Miércoles 19 de setiembre de 2001

 

Los niños de la guerra

 
 
Las guerras no se televisan. Todo lo que queremos saber acerca de sus alternativas queda en un proceso de hibernación -¿cuántos muertos hemos visto en las transmisiones de las cadenas internacionales dedicadas al atentado a las Torres Gemelas?- del que no se sale hasta que a alguna lumbrera de Hollywood se le ocurre lucrar con nuestra ansiedad. Los niños que fuimos -los niños de hoy- observamos algo de su ira apocalíptica a través de una pantalla. Un marco donde las cosas funcionan de una manera distinta de la realidad.
En las películas las balas siguen derecho dejando un rasguño en la pierna de los soldados y los buenos siempre ganan. Perdón, en esas películas siempre ganan los norteamericanos. Los cinco años últimos fueron para la industria del cine de recuperación de las viejas glorias. Es decir, los filmes de romanos y de guerra.
Vimos pasar, cual el vagón de un tren, "Tres Reyes", una supuesta sátira de lo que ocurrió en el golfo Pérsico, "Rescatando al soldado Ryan" y "La delgada línea roja", la más profunda. La única perdedora en materia de recaudación. Probablemente los niños que viven en Afganistán vieron esas películas en las que los héroes norteamericanos derrotan a personas sospechosamente parecidas a sus padres. Se parecen, no olvidemos que uno de los prodigios de Hollywood es crear estereotipos.
En "Tres Reyes", George Clooney le patea el trasero a más de un oriental. Son árabes los que castiga Arnold Schwarzenegger en "Mentiras verdaderas", y contra árabes lucha Denzel Washington en "Contra el enemigo". Son árabes también los oponentes de "Rambo III". Aunque no era árabe -ni musulmán- sino hindú el comerciante que mataron unos fascistas en Estados Unidos .
Los niños occidentales no saben, por suerte, de masacres que anticipen el Armagedón. Para un sector de la humanidad eso sucedió por última vez en la década del "40. Sin embargo, los pibes de Medio Oriente podrían escribir una composición actual con tan filoso tema.
Nuestros niños desconocen lo que implica vivir por generaciones condenados al fuego a discreción y las catacumbas. La mayoría de nosotros ignora qué dice realmente el Corán acerca de la violencia y de qué manera ha sido perseguido el sufismo. Pacifista y musulmán.
Los niños afganos cada tanto se enfrentan a la paradoja de ver su propia guerra reflejada en una burda película extranjera.
Estados Unidos se equivoca al pesar que los fanáticos religiosos odian su sistema de vida. Esos hombres ya no sienten: castigan tanto a los suyos como a los ajenos. Una cadena de hechos a través de la historia les robó el corazón.
Hace un par de años organizaciones mundiales denunciaron que los chicos afganos eran mandados por miles a la primera línea de fuego. Cuentan que entraban en acción en estado de ebriedad, convencidos de que protagonizaban una película de ésas que veían en la televisión.
En el frente morían sin saber si los buenos triunfaban.

Claudio Andrade
candrade@rionegro.com.ar

   
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