quedado interrumpida en la discusión en particular en mayo pasado.
En la sesión de anoche se trató exclusivamente el tema del financiamiento de los partidos y las campañas. Ya contaban con media sanción dos proyectos que limitaban la duración de las campañas y establecían las elecciones internas abiertas obligatorias (existía un cuarto proyecto que buscaba crear una fiscalía electoral, aunque no prosperó).
Extrañamente, durante el debate no estuvieron presentes los dos principales impulsores de la norma, ni el justicialita Carlos Corach (fue el caso más insólito ya que fue quien en soledad pidió su tratamiento durante varios meses) ni el radical Luis Molinari Romero. (DyN)
     
     
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