Domingo 12 de agosto de 2001

 

Los primeros pasos del Club Andino

 
 
Por segundo año los tres amigos esquiaban con entusiasmo sobre la nieve fresca, sin pisapistas ni fresadoras y sin canchas señalizadas ni remolque hacia las alturas. El médico santafesino con raíces suizas Juan Javier Neumayer; el alemán bávaro Otto Meiling y el inglés Reynaldo B. Knapp desecharon ese 9 de agosto de 1931 el descanso dominical, el abrigado sueño o leer junto una salamandra. Mordía el frío pero ellos estaban encendidos de entusiasmo insólito y juvenil, aunque era mayores (habían pasado los 30 años). Iban a sumar al ingeniero Frey, el hombre de mayor prestigio en esas montañas, pero que ya contaba con 59 años (ignoraban, claro, que nonagenario iba a subir a pié al refugio del Cerro López).

Travesía y fundación

Neumayer fue el ideólogo de aquel grupo, Meiling el organizador y Knapp su estratega. Amasaban una idea creadora, más trascendente de lo que sospechaban. Con sus larguísimos esquíes de madera, casi sin cantos y con fijaciones tan primitivas como peligrosas, salieron a las ocho de la mañana del puesto de Huenuleo, al pié del Ventana. Tardaron una hora en travesía al Este hasta cruzar una colina y llegar al arroyo Ñireco. De allí treparon por sobre arbustos de palo piche y terminaron sobre un filo. Cerca de una rocas dejaron los esquíes y desmontaron sus mochilas para almorzar. No sólo masticaron. Hablaron de fundar un club difusor de las actividades de montaña para conseguir un vigor saludable y a la vez de proporcionar entretenimientos. La fundación de Club Andino Bariloche sucedió cuatro días después. Pero ese día aún treparon hasta los 2150 metros. Meiling se ocupó de las fotos, registró las anotaciones para que quedara memoria del futuro club (era el verdadero organizador).
Como ya se señaló en estas páginas, Meiling –casi un recién llegado- y Neumayer, -arribado a Bariloche en 1929-, ya habían esquiado por todo el pueblo tras la gran nevada del "30. A ese meteoro se lo considera el motor del surgimiento del CAB.

Knapp, el inglés en la cumbre

Pero no fueron los únicos. Neumeyer -que ya había esquiado en Suiza- adoctrinó a Knapp sobre los deportes de montaña cada vez que estacionaba su automóvil en el garaje de transportes comandado por Knapp. Este británico también resultó tentado por tanta nieve. Llamó por teléfono al número 9 de Fritz Röthelisberger, dueño del Hotel Suizo que era el privilegiado poseedor de un par de esquíes. El hotel también fue el primer domicilio del médico y sede de no pocos bailes que organizó el club.
Knapp resultó el fundador del CAB que menos prensa tuvo, para decirlo en términos mediáticos. Pero fue una pieza fundamental en los primeros pasos del club y del turismo, ya que se armó como el transportador de todo tipo de excursiones. Se sabe que el bonaerense de origen suizo Emilio Enrique Frey frecuentó Bariloche desde 1895 y lo asentó su romance definitivo con Rosa Schumacher. Otro tanto le sucedió al médico Neumayer, que en su viaje de regreso desde Suiza, conoció a Nelly Frey -la hija del pionero- a quien terminó desposando. ¿Pero cómo había llegado Knapp? Era hijo de un británico que estudió la técnica de almacenaje de granos en Virginia, Estados Unidos. Si Knapp padre volvió a Inglaterra fue para cobrar una herencia y retornar a América. Puso proa a la Argentina con dos hermanos, compró tierras y se estableció en La Pampa con la estancia Los Leones. Es que el padre de Knapp quería echar raíces. Por casarse volvió a Inglaterra a buscar a su aristocrática prometida –Maud Burleigh Cecil- y regresar. La muchacha aborrecía el castellano y la salvaje soledad pampeana (se asegura que escribió una novela sobre esas penurias), pero siguió al marido itinerante. Tuvo una hija en Bahía Blanca, otra en Rosario, pero decidió alumbrar la tercera en su tierra. Regresó pero nació un Reynaldo, un varón que gateó en la residencia de los Cecil de Oakland Park. Volvieron a la Argentina cuando su familia tenía los intereses afincados en el Chaco, aunque Reynaldo se vinculó a una compañía perforadora de búsqueda de petróleo o agua. En la línea del trazado ferroviario entre Bahía Blanca a Patagones buscaron agua por donde pasarían los trenes que llegarían a Bariloche. Cerca de la oficina de la empresa en Patagones vivía la familia Génova, y Carmen deslumbró al británico. Knapp interrumpió su plan de volver a la sede familiar en Chaco, se casó con Carmen Génova y se empleó en el ferrocarril.

