Sábado 8 de setiembre de 2001

 

Procesamiento y preventiva para Arratia

 

Para el juez hay pruebas suficientes que lo incriminan en el secuestro. El magistrado tomó la decisión basado en los dichos de la menor.

  ROCA (AR).- Marcelo Arratia se convirtió ayer en un nuevo procesado por el triple crimen de Cipolletti. El juez Pablo Iribarren le dictó el procesamiento y la prisión preventiva por los asesinatos de María Emilia, Paula y Verónica de los que el domingo se cumplen tres años y diez meses.
Arratia ya había estado detenido a fines de 1997 por los crímenes. En aquella oportunidad fue apresado junto a su hermano José Luis, acusado de "triple homicidio calificado" porque lo involucró Claudio Kielmasz, quien en esa época era testigo estrella. Después Kielmasz pasó a ser imputado y en julio pasado lo condenaron a prisión perpetua.
Iribarren, que lleva adelante la causa residual, ordenó la detención de Arratia el 21 de agosto pasado, esta vez bajo la acusación de "secuestro seguido de muerte". Esa fue la calificación que le dio a los hechos la Cámara Criminal Segunda al dictar sentencia. De ahora en más, el defensor oficial Miguel Salomón -quien asiste al detenido-, tendrá tres días hábiles para apelar el procesamiento.
Arratia siempre se declaró inocente, dijo que no sabía por qué Kielmasz primero y la menor después lo habían involucrado, y desoyó los consejos que le dieron de que se fuera de la zona para evitar más problemas. "Tengo mi corazón limpio", aseguró.
El juez Iribarren fundamentó la prisión preventiva de Arratia en los dichos de una menor de edad que declaró durante el juicio oral y público.
La menor, cuyo nombre se preserva por cuestiones legales, mencionó que del secuestro de las jóvenes participaron entre cinco y seis sujetos. Después de muchas y contradictorias declaraciones, entre ellos individualizó a Guillermo González Pino (también condenado, a 18 años de prisión), Kielmasz y el "Pelado" Hilario Sepúlveda.
Posteriormente se realizó una rueda de reconocimientos en Tribunales de Roca, y la jovencita señaló a Arratia como una de las personas que secuestró a las chicas. Sin embargo, cuando se le preguntó si lo conocía, aseguró que era Guillermo González Pino, quien ya estaba detenido en la U9 de Neuquén.
A pesar de esta confusión, el juez consideró incriminantes los dichos de la joven, y dictó el procesamiento de Arratia-
Durante el juicio, el detenido también se tuvo que prestarse a un reconocimiento, aunque en esa oportunidad fue por unos tatuajes que la misma menor había mencionado.
Los dichos de la menor fueron utilizados por los jueces de la Cámara Segunda del Crimen para condenar a Kielmasz y a González Pino, por lo que no sorprendió que también sean valorados para la detención de Arratia.
En cuanto a la situación de Sepúlveda, por ahora es una incógnita qué sucederá. El "Pelado" fue citado por la justicia para una rueda de reconocimiento, pero actualmente se encontraría radicado en la zona de Zapala y no tiene dinero para trasladarse hasta Roca.
De todos modos, y en caso de que el juez requiera su presencia, podría ser trasladado a los Tribunales por la fuerza pública.
Sepúlveda tiene "falta de mérito" en la causa. Fue el primer detenido por los homicidios; personal policial fue a buscarlo a su tapera a partir de un llamado anónimo que lo involucró.

"Sin justicia no habrá paz", aseguraron anoche los vecinos cipoleños

CIPOLLETTI (AC).- Una reunión de vecinos debatía anoche los pasos a seguir para que la ciudadanía participe y se esclarezca la ola de crímenes que se ha desatado sobre Cipolletti desde hace unos años a esta parte.
"Es importante que la gente se exprese y se movilice porque sin verdad ni justicia no habrá paz en Cipolletti", expresó, a modo de síntesis, Norberto Fernández, de la Pastoral Social del obispado del Alto Valle, minimizando la menguada presencia de cipoleños.
Del encuentro realizado ayer -no fue la continuidad de la multitudinaria asamblea del Club Cipolletti, porque fue distinta la metodología convocante- tomaron parte unas 60 personas, en el limitado salón de ingreso de la escuela NÂș111.
Estaban Juan Villar y Ofelia Mosconi, padres de Verónica, una de las víctimas del triple crimen, Sara Garigliano y Carlos Segovia (militantes de Derechos Humanos), docentes, los diputados y vecinos en general.
Luego de una introducción de Garigliano sobre el documento aprobado en la asamblea del Club Cipolletti, donde incluso se hablaba de no pagar impuestos y no votar, se formalizó una serie de exposiciones que pasaron por los temas más variopintos. Juan Villar, con su estilo frontal, mantuvo su postura de siempre y responsabilizó al gobierno de la provincia por encubrir a la policía en el triple crimen.
Como en un momento dos personas pusieron a todos los políticos en la misma bolsa, Julio Salto primero y Guillermo Grosvald después resaltaron su consecuente insistencia en la necesidad de que se cambie el régimen imperante para sanear instituciones estatales rionegrinas. "Estamos en esa trinchera, con los zapatos llenos de barro, y seguiremos resistiendo", dijo Salto. Tanta era la desorientación que una estudiante, aparentemente avanzada, de Ciencias de la Educación, preguntó quién era el poder político encargado del manejo de la policía.
En un momento, un vecino puso de relieve que de ninguna manera esa menguada presencia podía asumir la representación de toda la ciudadanía, y que había que hacer otra reunión con otro tipo de convocatoria más abarcadora.
Contra la propuesta del voto negativo Salto se expuso -sin recibir objeciones- y dijo que el voto tiene que ser positivo y consciente porque es la única forma de revertir procesos que se consideran injustos.

   
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