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 MAR DEL PLATA (Especial) - Era la prueba clave. No había margen para las especulaciones o el más mínimo error. En el autódromo de Mar del Plata se comenzaba a definir el título y los puntos en juego tenían una enorme gravitación. El roquense Javier Romera lo tenía muy claro. Redondeó un trabajo espectacular y quedó muy cerca de la ansiada consagración como campeón de la Clase 2 del Turismo Nacional, después de lograr su triunfo "soñado".
Como para ratificar su "chapa" de candidato, el roquense se quedó con todo en un fin de semana "muy feliz". Ganó la clasificación, se impuso en una de las series de ordenamiento, que fue la más rápida, y asombró con su contundencia en la final. Pedir más, imposible.
A pesar de llegar como líder en el certamen, para Romera era "la prueba" la que se disputó ayer en Mar del Plata. Es que a nueve puntos había quedado el campeón Nicolás Vuyovich después de la presentación en Rafaela. El salteño es un rival catalogado como un duro, tal vez el más bravo de una categoría que tiene cantidad de buenos pilotos.
Romera y el equipo que comanda "Tito" Etchegaray se prepararon como si fueran afrontar la final del certamen. Las pruebas en Pigüé y Olavarría fueron un buen parámetro para certificar que contaban con un auto competitivo.
No sorprendió lo de la clasificación, porque Romera es súper veloz a la hora de meter una vuelta. Pero asombró lo de ayer, de una contundencia notable.
En la serie dejó claro que no estaba arriba por casualidad. Ganó fácil, pero hasta bajó su registro de clasificación, que ya el pasado sábado estaba considerado como un "tiempazo".
Y así, desde la primera posición encaró la final, con la tranquilidad de contar con un gran auto, pero también sabiendo que le había sacado seis puntos más después de las series a Vuyovich, y que sus otros rivales en la lucha por el título largaban más atrás.
En pocas palabras, todo dependía de Romera y del auto que armó Etchegaray. Si funcionaban a pleno, el triunfo podía ser una realidad. Y se dio todo.
Después de una largada impecable, Romera aguantó en los primeros giros a Marcelo González -otro que llevó motor de Etchegaray en su auto-. Los seguía de cerca Néstor Percaz -ganó la otra serie-. Más atrás, Iván Arbusti y el resto, entre los que intentaba recuperar rápido Vuyovich.
Parecía que no iba a ser una prueba de trámite sencillo para el roquense, pero no fue así. Si bien hasta el décimo giro lo tuvo atrás a González, cuando éste abandonó, metió un par de vueltas rápidas, llevando a su "golcito" de costado en las curvas y se tomó el buque.
El final lo encontró con todas a favor. Primero se bajó del clasificador Percaz y en la última vuelta se rompió el auto de Vuyovich, cuando ya estaba quinto. El negocio cerraba perfecto para Romera.
Seguro que desde arriba, su papá "Chiche" lo llevó con la punta de los dedos en su tránsito triunfal en la última vuelta en el exigente circuito marplatense, quizás fue la más larga para los que lo seguían desde los boxes o bien por la televisión.
Y Romera no falló, estuvo impecable y se anotó un triunfo que bien puede significar un título. Aún quedan cincuenta y dos puntos en juego, pero los treinta y cinco que le sacó a Vuyovich invitan a ilusionarse.
Con un producto bien regional, armado en su totalidad en el búnker de Etchegaray en Río Colorado, un piloto de pocas palabras pero muy rápido como Romera viene pidiendo paso. Tiene un título al alcance de sus manos.
Están cada vez más cerca del gran objetivo
Que la suerte ayuda, no hay dudas.
Quién mejor que Javier Romera, sino, para contar todas las que padeció cuando la mano venía cambiada. A partir del pasado certamen del Turismo Nacional, todo comenzó a cambiar. Y el presente que vive el piloto roquense no es fruto de la casualidad. Que tuvo una buena dosis de fortuna es muy cierto, como también que el equipo de "Tito" Etchegaray trabajó como nunca metido en un desafío que está muy cerca de concretarse, como es conquistar un título.
Tanto Romera como Etchegaray sabían que podían pelear bien arriba en este certamen. Ya lo habían demostrado en el anterior, cuando arrancaron cuatro pruebas más tarde y se convirtieron los dos en las revelaciones de la categoría. Uno como piloto, el otro como preparador.
Juntos, más el incondicional apoyo de la firma Proinsal, encararon este torneo con el objetivo de intentar lograr el título. A fuerza de buenos resultados se convirtieron en protagonistas y lideran el certamen desde la segunda fecha. Y en Mar del Plata le pegaron un golpe a sus principales rivales que puede ser decisivos.
Aún quedan dos pruebas. Son cincuenta y dos los puntos en juego. Romera aventaja a Nicolás Vuyovich por treinta y cinco. Al tercero Iván Arbusti le sacó cuarenta y dos. El resto, ya no cuenta.
Ahora viene Pigüé, que es uno de los circuitos de prueba que tiene Romera. Y el cierre sería en Bahía Blanca, otro trazado conocido.