El gran Bonete

Un inspector le ofreció ir a Bariloche (en 1923) donde alguna vez tendría que llegar la línea pero una nueva propuesta –ocuparse de pasajeros y carga entre Viedma y San Antonio Oeste- motivó a los Knapp volver a la costa. Fue por poco tiempo ya que había otros transportistas y en cambio convenía aceptar la propuesta que Exprinter le extendió en 1925: representar a esa empresa frente al lago, ya interesada en llevar turistas a Bariloche. Como alguna vez lo relató su viuda Carmen –tanto a V. Arko, como a Isabel Bustos, entrañables y desaparecidos amigos de quien estos escribe-, Knapp tuvo en aquellos años dos automóviles "tipo batea", dos Chevrolet y un camión, aplicados a las excursiones del club en ciernes y al incipiente turismo. Knapp no realizó grandes andanzas explorativas como las de Frey, ni se impuso tan intensa vida esquiadora o de proezas andinas como Meiling. Tampoco alcanzó el nivel de las escaladas de Neumayer (entre las primeras del médico en el Tronador o la última cumbre, el San Valentín, el 18 de diciembre de 1952, tan sólo 6 años y meses antes de morir). Sin embargo, el británico no defraudó a sus amigos después de la nevada del "30. En el verano los acompañó en numerosas escaladas. Con ellos -entre el 12 y 14 de marzo de 1931- sumados Lucho Runge y el memorable baqueano José Cretón, logró la primera ascensión al cerro Bonete, imperdible y atrevido paisaje frente al lago Mascardi. Durante años se dijo que fue Knapp quien bautizó a esa montaña, por ser transportista de la región y haber gerenciado el hotel Mascardi, aunque –como sostiene Juan José Viedma- el nombre ya figuraba en viejos mapas.

Quinto aniversario

Para estos inquietos montañistas el año "31 continuó con escaladas, excursiones de fin de semana, vertiginosos descensos en el invierno, hasta aquel decisivo primer fin de semana de agosto. Inmediatamente, el 13, Neumeyer, Meiling, Knapp -más el convocado Frey- fundaron el CAB. Neumeyer fue el primer presidente y lo era aún cuando el club festejó un quinquenio de vida, con Frey como vice, Meiling capitán y Knapp revisor de cuentas (acompañado de Héctor Peirano). En la secretaría estaban Francisco Sanjuan y Ernesto Schumacher. En la tesorería Julio Comezaña y Godofredo Kältschmidt; Francisco Capraro y Carlos Tribelhorn eran vocales; Adolfo Villarroel topógrafo y Santiago Heinzle bibliotecario. Las cinco velitas se soplaron recién el 15 de agosto en los repletos salones del hotel Suizo donde Meiling -ataviado con cortos pantalones de cuero y muslos al aire- comandó los bailes tiroleses del grupo infantil. Fue un invierno de muchas competencias en el cerro Otto. Ya se visitaban los refugios del López y del Dormilón; Germán Claussen ya había vencido el Tronador y por ello trepó a socio honorario con domicilio en Puerto Blest. También se había producido la lamentada baja –por naufragio en el lago- de Carlos Ortiz Basualdo, miembro de una distinguida familia protectora del CAB. Pero aún esperaba lo mejor.

fnjuarerz@interlink.com.ar

Sociales de esta semana

• El 3 de agosto de 1899, a las 5, cerca del lago, nació Emilia Sofía Boock. El acta es de 14 días después porque Cristian Boock -papá y denunciante ante el juez Pefaure- había regresado recién "hace dos días". No figuraba la madre Adela Leonor Barrientos, chilena de 20 años que a los 15 alumbró a Adela María en Fofo-Cahuel (14/07/1894) y a Claudina Cristina a los 18 en Nahuel Huapi (el 16/05/1897). El pionero alemán esperaba un varón pero Eugenio Teodoro recién llegó en 1901 (20 de noviembre). Solo faltaba casarse y eso sucedió en el verano de 1904.
• En esta semana de 1938 La Voz Andina preguntaba cuándo se establecería el servicio de aguas corrientes. Era un ataque a la desidia de Obras Sanitarias. Otro titular aludía al Dr. Neumayer que pontificó sobre la calidad de las aguas de pozo "contaminables e inservibles". Su medular editorial advertía sobre la fiebre tifoidea y la abundancia de bocio o coto entre los pobladores.
• En el quinto aniversario del CAB hubo carreras de homenaje en el Otto. Por la copa Municipalidad de Bariloche corrieron en fondo 14 participantes desde el refugio a la cumbre y regreso. Ganó Hans von Nierderhäusern, sobre Hebert Tutzauer y Alfonso Springer. Entre los 7 juniors por igual distancia triunfó José Mayer sobre Camilo Pefaure y Juan Smidt. Las damas corrieron por el premio Antonio M Lynch y Nelly Hagemann conquistó mejor tiempo que Nelly Frey de Neumeyer, segunda, quien relegó a Elba Hagemann. En las carreras alpinas del 15 de agosto, Camilo Pefaure le ganó a Tutzauer y Nelly de Neumeyer a su hermana Dolly Frey, recién casada con Justo Jones (por nupcias el 4 de abril de ese año "36).
• En esta semana de 1947 deslumbraba el campeón suizo de larga distancia que competiría en Catedral. Se trataba de Adolf Odermatt, quien triunfó con estilo espectacular el 24 de agosto y –nostalgioso- volvió a Bariloche cuarenta ocho años después (y se prestó a una breve evocación de aquéllos tiempos).

   
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