Domingo 16 de setiembre de 2001

 

Ríver-Boca, la máxima fiesta del fútbol entra en acción

 

Una multitud habrá en el "Monumental".Ambos técnicos no dan señales de las formaciones. A Bianchi le falta decidir un lugar en la zona media.

  BUENOS AIRES (DyN) - La expectativa y el despliegue mediático parecen menores que en las últimas ocasiones.
Tal vez porque el brutal atentado terrorista a los Estados Unidos relegó a un plano secundario todas aquellas noticias o hechos que en circunstancias normales acapararían la atención del país.
Tal vez porque ninguno de los dos marcha primero. Tal vez porque Ríver viene de una semana oscura, en la que perdió ante Nueva Chicago por el Apertura y Gremio por la Mercosur.
Tal vez porque Boca recién consiguió su primer triunfo en el torneo local el último domingo, cuando le ganó a Chacarita. Tal vez porque el envión que suponía esa victoria se vio atenuado por la caída del miércoles frente a Cerro Porteño.
Tal vez porque la lengua picante de Ramón Díaz esta vez se tomó una tregua y, a falta de su habitual picardía, desde la Boca nadie tiró la primera piedra. Tal vez porque en River ya no estén ni Aimar ni Saviola, o porque Boca extraña tanto como se suponía los goles de Palermo.
Con todo, estas circunstancias quedarán rápidamente en el olvido cuando hoy desde las 17.10 los dos equipos más populares del país estén frente a frente y la pelota comience a rodar en el "Monumental" y una multitud en las tribunas.
Como siempre, antes que todo estarán en juego el orgullo y el honor. Porque ganar el superclásico, se sabe, supone una alegría difícil de igualar, una sensación casi suprema para cualquier hincha que se precie de tal. Por eso, también, en Núñez se respirará esa mezcla de clima festivo y tensión que suele envolver al choque más esperado del campeonato.
Ríver, este Ríver que entusiasma con el talento de Cambiasso, D"Alessandro y Ortega pero sigue sin afirmarse como estructura colectiva, parece más urgido de triunfo que su viejo rival. ¿Razones?
En primer lugar, la paternidad que supo edificar Boca a partir de los 90. Y, después, la necesidad de ganar para seguir prendido en la lucha por el título, la localía, la posibilidad de tomarse una tregua ante tanto festejo continuado del adversario histórico, bicampeón de América y con la chance de revalidar en noviembre ante el Bayern Munich su condición de campeón Intercontinental.
Relegado en la tabla de posiciones (tiene apenas cinco puntos sobre quince posibles), Boca también encuentra en el clásico una buena chance para enterrar su flojo arranque y de paso conservar cierta ilusión de dar pelea en la puja por la corona. Pero el equipo dirigido por Carlos Bianchi llega con menos presiones. Su supremacía de los últimos años, sumado a que su gran objetivo del año es el choque del 27 de noviembre en Tokio ante el Bayern Munich, parecen otorgarle un crédito que Ríver no posee por todas las cuestiones enumeradas anteriormente.
Los dos técnicos eligieron el camino del hermetismo y dijeron que recién confirmarán las formaciones iniciales minutos antes del juego. Pero como el fútbol está lejos de ser una ciencia y el margen para los misterios es acotado, son escasas las dudas que sobrevuelan el ambiente.
En Ríver, la novedad es el probable ingreso de Ariel Garcé por Gustavo Lombardi para ocupar el lateral derecho, zona de tránsito liberado en los últimos partidos de los "millonarios". Después, se sabe que los otros tres lugares de la defensa estarán Celso Ayala, Mario Yepes y Matías Lequi, y que Ramón apostará por el talento de D"Alessandro antes que por el juego más físico de un trajinador como Víctor Zapata.
Del otro lado, Bianchi, quien como técnico nunca festejó un triunfo en el "Monumental" ni con Vélez ni con Boca, finalmente se inclinaría por devolverle la titularidad a Clemente Rodríguez en lugar del brasileño Jorginho. Y, en el mediocampo, apostaría al sistema combativo que eligió para la mayoría de las últimas paradas difíciles como visitante, priorizando el quite de Pinto por encima del manejo pulcro y la llegada de Gaitán.
El destino del clásico probablemente dependa de la inspiración que puedan llegar a mostrar Ariel Ortega de un lado y Juan Román Riquelme del otro. Pero para eso hay que esperar. Ya falta poco, cada vez menos, para la hora de la verdad.

Una paternidad "azul y oro"

Boca Juniors aventaja por seis partidos a Ríver Plate en el historial de superclásicos del fútbol argentino, a casi 70 años del primer enfrentamiento profesional, una paternidad que se acentuó en la última década.
De los 168 encuentros disputados desde 1931, Boca ganó 62 y convirtió 239 goles, mientras Ríver ganó 56 y marcó 225. En los 21 encuentros jugados desde 1991, los "xeneizes" ganaron 11 contra sólo 3 de los "millonarios".
Boca no gana en el estadio Monumental desde el 25 de octubre de 1997, cuando por el torneo Apertura se impuso 2 a 1.
Desde esa fecha, Boca igualó dos veces y perdió una, el 17 de octubre del "99, cuando Ríver cortó una racha de diez años sin ganar en su estadio ganando 2 a1.

El "Beto" Alonso sólo quiere el triunfo

BUENOS AIRES (Télam).- El ex futbolista de Ríver Plate, Norberto Alonso, se mostró en desacuerdo con el arquero Angel David Comizzo, quien aseguró que era más importante ganarle a Boca que obtener un campeonato, y afirmó que a veces los jugadores se meten en la piel del hincha y son "un tanto tribuneros".
"A Boca hay que ganarle como sea. Es como una final, pero no creo que sea más importante ganar el superclásico que obtener un campeonato", dijo Alonso en diálogo con Télam Así se sumó a la polémica que desató las declaraciones de Comizzo, cuando restan sólo horas para el inicio de un nuevo partido ante Boca en el estadio "Monumental".
"Me parece que es un deseo de los jugadores ganarle a Boca porque la gente les está transmitiendo eso. Se meten en la piel del hincha y son un tanto tribuneros. Pero yo quiero ganar el campeonato y ganarle a Boca. Si dijera lo contrario, estaría mintiendo", agregó.
Luego habló de las sensaciones que vive ahora como hincha y las que sentía cuando era jugador.
"Ahora lo vivo con mucho nerviosismo y ansiedad. Quiero que el partido empiece ya. Para el jugador debe ser parecido. El querer tocar la pelota para que desaparezca ese nerviosismo. Yo no tenía problemas para dormir la noche anterior, pero otros muchachos sí. La verdad que la motivación de jugar ante Boca es inigualable", opinó el "Beto" como si todavía jugara en la primera de Ríver.

• Muchos mimos: Alonso aseguró que los dirigentes "mimaron más" a Ramón Díaz que a Américo Gallego porque le "compraron más jugadores".
"La diferencia entre Ramón Díaz y Gallego es que le compraron más jugadores. A Ramón le trajeron a Cambiasso, Comizzo, Lequi y Escalona y Gallego se tuvo que arreglar con lo que tenía. Los dirigentes mimaron más al "Pelado" que al "Tolo"", afirmó Alonso.
Luego, el "Beto" defendió a Gallego. "Ojo que nosotros perdimos ante Boca con Salas y Francescoli. No es sólo de ahora que no podemos ganarles. Esto ya lleva varios años y espero que mañana podamos llevarnos los tres puntos", puntualizó el ex volante.

   
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