Lunes 17 de setiembre de 2001

 

Sangre, disparos, peleas y humor

 

"Snatch, cerdos y diamantes", una muestra de violencia y entretenimiento.

 
Londres es la ciudad más cosmopolita de Europa, y el lugar ideal para que Guy Ritchie sitúe sus personajes marginales sin que parezca desatinado encontrar allí a un ruso, varios negros, algún norteamericano, gitanos y judíos.
El director inglés a quien suelen llamar "el Tarantino británico"captó el interés de la prensa al casarse con Madonna, pero sin hacer mucha alharaca con sus filmes demuestra que más allá de que esa asociación quizás lo ayude para conseguir mejores presupuestos, sus películas valen por sí mismas y no por ser las de "el marido de".
Su primer filme "Juegos, trampas y dos armas humeantes", que ahora también se convirtió en una serie de tevé que se emite por I-Sat, sorprendió al presentar una historia gangsteril entretenida de bajo presupuesto. Con más dinero "Snatch, cerdos y diamantes" vuelve a ese bajo mundo, pero ahora con actores más conocidos, aunque lo acompañen también algunos de los que estuvieron en su ópera prima.
Con un desarrollo complejo, "Snatch" mezcla historias a través de un montaje ágil que completa y le quita confusión a esta comedia negra, que en otras manos podría haber sido un enredo difícil de entender.
Sorprende constantemente, desde el comienzo con sus títulos originales seguidos por la presentación de los personajes a través de placas muy al estilo de las series de los setentas.
Son varias historias las que Ritchie va cruzando, pero que finalmente cierran en un círculo perfecto con un diamante en el centro. Y a la que coronan actuaciones impecables.
Todo comienza con un robo en Amberes realizado por un grupo de hombres disfrazados de judío ortodoxos, uno de ellos, Franky Cuatro Dedos (Benicio del Toro) debe entregarle su botín en el que hay un diamante de 84 quilates a su jefe Avi (Dennis Farina), un judío neoyorquino, pero antes tiene que contactar a Doug La Cabeza, un falso judío, en Londres.
En la capital británica Turkish (Jason Stattham) y su ladero Tommy arreglan peleas ilegales. Turkish, el narrador del filme, quiere comprar una casa rodante para lo que envía a Tommy y a su púgil protegido George el Hermoso a un campamento gitano. Allí Mickey (Brad Pitt), un gitano irlandés, los engaña primero y luego noquea al boxeador. Esa situación pone a Turkish en un aprieto ya que había arreglado una pelea con el mafioso y violento Cabeza de Ladrillo. Ante el apriete convencen a Mickey para que sea su luchador. Lo que les acarrea otro problema ya que no se "tira" cuando debe y en cambio noquea al representante del gangster.
 También están unos ladrones negros de poca monta, que trabajan en una casa de empeño, a los que un Boris, un ruso con un posible pasado de espía, y vendedor de armas le encarga el robo de la agencia de apuestas de Cabeza de Ladrillo y les pide que le quite el portafolio que lleva adosado Franky Cuatro Dedos.
Ante la desesperación de recuperar el diamante Avi viaja a Londres donde trata de conseguirlo con la "ayuda" de Tony Diente de Bala.
Entre la búsqueda del diamante y las peleas arregladas comienzan a cruzarse estos personajes en forma violenta, con mucha sangre corriendo, pero un humor e ironía constante que hace que el exceso de testosterona y hemoglobina no resulte desagradable. Es más la mezcla de imágenes realentadas y aceleradas hace que algunos pasajes sean un interesante ejercicio cinematográfico.

Silvina Fernández
sfernandez@rionegro.com.ar

Foto: Otra vez Brad Pitt enfrenta el mundo con los puños.

   
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