Jueves 30 de agosto de 2001 | ||
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Un luchador: le ganó al cáncer y ahora estudia medicina en Cuba |
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Rodolfo Alvarado cuenta su historia, desde Catriel. La importancia de fijarse una meta y pelearla a fondo. |
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CATRIEL (ACA) - Esta es la historia de un joven de 23 años que hizo realidad aquella vieja frase de "querer es poder". Cuando Rodolfo Alvarado terminó la secundaria intentó seguir medicina en Mendoza, pero no pudo aprobar el examen de admisión, volvió a Catriel y comenzó a estudiar administración de empresas. A los 19 años, un tumor en su pierna derecha le hizo modificar por entero su vida; peleó y le ganó al cáncer. Otro día, cuando ya disfrutaba de esa victoria, una pequeña noticia le hizo levantar alas nuevamente a su sueño de medicina, gracias a una beca del gobierno cubano que finalmente ganó. "El cáncer es una historia pasada, ahora me hago controles cada año y todo está muy bien; en esos 8 meses de quimioterapia y radioterapia siempre creí que iba a salir adelante, por eso seguía estudiando, también era una manera de no detenerme a pensar, para no caerme y poner más mal a mis viejos que de por sí ya estaban mal" , recuerda Rodolfo y se le atropellan las palabras por querer contarlo todo. De esa experiencia resume que le hizo ver las cosas de otra forma; "me hizo más receptivo de todo lo que pasa mi alrededor, además quiero hacer muchas cosas ahora, no le tengo miedo a la muerte, pero me gustaría morirme cuando haya hecho todo lo que yo quiero". Lo sorprendente de todo es cómo surge la beca de Cuba "un domingo –cuenta– estaba leyendo el diario y decía que había salido un contingente de estudiantes de escasos recursos para estudiar en Cuba medicina, y yo pensé, tengo que ir... tengo que ir... Comencé a investigar, me conecté con la embajada de Cuba. Me informaron que la beca tenía que ser pedida a una organización intermedia." Llamó a todas las organizaciones que daban estas becas, mandó innumerables cartas y en todas le respondían que los beneficios para el año 2000 estaban en suspenso debido a los problemas por los que atraviesa Cuba. Las becas llegaron en enero, se distribuyeron entre las organizaciones y a fines de febrero se comenzaron a repartir. "En la mayoría me la negaban, me pedían que fuera afiliado a alguna de estas entidades, el último teléfono al que llamé fue al de UMA (Unión de Mujeres Argentinas) me pidieron que mandara los papeles, pero la persona que estaba en la UMA no sabía manejar el fax y me gasté todo el dinero en el intento. Al otro día los mandé y el 25 de febrero, el día del cierre, me comunicaron que me habían otorgado la beca." Le pasó de todo para lograr en 15 días tener todos los papeles al día, sus padres sacaron un crédito para pagar los pasajes. "Yo iba a la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, que está a 30 km de La Habana, allí nos esperaban otros compañeros argentinos y así empecé, te digo que recién caí de todo lo que había hecho mientras iba en vuelo" La vida en la escuela La rutina diaria de Rodolfo es rigurosa, casi militar. "Estoy en un albergue, dentro de la escuela, somos 12 por habitación, en la mía todos somos argentinos. Dormimos en cuchetas, bien tipo ejército, ya que antes fue una escuela militar. Todo está en ese complejo, la universidad, el hospital, el comedor. Hay un gran movimiento, son 4.500 estudiantes extranjeros; desde México hasta Argentina y ahora hay muchos chicos de Africa." En cuanto a los momentos para esparcimiento, aclara que "el primer año y medio, los días de semana no podemos salir, salvo con algún permiso especial, De lunes a viernes estoy ahí, los teóricos son obligatorios y no podés faltar mucho, así que hay que estudiar. Sábados y domingos uno puede salir, pero mucho no te da el tiempo." "Son 6 años de carrera, no tengo ninguna obligación de quedarme en Cuba cuando termine, el objetivo de ellos es formar médicos integrales para que regresen a su comunidad y devuelvan en servicios a su gente". Rodolfo volverá a la isla el 5 de setiembre. Todavía le quedan 4 años de carrera, dice que cuando se reciba quiere volver a la Argentina, que extraña demasiado, sobre todo el mate, los asados, su familia y los amigos, pero que ha aprendido que a "la vida hay que hacerla todos los días y que el esfuerzo para conseguir lo que queremos siempre vale la pena". Un día común "Me levanto a las 7 de la mañana –cuenta Rodolfo– a las 8 voy a desayunar, entro a clase hasta las 13.05, luego vamos al comedor, donde siempre hay que hacer cola; uno tiene ya un comedor asignado. Volvemos a clase hasta las 17; llego a mi habitación, me baño y a eso de las 18 duermo un rato, voy a comer; a las 20.30 comienzo a estudiar hasta la 0.30. La vida en la isla "El problema actual es el transporte –refiere Alvarado–; los mejores colectivos están destinados al turismo, entonces si un fin de semana querés ir hasta La Habana que está a 30 kilómetros de donde estudio, no hay problema, pero para volver es difícil conseguir "guaguas" como le llaman al colectivo". Foto:Rodolfo Alvarado en Cuba, rodeado de médicos que dictan clases en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas. |
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