Domingo 30 de setiembre de 2001

 

Dos disparos dieron fin a una vida de novela

 

La autopsia determinó que el conocido comerciante de la comarca Viedma-Patagones murió tras recibir dos impactos. El sepelio reunió a familiares y amigos, que lo acompañaron durante 48 años de vértigo.

  PATAGONES (AV).- Dos disparos que atravesaron el corazón, los pulmones y la cadera causaron la muerte de Jorge Llambay. Así lo determinó la autopsia realizada en la madrugada de ayer en el hospital de Patagones.
Cerca del mediodía familiares y amigos acompañaron hasta su última morada al hombre de 48 años, que siempre caminó por la cornisa de la vida. Tuvo amigos, enemigos, los vicios de la noche, poder, debilidades, dinero, cárcel y desgracias.
Su vida se inició con la marca de la tragedia. Cuando apenas tenía unos meses su madre fue brutalmente asesinada por un peón en la casa del campo que tenía la familia en la zona de Patagones. Luego su padre, que era amante de los caballos y del juego, se casó con su cuñada -hermana de la mujer asesinada-.
Llambay también supo de relaciones comerciales importantes. Vivió en Estados Unidos, tuvo una oficina en la calle Lavalle en Buenos Aires y conoció el rigor de la cárcel cuando estuvo cinco años cumpliendo una condena por portación de armas y robo vinculado a la piratería del asfalto. Tras cumplir la sentencia en la cárcel bahiense de Villa Floresta y en la de Viedma se quedó en esta capital, donde había crecido y formado una familia con dos hijos.
Una ascendente posición económica lo vinculó a una serie de negocios, como el de prestamista. Tenía un kiosco en el radio céntrico viedmense que incluía venta de quiniela y criaba caballos que corrían en el hipódromo.
La noticia del homicidio de Llambay corrió como reguero de pólvora por la comarca Viedma-Patagones, junto con el recuerdo de hechos protagonizados por la víctima, como un intempestivo ingreso al casamiento de un maragato a quien tras reclamarle una deuda, Llambay le habría atravesado el rostro con una navaja en plena fiesta.
Luis Fernández, el hombre de 56 años que le disparó y luego se entregó a la Policía, supo ser su amigo y socio. Es también una persona conocedora del ambiente de la noche, los caballos, el juego y la bebida. Al parecer, la relación entre ambos se habría desgastado por presuntas deudas y habría generado un clima de tensión entre ambos desde hace un tiempo. Fernández, que hoy será trasladado a Bahía Blanca, se enteró ayer en la madrugada que había dado muerte a Llambay. Cuando le disparó la víctima caminó hacia el interior de la pequeña vivienda aledaña a los boxes donde se alojan los caballos de carrera. Por esa razón el agresor pudo suponer que sólo lo había herido. Sucede que efectivamente Llambay logró desplazarse hasta el interior de la casa para desplomarse en el suelo de la habitación.
La Policía trata de establecer ahora si existió una discusión que antecedió los disparos o si Fernández apretó el gatillo de la carabina calibre 22 apenas Llambay bajó de su flamante cupé Mercedes Benz amarilla en el patio del stud "La Farola" de Brown al 700 de Patagones.
La comisaría de esta ciudad bonaerense se trasformó en la noche del viernes en un lugar de inusual movimiento.
Al margen de la tramitación que requieren estos hechos, amigos y familiares de la víctima se acercaban para interesarse de los pormenores del hecho y, por otro lado, allegados a Fernández trataron de visitarlo y reclamaron información sobre su situación.
   
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