Sábado 22 de setiembre de 2001

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Redada en la triple frontera: ¿Neuquino en la mira?

 

Todas las Bolsas siguen en fuerte picada

 

Wall Street terminó una semana sin igual en sus 210 años de historia bursátil.

  Los principales mercados financieros de América Latina registraron pérdidas mientras los preparativos militares de Estados Unidos aumentaron los temores de futuras dificultades económicas y de un retiro de los mercados emergentes más riesgosos. Las acciones, monedas y bonos de la región cayeron a la par de los papeles en Wall Street y las bolsas de Europa.
Wall Street cerró la semana con la mayor pérdida semanal desde la Depresión de la década de los 30, en la semana más activa de su historia. El promedio industrial Dow Jones de la Bolsa de Nueva York perdió 140,40 puntos, ó 1,68 por ciento, a 8.186 puntos, y acumuló una caída de 14,3 por ciento en la semana.
El índice compuesto Nasdaq cerró con retroceso de 47,74 puntos, ó 3,25 por ciento, a 1.423,19 puntos, con una caída semanal de 16,1 por ciento.
Por su parte, el índice Merval bajó 1,11 por ciento en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Después de una demorada apertura por problemas en el sistema informático, el Merval terminó con una baja no muy significativa pero que estira al 16,61 por ciento la pérdida desde el 11 de setiembre, cuando se produjeron los atentados terroristas en Estados Unidos.
Los negocios sumaron casi 15 millones de pesos, una cifra muy poco representativa que revela la extrema prudencia de los operadores, pero a la vez que son mayoría los que prefieren alivianar posiciones.
El cierre de la jornada encontró a las 44 empresas negociadas repartidas en 34 bajas, 5 subas e igual número de firmas sin cambios.
La tendencia resultó algo más favorable en el sector de los títulos públicos, aunque el riesgo país medido por el JP Morgan se elevó a la zona de los 1.637 puntos básicos.
Los bonos globales 2008 terminaron 0,66 por ciento arriba y en el exterior los FRB (tasa flotante) argentinos quedaron con una mejora de 0,52 por ciento.
En la misma línea cerraron los mercados asiáticos y europeos, y en todos los casos las bajas fueron lideradas por las compañías exportadoras, ante los temores de una desaceleración de la economía norteamericana.
En medio de las fuertes turbulencias de los mercados, quizá el único dato alentador lo reportaron las tasas de interés en la plaza financiera local. Entre bancos de primera línea el "call" por tres días o préstamos hasta el lunes próximo descendió a 7 por ciento anual y en dólares cerró a 6,50 por ciento.
(Reuters, DyN y ANSA)

Ahora la palabra la tienen los consumidores de EE. UU.

El ciudadano estadounidense, objeto de estudio constante de los analistas de marketing, vuelve a estar hoy en el centro de la atención mundial ya que los economistas consideran que de la reacción del consumidor en los Estados Unidos dependerá en buena medida que el mundo pueda evitar una prolongada recesión de consecuencias insospechadas.
"La gran preocupación es hoy el comportamiento del consumidor americano. Ya que es él quien dictará la duración de la recesión en los Estados Unidos", aseveró el presidente a nivel mundial del BankBoston, el brasileño Henrique Meirelles.
El banquero explicó que "en el momento en que el consumidor para de comprar, la economía entra en recesión. Si las empresas creyeran que el consumidor va a volver a comprar y entonces mantuvieran la fuerza laboral, la recuperación será más rápida, en el primer trimestre del 2002".
"En cambio, si las empresas apuestan a una recesión prolongada y despiden masivamente trabajadores, ahí va a ser más extendida y la reactivación se dará recién en el segundo semestre del año que viene", alertó Meirelles.
El futuro de la economía estadounidense se presenta ahora como el principal interrogante para los analistas e inversores que tratan de medir y cuantificar los efectos de los atentados de la semana pasada en los Estados Unidos y las consecuencias de la respuesta estadounidense.
El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y el secretario del Tesoro, Paul O"Neill, intentaron anteayer ante la comisión de Asuntos Financieros del Senado restaurar la confianza en la capacidad de la economía estadounidense de absorber los efectos de los atentados, pero las dudas siguen siendo muchas.
"Los consumidores juegan un papel fundamental porque son los que van determinar cuán profunda va a ser la recesión o el parate en el corto plazo en los Estados Unidos", explicó Fernando Losada, analista senior del ABN Amro en Nueva York. Asegura que "nadie duda que en el corto plazo va a haber una contracción en el producto, pero la pregunta es cuán profunda y cuánto va a durar". Esa es la duda de la que pende el resto del mundo.

