Domingo 23 de setiembre de 2001 | ||
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Tiempo de carnavales y compromisos |
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El viernes se presentó en el cine Español de Neuquén la murga "Falta y Resto". |
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"¡Soreeeteeeee! ¡Soreeteee!", gemía el líder espiritual que la murga uruguaya Falta y Resto había traído de quién sabe qué paraíso amazónico perdido. Pero tranquilos, lectores, que el gurú no dijo lo que dijo. "Amigo, amigo", traducía al castellano, el viernes en el cine Español de Neuquén, Raúl Castro, letrista y fundador de la más famosa agrupación de su tipo.
El extraño personaje pintado a rayas y de falda roja, finalmente encontró entre el público lo que buscaba: al "Sorete", o sea al "Gran Bulón". Lo llevó al escenario, donde lo dejó en calzoncillos, no sin antes advertirle en su idioma: "Ah, yo te toco, te cojo, ah". Es decir, en buen español, "tranquilo, no pasa nada". Los cuadros cómicos que forman parte del show de Falta y Resto sirven a modo de respiro. Así de consistente es la estructura de su repertorio. Porque detrás del ritmo alegre de las canciones pesan las letras, el compromiso y la queja. En el marco de una crítica feroz a las hipocresías contemporáneas, el grupo se otorga un espacio de dispersión. Pero Falta y Resto es el todo y no sus partes: su figura imponente cuando se abren las luces, el sonido sincronizado de las voces, los colores, el ritmo del bombo, el redoblante y el platillo al fondo del escenario, sus risas, sus penas. Por un momento sus integrantes cruzan la línea del espejo para tomar posesión del alma de los "bulones" que descansan en las butacas. Frente a Falta y Resto todos somos amigos. Mejor no usar el lenguaje del gurú. La presentación del viernes mantuvo un ritmo vertiginoso, apenas interrumpido por secuencias delirantes que no hicieron más que confirmar la versatilidad del conjunto. Además del líder mítico de dudoso origen, se arrimó al escenario un "desubicado" vendiendo "caramelos de milanesa". Llevaba el saco dado vuelta y aseguró haber felicitado a una viuda en el velorio de su marido, entre otras muchas metidas de pata en ritmo salsero. La agrupación mostró además la amplitud de sus influencias. Cosa que ya había advertido Castro en una entrevista con "Río Negro": "Me mato desde siempre con Alfredo Zitarrosa y Edmundo Rivero, creo en el Polaco Goyeneche y en Bob Marley, Joan Manuel Serrat me emociona y me agitan los Redondos". El programa incluyó clásicos como "Desaparecida", y parodias teatrales representadas en "USA" y "Deschave". Los gags que estructuran "USA" son tan divertidos como filosos. Luego de la sensación conmovedora que deja sobre el escenario "Desaparecida", la murga engancha otra de sus comedias negras. Es la disputa mano a mano con Satanás, donde el dueño del Infierno pretende desnudar los verdaderos intereses de los murgueros. Al final se queda solo, a las puteadas pero solo. El espacio que media entre su triunfo dialéctico -consecuencia del cual los cantantes se pierden entre el público- y la llegada del hombre del bombo que retruca el discurso desde la espiritualidad es estremecedor. ¿De eso se trataba todo, del triunfo de nuestros defectos por sobre nuestras virtudes?, nos preguntamos durante unos segundos vitales. El bombo resolvió el entuerto. Los murguistas, explicó, son ante todo la suma de sus pasiones. Muy superiores a los errores que cada uno comete en el camino. El afán, a veces, conlleva torpeza, pero esto no invalida el amor con que protegemos la vida. De regalo llegaron los ritmos que hacen vibrar el cuerpo y los abrazos. Falta y Resto venció al demonio con la determinación de su esperanza. Claudio Andrade |
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