Pedía limosnas y además vendía ravioles de cocaína

Es una mujer de 45 años y la detuvieron ayer en Neuquén. Fue después de que llegara a la terminal de colectivos una encomienda con 260 gramos de cocaína de máxima pureza.

NEUQUEN (AN)- Un cargamento de 260 gramos de cocaína de máxima pureza fue interceptado ayer a la tarde cuando llegó a la terminal de colectivos local en una encomienda procedente de Tartagal, provincia de Salta. La encargada de distribuirla era una mujer, que ya está detenida, y se la conocía porque solía pedir limosna en la puerta de la catedral. La venta minorista le hubiera permitido recaudar cerca de veinte mil dólares.
El operativo se realizó ayer a partir de las 19 cuando llegó el colectivo procedente del norte, y en forma simultánea se realizaron allanamientos en el barrio San Lorenzo y en la ciudad de Tartagal, desde donde fue despachada la encomienda. La guía tenía la leyenda: "dígale sí a la vida, no a la droga".
"Nos dio positivo, secuestramos 260 gramos de cocaína de máxima pureza", informó escuetamente a "Río Negro" el juez federal, Guillermo Labate, quien dirigió en forma personal el procedimiento.
Según se supo, el secuestro de la droga fue resultado de un trabajo de casi dos meses realizado por el departamento Toxicomanía de la Policía de Neuquén.
Desde ese tiempo venían siguiendo las actividades de una mujer de alrededor de 45 años, cuya identidad no fue suministrada, que solía pedir limosna en la catedral y vive en el barrio San Lorenzo. Anoche fue detenida en forma simultánea con la incautación de la cocaína.
Al parecer la mujer se dedicaba a vender "ravioles" en su vivienda y en otros lugares que no fueron precisados, lo cual le permitió cierto despegue económico. La investigación permitió determinar que recibía encomiendas despachadas desde Tartagal con la droga, de origen boliviano, disimulada en el interior.
Las fuentes consultadas explicaron que el paquete se despachaba sin que nadie viajara acompañándolo. Quienes lo recibían en Neuquén tampoco iban a buscarlo a la terminal, sino que contrataban un servicio de reparto domiciliario.
Después de la larga investigación, se pudo establecer que ayer era un día muy probable de llegada de una encomienda. Por eso desde temprano se dispuso un discreto operativo en la terminal que dio sus frutos a las 19, cuando llegó el colectivo de línea con su carga en la bodega.
Los efectivos de Toxicomanía lo identificaron rápidamente, procedieron a abrirlo en presencia del juez Labate y encontraron lo que buscaban.
La cocaína sería de máxima pureza; fuentes judiciales estimaron que los 260 gramos podrían "estirarse" hasta obtener mil dosis. Para eso se utilizan sustancias como aspirina molida, harina o talco, entre otras.
Los voceros explicaron que una vez fraccionada en "ravioles" de un gramo de peso, la cocaína se coloca en el mercado minorista a 20 pesos la unidad.
En forma simultánea con el secuestro de la encomienda se realizaron allanamientos en esta capital y en la ciudad de Tartagal. En Neuquén fue detenida la mujer sospechada de comercializar el estupefaciente, en su vivienda del barrio San Lorenzo.
Por tratarse de cocaína y por la cantidad secuestrada, se lo consideró un operativo "importante".
Hace diez días hubo otro procedimiento de envergadura, esta vez a cargo de la Policía Federal que secuestró 20 kilos de marihuana en el barrio Parque Industrial.
En esa ocasión cayeron cuatro personas, que siguen detenidas. La marihuana había sido traída hasta la región por un joven residente en la provincia de Buenos Aires, que tenía contactos con los distribuidores locales.
Los colectivos son frecuentemente utilizados por los traficantes para distribuir droga por todo el país. Como los controles son poco efectivos, es relativamente sencillo para el "mayorista" despachar una encomienda con droga que luego es retirada por el "minorista".

Foto: Tras varios meses de investigación, se logró secuestrar el importante cargamento de cocaína.