Domingo 9 de setiembre de 2001

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Una herencia

sofisticada

 
 
Que Steven Spielberg llegara a las cimas que alcanzó en Hollywood como director y productor es en gran medida obra suya, pero también virtud de Kathleen Kennedy, que lo escolta en tareas diversas vinculadas con la producción desde 1979 y que en ese rubro participó en "A.I. Inteligencia Artificial".
Kennedy debutó en los equipos de Spielberg como asistente del productor John Milius en "1941", y luego ejerció la producción (que para cánones hollywoodenses no significa poner la plata sino armar el rodaje en términos monetarios) en clásicos del director de "Tiburón" como "E.T. el extraterrestre", la saga Indiana Jones, "La lista de Schindler" y los dos primeros "Jurassic Park".
"Steven es muy puntilloso respecto de su enfoque de las cosas y no tiene miedo de enfrentar nuevos desafíos", describió Kennedy a su jefe durante las ruedas de prensa convocadas en esta ciudad californiana a causa del lanzamiento de "A.I....".
Aunque mucho cine de Spielberg lo gozaron ante todo los niños, y en este caso el personaje principal fue animado por Haley Joel Osment, de sólo 13 años, Kennedy no cree que "A.I." sea lo que suele llamarse "un filme para chicos": "Más bien es una historia para adultos, o en todo caso para adolescentes. En el filme se exploran ideas profundas sobre el ser humano y la robótica".
La productora no concordó con quienes vinculan la trama del filme con el clásico "Pinocho" de Carlo Collodi: "Puede ser una herencia sofisticada de ese relato, pero fundamentalmente se trata de una historia del año 2001", definió.
Y si bien reconoció que al menos para los estándares actuales de la robótica es aún impensable un artilugio como David, una masa de siliconas y materiales sintéticos programada para sentir afecto, Kennedy sonó entre entusiasmada y realista respecto de los avances de la inteligencia artificial.
"De algún modo -planteó-, con el paso del tiempo, a medida que el cuerpo se deteriora por la edad o alguna enfermedad, empezamos a reemplazar partes de nuestro cuerpo, incluso ojos y oídos, por elementos mecánicos".
"La realidad es que cada vez robotizamos más al ser humano. No es un concepto loco ni fuera de la realidad. La tecnología está entre nosotros y ocupa un lugar cada vez más grande", concluyó Kennedy. (Télam)
   
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