Lunes 20 de agosto de 2001

 

Se triplican las denuncias de violencia familiar

 

A la Justicia Civil de Viedma llegan ahora entre una y tres denuncias de violencia familiar cada día. Grupos de apoyo de distintos organismos trabajan para frenar esa escalada.

  VIEDMA (AV)- Hechos cada vez con mayor grado de agresividad en el marco familiar preocupan, aunque lo ideal sería que "ocuparan" a todos.
Las denuncias judiciales se han triplicado respecto del año pasado. "Recibimos 10 por semana", destacó el juez civil Fer-mín Donate para quien "la Ley 3040 tal como está enunciada crea una serie de organismos que servirían, en principio, para la contención de las víctimas y victimarios pero nada de eso hay".
La violencia familiar siempre ha sido un tema delicado que ha rozado la intimidad de las personas y que por lo general se ha mantenido oculto. Hoy algo ha cambiado. Las mujeres se ani-man a denunciarlo, hay grupos que se ocupan de contener estas situaciones, hay una ley y la Justicia actúa en base a ella. Pero no es suficiente. Nada justifica una ofensa, una bofetada, una paliza y mucho menos la pérdida de una vida.
En los últimos tiempos se advierte una temible tendencia de agresiones cada vez más violen-tas contra el grupo familiar, por parte de los hombres golpeado-res. En sólo dos semanas dos mujeres, una en San Javier y otra en Allen, fueron vícti mas fatales de la violencia familiar.
Ante estos hechos extremos e irreparables la búsqueda de respuestas recorre todos los interrogantes. Las dos jóvenes habían recurrido a la justicia por maltrato pero ¿cómo saber que ese hombre de apariencia sumisa que frente al juez niega todo encierra el peor de los instintos?. ¿Es suficiente la ley o como tantas otras se implementa a medias por falta de recursos?.
La Unidad de Violencia Familiar del hospital Zatti de Viedma parece ser una gran caja de resonancia a donde recurren en busca de ayuda la mayoría de las mujeres golpeadas. Hace cinco años se mantiene la estadística de 15 consultas por semana, mientras que desde su inauguración en el "99 han pasado 2000 mujeres. Una murió hace 15 días extrangulada por su marido. Muchas de ellas han sido atendidas más de una vez y varias han sido mujeres, en distintos momentos, de un mismo hombre. Lo más importante es que la mayoría de ellas no han continuado la situación de abuso físico, al margen de que hayan reincidido en la convivencia con el mismo hombre han logrado poner un límite.
Este es un tema que todos conocen, sobre todo las familias directas, pero parece que "hasta que no corre sangre no hay peligro". Antes que esto suceda pesa más el qué dirán o simplemente no querer ver la realidad. También hay que tener en cuenta que nadie -los grupos de contención, la Policía o la Justicia- podrá hacer algo que la mujer golpeada no esté dispuesta.
El juez Donate consideró que el tratamiento de los casos "se está manejando en forma muy precaria y hay un aluvión de este tipo de denuncias que van de una a tres por día en cada uno de los dos juzgados civiles de Viedma. Por lo general y a pesar que se recomienda tratamiento terapéutico reinciden e influye la situación laboral, económica y hacen catarsis en la familia que los desborda".
Donate sostiene que "si no existe un sistema organizado de contención y nos seguimos manejando con parches, con cosas muy provisorias y la situación económica sigue así, los casos se seguirán multiplicando y no habrá solución".
Opinó que afortunadamente son pocos los hombres que no acatan la orden judicial de no volver a molestar a su familia, aunque también es cierto que cuando "se decide la exclusión del hombre del hogar suele regresar por una razón de falta de sustento de su mujer y sus hijos. Y si no han tenido una revisión de sus conductas las reiterarán. Pero por lo general comprenden y los que reinciden son pocos". Por otra parte el juez admitió que a pesar que sea muy precario el tratamiento "en alguna medida se están solucionando los problemas aunque no sea con la eficacia que uno quisiera". Lamentó que sean los menos los que han reconvertido la situación y explicó que en caso de reincidencia se prohíbe la visita a los hijos y se entabla una denuncia penal por lesiones que es lo que autoriza la Ley.
Reiteró que es necesario que la implementación plena de la ley con la creación de un consejo con profesionales entendidos en esta problemática, espacios físicos adecuados como para poder tratar a la gente y ordenar que las habiten hasta tratamientos efectivos. Hoy concurren a las consultas una o dos veces y no vuelven más y "queda todo a medias y la situación económica hace que la víctima siga perdonando".

Cuando "la culpa la tiene mi mujer"

VIEDMA (AV)- "Los hombres que asisten al grupo tienen mucha dificultad para recono-cer que lo que hacen son actitudes violentas". Daniel Gómez, psicólogo del grupo de contención para hombres del Zatti agregó que esas reacciones "parecen tener motivos que justifiquen que alguien pueda moler a palos a otra persona. Aquí tratamos de trabajar que ninguna discusión familiar o desavenencia conyugal justifica la violencia".
Las relacionó a "cuestiones culturales que vienen desde hace mucho tiempo y los momentos de crisis que se están viviendo las acentúan, pero la violencia es algo gravísimo hoy para las mujeres y los niños".
Detalló que las reacciones violentas de muchos hombres comienzan cuando la mujer empieza a trabajar, a estudiar, a tener independencia y "ni hablar que gane más que él". Creen que sus conductas tienen que ver con el afuera, que la culpa la tienen los demás, especialmente sus mujeres y creen que podrán resolver la situación en una semana lo que se construyó en 10 años.
Los hombres se resisten mucho a un tratamiento, son inconstantes y "en el grupo se los ayuda a que puedan reflexionar sobre lo que le pasa y a escuchar otras cosas. Muchos tienen actitudes adolescentes e intentan alejarse del problema, incluso suelen irse del lugar y formar nuevas parejas porque entienden que la causante de los problemas son las mujeres, pero siempre vuelven a golpear".

Cómo enfrentar la realidad

"Si ella no lo puede sacar de su vida (al hombre), de su casa, ni de la relación con sus hijos, en realidad, la justicia no puede hacer eso", sostuvo la jefa de la Unidad de Violencia Familiar del hospital Zatti, Jenny Nievas. Desde allí se propone un tratamiento para sostener después lo que quiera la mujer y se traza un plan de acción de acuerdo con lo que ella plantee como necesidad que puede incluir la denuncia judicial.
En esta unidad también existe un grupo de contención para hombres violentos. En general casi todos son enviados por la justicia. "A pesar de que vienen como cumpliendo una condena llegan aquí y esperamos que algo les quede, aunque la recuperación es mínima, como en el mundo entero". El grupo de mujeres es mucho más numeroso.
Nievas no relacionó la violencia con la pobreza. "Hay mucha gente humilde que no pega a nadie y están los que tienen trabajo con sueldos importantes y sí lo hacen", aunque admitió que las mujeres de menores ingresos se exponen más a que las vean porque deben salir a trabajar, a hacer las compras, mientras que las de clase media "pueden quedarse en casa hasta que las mar-cas desaparezcan".
Vinculó la actitud agresiva a una raíz del aprendizaje de un modelo de sociedad en la que el varón tiene mucho valor. Se lo pone en un lugar muy valioso y desde aquí también deciden y las mujeres estamos como en el entorno de ese eje y así funcionamos. Entonces él también piensa que tiene que decidir lo que pasa en la casa, ya sea por las buenas o por las malas y por lo general son personas que han sido muy maltratadas". (AV)

   
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