Jueves 20 de setiembre de 2001

 

Los presos "albañiles" mantuvieron las acusaciones

 

Reiteraron que eran obligados a trabajar en una casa que sería del jefe de la cárcel barilochense. Dijeron que estaban amenazados con traslados. El acusado está sufriendo una depresión.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Las pruebas y testimonios aportados a la causa que investiga el juez Juan Manuel García Berro complican cada vez más al comisario Gabriel Capsi, quien todavía no fue indagado y por lo tanto ignora la calificación de los delitos que le imputan. En principio podrían configurar incumplimiento de los deberes de funcionario público y malversación de caudales.
A las acusaciones que pueda fundamentar el juez de instrucción podrían agregarse las que analizan los abogados de los cuatro internos que habrían sido obligados a trabajar bajo presiones y amenazas en la vivienda que construía el jefe de la alcaidía. En principio mencionaron "abuso de autoridad" y "cambio de las condiciones de detención", pero podrían agregar otras figuras, por ejemplo la relacionada con la obligación de trabajar sin percibir salario.
Ayer los internos que testimoniaron ante el juez recibieron a la prensa y sostuvieron las acusaciones contra Capsi. Explicaron que ellos no habían planeado la denuncia y que la situación salió a la luz a raíz del accidente sufrido por Jorge Oyarzo y por un llamado anónimo. El más locuaz del grupo, Leonardo Gutiérrez, dijo que había comenzado a trabajar en la construcción hace más de un año y medio. "Nos llevaron engañados para construir un jardín de infantes, pero cuando nos dimos cuenta que era una casa y nos negamos a seguir, nos amenazó con cortes de visita y traslado".
Justificaron la toma de fotografías (que ya estarían agregadas a la causa), "para presionar si alguna vez nos llegaba a trasladar", y aclararon que en su próximo destino los perjudicaría el hecho de haber colaborado con la policía.
Si bien los internos que construían la vivienda del comisario recibieron condenas de entre siete y doce años de prisión, todos son delincuentes ocasionales que cometieron un grave delito por primera y única vez. Por eso nunca trataron de fugarse pese a que el capataz de la obra, que también era un policía, los dejaba varias horas solos mientras atendía su trabajo habitual.
Los internos sospechan que los bloques y las aberturas construidas en los talleres de la alcaidía eran para la casa de Capsi, y dijeron que los hierros de la estructura, en parte, fueron acondicionados en la unidad policial.
Ahora pedirán una reducción de la pena que les resta por cumplir porque según su abogado Jorge Pschunder, "estuvieron detenidos bajo el régimen de reclusión y sufrieron un perjuicio físico y psicológico porque estaban en ese lugar para resocializarse".
Mientras tanto, el comisario Capsi estaría sumido en una profunda depresión que justificaría su renuencia a aclarar cuestiones ante la prensa.
Para las autoridades policiales el reemplazo de Capsi es un dolor de cabeza, porque es el único oficial jefe egresado del Servicio Penitenciario Nacional.
   
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