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Sábado 22 de setiembre de 2001 | |
El hombre que hizo fácil lo difícil |
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"Nunca tuve un técnico tan inteligente como él", sostuvo Bermúdez |
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| BUENOS AIRES (Infosic, por Iván Roldán y Horacio Guisande). La decisión de Carlos Bianchi de dejar la dirección técnica de Boca Juniors cuando finalice su contrato confirmó un deseo meditado por el entrenador más exitoso de la historia del club de la Ribera. Así de simple, y más allá de alguna cuestión que provocó el disgusto del técnico, la determinación fue tomada junto a su familia y, el hombre que resuelve del modo más simple lo complicado, dijo basta con su estilo inconfundible. Por eso es difícil a esta altura encontrar palabras no repetidas para hablar de Bianchi. Justo para quien hacer simple lo difícil es un arte que maneja a la perfección, y con ese atributo y muchos otros de un hombre especial se convirtió en la clave de un Boca histórico. Bianchi tiene demasiadas características interesantes para destacar y elogiar, aunque prefiera ser "un tipo común" que no es. No por repetido es innecesario. Por eso es válido remontarse en el tiempo para entender por qué Bianchi tiene un lugar enorme en la historia de Boca y del fútbol argentino, donde es el único técnico que logró dos copas Intercontinentales en dos equipos diferentes: Vélez y Boca. En mayo de 1998 Boca era un polvorín. La llegada de Maurico Macri a la presidencia le cambió la cara al club en lo institucional, pero en lo deportivo seguía a los tumbos. Pasaron Carlos Bilardo, Diego Maradona, Claudio Caniggia y Héctor Veira. Los títulos no aparecían y Diego Latorre lanzó su famosa frase: "Boca es un cabaret". Entonces llegó Bianchi. No prometió triunfos ni vueltas olímpicas, sólo una cosa: trabajo. Y puso manos a la obra. Con humildad y profesionalismo. Con sentido común y perfil bajo. Supo apreciar el material que tenía en el plantel y de a poco dotó a cada uno de sus jugadores de una confianza que sólo Bianchi les sabe transmitir. Así llegó el primer título, invicto y con récord de 40 partidos sin derrotas. Después el bicampeonato y protagonismo en cada torneo que disputó. Eliminación a Ríver y gloria en el "Morumbí" de Brasil para alcanzar la Copa Libertadores, el histórico triunfo en Tokio ante Real Madrid y la vuelta a ser el mejor de América en 2001. "Nunca tuve un técnico tan inteligente, con tanta sabiduría y que transmita cosas tan claras como Bianchi", aseguró tiempo atrás Jorge Bermúdez, ex capitán y símbolo del Boca ganador. Pero Bianchi nunca se marea. Conoce a la perfección el "circo mediático" del fútbol, y entra y sale de él como mejor le conviene. La ironía es su mejor escudo. Pero también su sentido común y su credibilidad lo ponen en un lugar difícil de ocupar en la Argentina. "Nosotros somos privilegiados porque en este país hay mucha gente que la pasa mal. Entonces la mejor manera de agradecer lo que la vida nos regala es ayudando a los que menos tienen", dice Bianchi cuando se lo consulta sobre su obra de caridad. Es que el "Virrey", primero de Liniers y después de la Boca, el hombre que vendió diarios y bebió el mejor champagne francés, el hombre de la calle y de frac, también deposita sus esperanzas en los que menos tienen con su Fundación. Voces: Un duro golpe para todos |
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