Jueves 9 de agosto de 2001

 

Capturan en San Martín un pez muy difícil de hallar

 

Se trata de un ejemplar de peladilla (Aplotichos Zebra), un pez nativo que fue desplazado de su hábitat con la introducción de las truchas y que había sido visto por última vez en 1983.

  SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- En una amplia pecera ubicada por debajo del laboratorio de la Trampa de Peces de San Martín de los Andes, un pez nada junto a pequeñas crías de truchas arco iris, completamente ajeno a la curiosidad que produce en biólogos y especialistas.
Se trata de una peladilla, una especie autóctona casi imposible de hallar, y que apareció "sin aviso" en la pileta "1" de la Trampa de Peces.
La peladilla -Aplotichos Zebra, según el nombre otorgado por la ciencia- es una de las especies nativas de los lagos cordilleranos, junto con los puyenes, las percas y los bagres patagónicos.
Pero fue desplazada de su hábitat con la introducción de las truchas que comenzó hace 80 años. La disputa por el alimento fue ganada por los salmónidos, lo que acarreó para la peladilla una notable disminución de su espacio vital.
De ahí lo notable del hallazgo en la desembocadura del arroyo Pocahullo, en el lago Lácar. Es que los científicos no saben dónde habita esta especie tras su derrotada compulsa por el alimento con los salmónidos
Su última presencia fue citada en el año 1983 en aguas del lago Queñi, lo que demuestra lo notable de este hallazgo en la Trampa de Peces del Lácar.
En cuanto apareció ante la vista de los especialistas, el domingo pasado, pareció un pejerrey. Pero a diferencia de éste, la peladilla tiene una boca más amplia, no protráctil. Tiene el dorso pardo oscuro, flancos grises con franjas transversales oscuras, el vientre blanquecino y pequeños puntos oscuros en su cuerpo.
Sus movimientos dentro de la pecera son lentos y armónicos, en comparación con los de las crías de truchas. La longitud de esta peladilla es de unos 20 centímetros.
En la obra "Los peces de la Provincia del Neuquén", escrita por los especialistas Alejandro del Valle y Pablo Núñez en el año 90, se describe a la peladilla con detalle, indicando que puede llegar a medir hasta unos 30 centímetros de largo.
"En ocasiones puede ser confundida con un pequeño salmónido, pero se la puede distinguir por su cuerpo desnudo, sin escamas, cola ahorquillada, y por el aspecto de la cabeza", sostienen los expertos en su obra.
Javier Urbanski, biólogo a cargo de la Trampa de Peces de San Martín de los Andes, indicó a este diario que el sitio donde se encuentra emplazada la trampa resulta particularmente rico en diversidad de especies.
En cuanto fue introducida en una amplia pecera, tuvo un comportamiento inicial irregular. "Seguramente es el efecto de sentirse en cautiverio", indicó uno de los técnicos de la Planta de Peces.
La peladilla admitió el alimento balanceado que comen las truchas sin inconveniente alguno, pero en el momento de alimentarse se notó que se imponía a las crías pequeñas de arco iris en la misma pecera. "Tal vez, esta conducta fue lo que llevó a esta especie a sobrevivir con la alta competencia de las truchas en su hábitat originario", reflexionó uno de los técnicos.
Hoy, la peladilla saldrá de nuevo en libertad. Javier Urbanski, y los técnicos y el personal de la Trampa de Peces, devolverán a las aguas del Lácar a este individuo. Un ejemplar autóctono que trajo a los hombres de ciencia el mensaje de que su especie está viva, pese a todas las modificaciones que fue sufriendo su hábitat en las últimas ocho décadas.
   
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