Lunes 6 de agosto de 2001

 

Aumentó la oferta sexual en las calles de Viedma

 

A medida que se profundizó la crisis económica, aumentó la prostitución callejera. La mayoría son mujeres y travestis. Pero también hay taxi-boys y, lo que es más preocupante, menores.

  VIEDMA (AV)- Toda crisis abre un abanico de problemáticas. La económica-social que afecta a la capital provincial implica ajuste salarial y con ello una cadena de consecuencias que suelen ser variadas.
La disminución del poder adquisitivo arrastra un efecto proporcional con los gastos de cada familia en todos los rubros.
Por sobre todas las cosas genera una mayor desocupación de aquellos que subsisten por el trabajo que les generan los que tienen un sueldo seguro.
Todo esto se advierte en Viedma desde hace tiempo. Pero lo que más ha llamado la atención es el aumento de la prostitución.
Antes éste no era un tema de esquinas y de plaza. Y hoy ya no sólo es habitual observar el ofrecimiento corporal de mujeres sino también de travestis, hombres y de lo que es más preocupante, de menores.
El lugar de reunión es la plaza Alsina en una de las esquinas que se enfrenta al Obispado de Viedma.
La falta de recursos y de trabajo desnuda, a su vez, una realidad que muchos visten de hipocresía: si más mujeres se han sumado a este antiguo oficio es porque hay un mercado que lo consume tanto como el ofrecimiento de travestis y ahora de hombres.
Al margen de la mayor o menor transgresión de uno u otro, el fin es el mismo: el dinero inmediato.
En la plaza Alsina se concentran a diario unas 10 mujeres y unos cinco travestis, entre ellos un jovencito de 15 años.

Mujeres, travestis y taxi-boys

Hasta hace poco tiempo también integraba el grupo una chiquita de 14 años que generó la intervención judicial que logró apartarla.
Recientemente se han sumado hombres que se los observa algo distantes, por lo general sentados en un banco alejados del resto, que oficiarían de taxi-boys y que también tendrían un mercado masculino.
Algunas mujeres y travestis no sólo permanecen en la plaza sino que se ubican en esquinas cercanas.
Nada se puede decir de sus comportamientos. Ofrecen sexo. Suben y bajan de autos pero no agreden ni molestan a nadie. A tal punto que la Policía sólo intervino una vez a los fines de verificar si tenían o no libreta sanitaria porque el ejercicio de la prostitución no es un delito. Es una determinación personal cuestionable judicialmente sólo en el caso de agresiones o exhibicionismo público.

Jóvenes y solas

La mayoría de las mujeres que la ejercen son jóvenes, solas y con hijos.
Demuestran más edad de la que tienen, con rostros que evidencian una vida difícil siempre cercana a la marginalidad. Varias son de Patagones y se vienen caminando a Viedma porque no tienen ni para el colectivo. Y en noches sin mercado regresan de la misma manera.
Es una costumbre en ellas que el precio del primer cliente lo guarden en un lugar secreto porque tiene un fin específico: la leche y los pañales de sus hijos. El resto suele embriagar la madrugada.
Los travestis no escapan a esta realidad. Algunos también ayudan a sus familias pero se advierte una diferencia en sus vestimentas mucho más llamativas y de mayor costo. Las tarifas de ambos varían entre 15 y 30 pesos.

Cuestión de hipocresía

El aumento de la prostitución en Viedma indica no sólo necesidad de dinero de quienes la ejercen sino del consumo de este tipo de relaciones. Muchos son señores que de día aparentan seriedad y hasta hablan de moral, pero por las noches acarician la transgresión.
Todos los que consumen tienen auto, un poder adquisitivo medio y la mayoría familias "bien constituídas". Ninguno utiliza hoteles para evitar ser identificados y la práctica sexual se consume en los mismos vehículos en lugares alejados y un mínimo porcentaje en casas de fin de semana.
Con los travestis sucede lo mismo aunque suelen ser elegidos por más de un cliente, sobre todo por jóvenes que organizan encuentros nocturnos.
Los viernes y sábados son los días de menor mercado ante la presencia de público en las calles hasta cerca de la medianoche.

Preocupación en el Obispado

VIEDMA (AV)- "Sentimos mucho que en Viedma haya gente que tenga que recurrir a la prostitución para sobrevivir". Esta fue parte de la reflexión del obispo de esta capital, Marcelo Melani, para quien la aparición de mujeres y travestis en la plaza frente al obispado no pasó inadvertida.
"Nunca había visto. No sé si estaban antes en otro sitio por lo que no puedo afirmar si aumentó o sólo hubo un traslado de lugar desde hace un año y medio aproximadamente", dijo.
Melani aseguró que desde el obispado "nunca jamás hubo una manifestación de molestia por este tema ni nada para quejarse. No es lo mejor que uno puede desear, no sólo por el ejercicio de esta actividad sino por las manifestaciones que se dan públicamente con coches que paran, pero no advertí escándalos".
Recordó que éste es uno de más viejos oficios de la humanidad pero lamentó que alguien opte por "la venta del propio cuerpo en un acto que se trasforma en un modo de vida y en una satisfacción sólo corporal. Esto es lo lamentable porque se arruina algo tan íntimo y grande como manifestación de amor en un momento de satisfacción puramente sexual".
Sobre la presencia de travestis, Melani tuvo una respuesta similar al recordar que las relaciones homosexuales estaban incorporadas entre los griegos y romanos "sólo que no se vestían de mujer".

Poner el cuerpo y la vida

VIEDMA (AV)- El sida en el ejercicio de la prostitución es una amenaza constante. Desde el "Galpón" en el hospital Zatti de esta capital, se trabaja en forma permanente para tratar de acercar a mujeres y travestis que trabajan en la calle a los efectos de concientizar en los cuidados preventivos y dar tratamiento a las posibles enfermedades de trasmisión sexual que se puedan contraer.
Esta tarea hoy se concreta en los tres locales nocturnos que agrupan a unas 40 trabajadoras sexuales a quienes se les exige la renovación mensual de la libreta sanitaria que entrega el municipio, luego que el hospital otorgue un certificado médico que incluye análisis de enfermedades sexuales, VIH y la revisión ginecológica.
Si todo está bien se extiende el certificado y en el caso que se advierta algún problema de salud se entrega luego de un tratamiento que solucione la dolencia.
La mayoría de las mujeres y travestis se interesan por los cuidados que hay que tener, pero también se acepta el ofrecimiento de más dinero a cambio del pedido del cliente de no usar preservativos.
Desde el "Galpón", tal como se autodenomina el grupo del Zatti que trabaja en la prevención del sida, se trata de atraer a todas las personas que ejercen esta actividad no sólo en las calles céntricas de Viedma sino también en los barrios.
El objetivo es que adopten todas las medidas de prevención contra el sida porque ya no sólo se trata de la crudeza de poner el cuerpo sino que con esto va la vida misma.

   
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