El temor a un ataque "inminente" contra Afganistán por parte de Estados Unidos hundió ayer a la Bolsa de Sao Paulo, que al final enderezó un poco el rumbo y cerró con pérdidas del 1,17 por ciento, con otra marcada caída de la moneda nacional.
El índice bovespa consiguió superar una aguda tendencia a la baja y cerró situado en 10.418 puntos, en una jornada que muchos llegaron a prever que sería mucho peor aún.
Aunque por momentos llegó a perder algo más del seis por ciento, el principal indicador de Sao Paulo recuperó terreno en las últimas dos horas de operaciones para cerrar con pérdidas del 1,17 que, para las actuales circunstancias, el mercado consideró "moderadas".
Si bien las pérdidas en las bolsas de Nueva York marcaron el paso en Sao Paulo, los analistas coinciden en que en este momento pesa más el temor a una guerra de grandes proporciones y la consecuencia que pueda tener sobre la economía mundial.
Según operadores, el tono usado antenoche ante el Congreso de EE.UU. por el presidente George W. Bush asustó aún más a los mercados, que ahora temen que la anunciada respuesta militar de esa nación a los ataques terroristas del pasado día 11 ocurra en cualquier momento.
Sergio Machado, analista del Banco Factor, dijo que "hay una actitud muy belicosa de Estados Unidos, que puede ser comprensible desde un punto de vista pero muy preocupante desde otro".
Los expertos consideran que la caída de la bolsa paulista y la fuerte depreciación que sufrió ayer el real en su relación con el dólar obedecen a que nadie quiere pasar el fin de semana sin las reservas necesarias.
"Es viernes y el ataque (de Estados Unidos) puede ser hoy o mañana. Nadie quiere que eso le sorprenda con las defensas caídas", dijo un analista del canal de televisión "GloboNews".
Como en los últimos días, los temores de los inversores tuvieron su mejor reflejo en el mercado cambiario.
La moneda brasileña perdió ayer un 2,64 por ciento respecto al dólar, que cerró cotizado a 2,835 reales, un nuevo máximo histórico desde 1994. Con esa nueva cotización del dólar, la devaluación del real en lo que va del año acumula un 42 por ciento.
A lo largo de la jornada, además de intervenir directamente en el mercado con unos 100 millones de dólares, el Banco Central convocó seis subastas de títulos por un total de 4.700 millones de reales en un esfuerzo por reducir la presión sobre el dólar. En bolsa, el flujo financiero se mantuvo alrededor de la media de las últimas semanas y hoy fue de 558.399.000 reales (196.966.137,56 dólares) en 33.397 operaciones con 84,6 millones de títulos. (EFE y Reuters)

Análisis: Necesitan otra ayuda especial del FMI

La incertidumbre mundial provocada por los ataques terroristas en EE.UU. está impactando de lleno en la economía brasileña, la mayor de América Latina, donde el gobierno ya admite que este año el crecimiento será mucho menor que lo previsto, 2%.
En lo que va del año, el real perdió más del 42% de su valor y se aproxima cada vez más a la caída récord del 48,92% registrada durante 1999, luego de la mega devaluación de enero de aquel año. En general, los analistas sostienen que el dólar seguirá su marcha ascendente hasta fin de año. "Mucha gente está trabajando en el mercado con un dólar a 2,90 reales para diciembre", señaló ayer Roberto Padovani, de la consultora Tendencia.
Todas las previsiones, todos los cálculos están siendo revisados en Brasil, previendo siempre recursos "extras" del FMI para cerrar las cuentas. Hace diez días recibió del Fondo una ayuda especial de 15.000 millones de dólares. Esa "mano" ya se esfumó.

   
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