Viernes 14 de setiembre de 2001
 

La esperanza que viene de la música

 

Miguel Angel Estrella actúa hoy a las 21 en el Aula Magna de la Universidad del Comahue.

 
NEUQUEN.- Miguel Angel Estrella es un pianista argentino que bien podría incomodar a sus colegas en cualquier fiesta después de un concierto. No pertenece al estereotipo serio del virtuosismo clásico. Es considerado un "pianista social", término que aparece disonante para la denominada "alta cultura". No es extraño entonces que a Estrella se lo vea detrás del piano ejecutando Beethoven en cárceles o en algún hospital del mundo. Vive en armonía con dos almas que ya no se combaten y se alimentan a cada segundo. Vive desde sus cinco horas diarias de trabajo los mismos sueños de los 20 años. Y sin resquemores y con el mismo tono de voz pasa de hablar del horror de una sesión de tortura hasta el placer de afinar en París toda la obra de Chopin que prepara para fin del año.
Con sesenta años es uno de los exponentes argentinos en Europa con numerosas distinciones internacionales. Necesita de París, su lugar de residencia y también de Argentina y su familia que lo ayudó a comenzar su carrera artística a los 12. Estrella simplemente ilumina con su música parte de las sombras de los "años de plomo" cuando fue secuestrado en Uruguay. Por eso construyó en 1982 la fundación "Música Esperanza" que desarrolla talleres en más de 50 países para acercar la cultura a los pueblos.
Su viaje por Argentina lo aprovechará para aterrizar en el sur y brindar un concierto en Neuquén, hoy a las 21 en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Comahue ubicada en Buenos Aires 1200. En esta oportunidad cuenta con el auspicio de la subsecretaría de Cultura del municipio neuquino, del diario "Río Negro", y se enmarca en el ciclo "Grandes Recitales".
Piezas del más exquisito barroco francés, luego la sonata 6 "Pathetique" de Beethoven y un ciclo de piezas de Chopin se escucharán esta noche.
-Usted es un músico que tiene un fuerte compromiso social. ¿Se siente diferente del resto de sus colegas?
-En realidad no quiero ser diferente de nadie. Cuando tenía 25 años con mi mujer tuvimos una tarde de reflexión muy grande porque a ambos se nos abrían perspectivas. Ibamos ganando premios y concursos y nos dimos cuenta de que el manejo comercial que se hace no sólo de la música clásica sino del arte y la cultura cuando está en manos de comerciantes. Me querían vender como un pianista diferente porque jugaba al fútbol cuando lo que me interesaba era parte de la resistencia de la juventud peronista.
-Le encontraron la veta comercial en ese punto no convencional para un pianista.
-Sí pero ellos no lo entendían porque nosotros defendíamos el hecho que la música era para todos. Beethoven podían formar parte del horizonte de gente muy humilde y simplemente teníamos que acercar esa música de una manera muy paternalista.
-¿Y toda esa historia cómo se despertó a la hora de formar su estilo musical?
-Bueno, primero por algo que el mundo maniqueista no dice nunca. Yo soy un laburador del piano. Necesito por lo menos trabajar cinco horas diarias e ir armando los programas de los conciertos públicos. Te digo porque más tarde, otros empresarios de Londres, París o Nueva York quisieron hacer de mi un especialista del arte por el hecho que también tocaba música popular en los conciertos, y por mi origen campesino. Y también quisieron vender esto. Las elecciones mías son de piel, hay algunas que las descubro y me llevan cinco años de trabajo antes que decida tocarlas en público o grabarlas. Ahora voy a sacar del horno el primer concierto de Chopin, aunque esa obra está lista hace mucho tiempo pero me llevó diez años.
-¿Cuál es la conexión entre los pianistas famosos argentinos que están en el exterior, Bruno Gelber, Di Blasio...?
-Es un mundo muy narcisista el de los pianistas. Me da mucha pena porque hay colegas argentinos que admiro mucho de mi generación como los que citó.
-¿Habla con ellos..?.
-En otros tiempos cuando era estudiante pero mis preocupaciones sociales eran muy despreciadas. Hubo un mundo que me hastió mucho y para mis colegas lo esencial era toda una pulsión por ganar dinero. Y entonces me planteaban ¿pero vos no sos ambicioso? Sí, les decía. Soy muy ambicioso porque me exijo todo lo que puedo dar para conquistar a otro público y no sólo el que da el teatro Colón.
-¿Le exigían una especie de radicalización como artista?
-Hubo siempre una incomprensión de fondo incluso con gente que yo estoy cerca ideológicamente. Para muchos era más importante asistir a lo cocteles de las embajadas cuando los militares les ofrecían ir a las giras. A mi Lope Rega me ofreció acompañarlo en una gira por Africa, y Libia para demostrar que había un pianista peronista, yo lo despreciaba totalmente, jamás pude hacer algo así. El me mandaba cheques y yo se los devolvía.

Adriano Calalesina

Acerca de la plenitud

Estrella recibió numerosas distinciones internacionales. Entre ellas, el Ministerio de Cultura Francés le otorgó la de "Comendador de Artes y Letras"; las universidades Charles De Gaulle, Católica de Lovaina, y Nacional de Tucumán, lo nombraron "Doctor Honoris Causa". En 1985, el Gobierno Francés premió su trayectoria como músico y pianista otorgándole "La Legión de Honor". También, ha sido nombrado "Embajador de Buena Voluntad" de la UNESCO, desde 1988.
-¿Siempre se sintió en el medio de los conflictos?
-Sí, pero estar en el centro de los conflictos como actor era estar al lado de los que eran reprimidos, marginados, tanto como en el ámbito intelectual o artístico como las clases más pobres. Cuando yo desaparecí crearon un movimiento mundial, para que yo no sea un desaparecido para siempre.
A un amigo un día le dije: mirá, tuve un sueño en una sesión de tortura que se llama "música esperanza". Es la ONG que yo dirijo. Y él me dijo: "mirá, no vamos a hacer otra campaña para liberarte, dejate de joder y aprovechá tu celebridad y se rico". Y me lo dijo un hombre que quiero profundamente. Lo notable es que hicimos un camino juntos.
-¿Comparte el sentimiento de Cortázar cuando dice "París me parece Buenos Aires y viceversa"?
-Desde la vuelta de la democracia siempre he necesitado volver porque acá está la savia.Y acá, Música Esperanza, en el cono sur tiene el color con que yo lo soñé. En París yo me muevo como un pez en agua porque consigo hacer otras cosas que en Argentina no puedo. Y para retomar el pensamiento de Cortázar, necesito de estas dos culturas para vivir con la plenitud de hace 15 años.

Foto: Miguel Angel Estrella uno de los más destacados pianistas argentinos se presentará en la región.

   
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