Si bien en materia de "fierros" nada está escrito hasta que caiga la bandera a cuadros, está claro que Romera tiene todo a su favor como para festejar y quizá hasta por anticipado.
Nadie les regaló nada. Todo lo consiguieron con sacrificio. Y cuando la mano parecía complicarse, como después de la prueba en Rafaela, agarraron sus cosas y se fueron a trabajar. Primero en Pigüé, hasta que los corrió el agua, luego fueron a Olavarría. Los resultados se vieron en Mar del Plata, con una conjunción auto-piloto que fue demoledora. Festejan Romera, Etchegaray y el equipo. Vaya si lo tienen merecido. Esto es de ellos. Más allá, del número final en el certamen.
"Me dieron un auto bárbaro, que sólo tuve que llevar"
Aquel piloto serio, de pocas palabras, parece haber quedado atrás. El roquense Javier Romera disfruta de su gran momento en el Turismo Nacional y no es egoísta, porque lo quiere compartir con los suyos. Ayer, un par de horas después de su gran victoria en Mar del Plata y mientras seguían festejando en la intimidad del equipo de "Tito" Etchegaray, comentó que "estamos viviendo algo muy lindo, que creo se merece esta gente que tanto trabaja. Me dieron un auto bárbaro, que sólo tuve que llevar sin errores. Aún falta, pero sabemos que vamos por el buen camino".
Romera tenía ganas de hablar. Por eso, lo suyo fue como un monólogo. "Vinimos a ganar, porque teníamos claro que era una prueba clave. Por suerte, lo logramos y de una forma notable, con una gran contundencia", apuntó el roquense.
Enseguida agregó que "le quiero agradecer al equipo por el auto que me entregó, funcionó a pleno desde que lo tiramos a la pista. Este triunfo es para ellos, y para los que me apoyan. También quiero dedicárselo a mi familia y a mis amigos, conocen bien el sacrificio que hacemos para estar en este nivel".
¿La prueba se hizo interminable?
- Puede ser para los que la vieron de afuera o por tevé. Iba tan bien el auto, que sabía que sólo un imponderable podía dejarnos con las manos vacías. Y hablo así, porque el equipo es el gran responsable de este momento que estoy viviendo.
¿El auto rindió bien?
- Notable. Fue tremendo. En la serie, bajé mucho el tiempo de clasificación, que ya había sorprendido cuando lo conseguí el pasado sábado. Y en la final, impuse el ritmo que más me convenía. Si hasta, le perdoné bastante en la recta de boxes, para no castigar de más al motor.
¿Y por qué se iba de costado en las curvas?
- Lo pusimos así, porque era la manera en que mejor funcionaba. En la serie tenía cierta tendencia a irse de cola, pero se corrigió para la final. Disfruté mucho de este segundo triunfo.
¿El título?
- Tenemos que esperar. Estamos bien, pero todavía quedan cincuenta y dos puntos en juego. Es cierto que la diferencia que conseguí es importante y que me permitirá ir a las dos pruebas finales sin tanta presión. Ahora, la responsabilidad la tienen (Nicolás) Vuyovich e Iván (por Arbusti). Había que ganar en Mar del Plata y lo conseguimos. Hay que disfrutar el momento y volver a trabajar, porque todavía no conseguimos nuestro principal objetivo que es el título. Lo siento así, también mi equipo. Nos queda hacer el esfuerzo final, si llegamos a ser campeones, ya habrá tiempo suficiente para festejar.
Después, resultó imposible seguir hablando. Los integrantes de su equipo comenzaron a cantar y saltar, con el piloto roquense en el medio, dando rienda suelta a la alegría por un triunfo que tiene una gran importancia.
Armellini se afirmó en el certamen
MAR DEL PLATA (Especial) - El nicoleño Lucas Armellini se afirmó en la punta del certamen de la Clase 3 del Turismo Nacional, después de lograr la victoria en la prueba que se disputó ayer en el autódromo de Mar del Plata y tuvo un desarrollo muy complicado
Armellini tuvo que apelar a todo su manejo, en una prueba donde recién se le simplificó su tarea en las vueltas finales.
Es que hasta promediando la prueba. Armellini luchó con su escolta en el certamen Omar Tanoni, quien resignó su posibilidad de ganar cuando se fue afuera en la decimosexta vuelta.
En pocas palabras, la prueba se definió con una maniobra al límite del reglamento en la cual Armellini se tocó en la curva peraltada con Tanoni, cuando estaba primero.
A causa del roce, el auto de Tanoni salió de pista y Armellini tomó la primera posición hasta el final, escoltado por Carlos Miguez y Juan Pablo Rossotti.
El viedmense Ricardo Oscar Alzueta, con su Ford Escort, fue protagonista en las primeras vueltas, pero después padeció problemas, lo complicó el ingreso reiterado del auto de seguridad y terminó decimosexto, cuando en realidad estaba para pelear mucho más arriba.
Foto: Toda la alegría del roquense Javier Romera en el podio, luego del espectacular y valioso triunfo que consiguió en Mar del Plata. Fue escoltado por Iván Arbusti, uno de los que todavía tienen posibilidades de pelearle el título, y Sergio Giacone. |
