Viernes 14 de setiembre de 2001

 

La otra cara: Otra vez los barrabravas entran en acción

 

Hinchas de Independiente insultaron y recriminaron a los jugadores tras la derrota frente al Cruzeiro.

  BUENOS AIRES (Télam).- La dirigencia de Independiente adjudicó ayer a la inseguridad de la mayoría de los estadios brasileños el motivo por el que un grupo de inadaptados agredió el martes pasado al plantel profesional del club en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, donde el equipo de Avellaneda perdió frente al Cruzeiro (4-1), por el grupo "C" de la Mercosur.
"Es extraño que siempre ocurran incidentes en Brasil: lo que pasa es que la falta de seguridad en las canchas de ese país es alarmante. Los escenarios son muy grandes, los vestuarios están muy abiertos y no suceden desgracias de casualidad", dijo el vicepresidente segundo de Independiente, Fernando Sciaccaluga.
Luego del partido contra el Cruzeiro, en el que el equipo de Enzo Trossero perdió su tercer compromiso como visitante en el certamen y comprometió seriamente su prosecución en el torneo sudcontinental, cuatro barrabravas "rojos" se dirigieron al vestuario visitante del Mineirao para exigir explicaciones ante un nuevo mal desempeño del equipo.
Según testigos presenciales, los hinchas -cuyas identidades serían "Polaco Yamil", "Alí", "Lolo" y "César Rojo"- golpearon la puerta del camarín, insultaron a los futbolistas y se pelearon con un allegado al plantel, que de acuerdo con lo expuesto por Sciaccaluga no era el ayudante de campo, Hugo Villaverde.
"No fui a Belo Horizonte, pero según lo que me comentaron no fue un suceso de tanta trascendencia. Un grupo de hinchas se acercó a la puerta del vestuario y les recriminó a los jugadores el rendimiento durante el partido. Hubo un intercambio de palabras con un allegado y existió un momento de confusión", explicó Sciaccaluga.
La referencia del dirigente a la repetición de este tipo de desmanes en tierra brasileña no es casual: el 29 de julio último, luego del encuentro en que Independiente cayó ante el Corinthians (2-1) -en el Pacaembú, también por la Mercosur-, otro grupo de barras identificados con los colores del club argentino reclamó a los jugadores dinero y camisetas.
El vicepresidente segundo sí acompañó a la delegación a aquel partido y recordó que "esa vez pidieron plata para arreglar una camioneta en la que se trasladaban y se vivió cierto momento de intranquilidad. Por eso los jugadores nos manifestaron su inquietud por gozar de mayor seguridad", indicó.
No obstante, para Sciaccaluga el episodio del martes pasado "no tiene mucha explicación", al tiempo que descartó completamente cualquier "contacto" de los agresores con dirigentes de la institución a la que pertenece.
"Ese grupo no estaba formado por más de seis individuos. No es que se trató de cincuenta o cien personas. Pero aclaro que no tienen ningún contacto con el club y no son asistidos por Independiente", advirtió.
Asimismo, Sciaccaluga calificó los hechos como "una barbaridad y un despropósito", porque "no es el método indicado para manifestar su disconformidad" por la actuación del equipo.
En otro orden, el directivo se refirió a las irregularidades detectadas en las transferencias de Mauricio Hanuch y Mario Turdó al fútbol europeo.
"El Juzgado de Lomas de Zamora (el Tribunal de Garantías número 1) posee documentación sobre este tema, luego de haber allanado la sede de Independiente -durante la administración de Héctor Grondona- a raíz de la denuncia hecha por dos socios de la entidad y, además, datos recabados por la consultora (Deloitte & Touch) detectaron irregularidades en los pases", explicó.
   
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