Miércoles 26 de setiembre de 2001

 

Una prostituta le tendió una trampa y le desvalijaron la casa

 

Una prostituta invitó a un cliente a su casa. Allí lo esperaba un cómplice, armado. Fue secuestrado durante horas. Después tuvo que llevar a los delincuentes hasta su vivienda y la desvalijaron.

  NEUQUEN (AN)- La película es francesa, de mediados de los 90, está basada en un hecho real y se llama La Carnada. Una joven se dedica a seducir adinerados hombres mayores, los lleva a su casa y cuando están en plena intimidad llegan sus cómplices y lo asaltan. Una historia parecida, pincelada con escenas tenebrosas, padeció un vecino de Neuquén entre la noche del sábado y la madrugada del domingo. El caso recién se conoció ayer, luego de que detuvieran a los integrantes de la pareja que le desvalijaron la vivienda. Ella es una prostituta y está embarazada; él, un delincuente bonaerense que hasta ahora no tenía antecedentes en la región.
La identidad de la víctima se mantiene bajo estricta reserva; sólo se supo que su nombre comienza con R., tiene alrededor de 45 años y que vive en la zona del alto de esta capital. Durante casi cinco horas estuvo secuestrado por la pareja de delincuentes, atado de pies y manos y amordazado. No sólo le robaron su camioneta y artículos electrónicos -que ya fueron recuperados- sino también tarjetas de crédito y bancarias; además lo obligaron a que les revelara las claves secretas para vaciarle la caja de ahorros a través del cajero automático.
Durante todo su cautiverio lo sometieron a un régimen de terror, con continuas amenazas de muerte y promesas de venganza si los denunciaba.
Según relataron algunos investigadores a "Río Negro", la historia comenzó el sábado entre las 9 y las 10 de la noche cuando sonó el celular de R. Lo llamaba una prostituta a la que conocía para pactar un encuentro en la zona del bajo, cerca del hipermercado ubicado en ruta 22 y Saturnino Torres.
El hombre concurrió en su camioneta y una vez juntos, la mujer lo invitó a su casa. Cuando estaban en el interior apareció un sujeto armado con una escopeta recortada, y empezó la pesadilla.
R. fue atado de pies y manos con cinta de embalar, y amordazado. Le quitaron el teléfono celular, las tarjetas de crédito y bancarias, otros efectos personales, las llaves del vehículo y de su casa.
Inmovilizado, el hombre escuchó que sus captores deliberaban sobre su destino. A la casa llegaron más personas; en otra habitación había chicos llorando.
Después de un tiempo que le pareció interminable le quitaron las ligaduras pero enseguida volvieron a atarlo, esta vez con las manos hacia adelante y los pies libres.
Bajo amenazas, lo obligaron a conducir hasta su propia vivienda, en la zona del alto. R. manejó su camioneta como pudo, preguntándose cuándo y cómo terminaría aquel tormento. Al lado, atentos a sus movimientos, iban el delincuente y la prostituta.
Llegaron a su casa en plena madrugada. El hombre volvió a ser inmovilizado y los secuestradores se encargaron de cargar en el vehículo todos los efectos de valor que pudieron: un enorme televisor color, una computadora portátil, una cámara de fotos, entre muchos otros.
Lo amenazaron por última vez y desaparecieron con la camioneta y su preciosa carga. R. recién pudo desatarse cuando el sol del domingo estaba bien alto y buscó consejo en sus amigos. Ellos le recomendaron que, pese a las amenazas, hiciera la denuncia.
La Policía resolvió el caso con relativa sencillez. Una vez que recibió los detalles, un equipo del departamento Delitos comenzó a investigar y el lunes a la tarde ya había recuperado la camioneta -abandonada en Confluencia- y la mayoría de los efectos robados, que estaban en la casa de la prostituta.
Ayer a la mañana se montó una discreta guardia en una vivienda de calle Independencia; cuando llegó el ladrón -que resultó ser oriundo de Buenos Aires y sin antecedentes en la zona- le pusieron las esposas. La mujer que ofició de "carnada" está alojada en una unidad especial, por su avanzado estado de gravidez.

Hay más hechos de los que se denuncian

NEUQUEN (AN)- Los investigadores creen que los casos de prostitutas que traicionan a sus clientes son más de los que trascienden. Por distintas razones, muchas veces vinculadas con la posición social o estado civil de la víctima, las denuncias no se formulan y quedan en la intimidad de quien sufrió la situación.
De los pocos casos conocidos, uno se ventiló en un juicio oral en agosto. Pero con la particularidad de que la víctima -y testigo clave- no se presentó a declarar en las audiencias, por lo que las dos mujeres que estaban acusadas fueron absueltas.
Según había denunciado el hombre, conoció a dos mujeres en un balneario del río Limay y las invitó a su casa para "divertirnos un rato". Estuvieron bebiendo cerveza, y al parecer en su vaso le colocaron un poderoso somnífero que lo tuvo dormido más de 24 horas. Cuando despertó, descubrió que no le habían dejado nada: estaba desnudo y le habían robado desde herramientas hasta un carrito para bebé, pasando por ropa y electrodomésticos.
Ha habido otros casos similares -a las mujeres que emplean esta modalidad se las llama "viudas negras- pero muy pocos se conocen. "Por miedo o por pudor, las denuncias no se hacen", dijo un investigador.
   
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