Domingo 5 de agosto de 2001 | ||
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La Argentina se acerca al espacio |
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Inauguraron en Córdoba una estación terrena para procesar información satelital |
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En Falda del Carmen, cerca de la capital cordobesa, donde ya funciona la principal estación terrena satelital del país, el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich enseña por primera vez cómo usar científicamente información e imágenes captadas por satélites, con fines prácticos de aplicación social. Desde la reciente inauguración de la primera escuela espacial argentina de posgrados en emergencias y epidemiología, que depende de la Comisión Nacional de Actividades espaciales (CONAE) y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), el instituto es bastante más que una respuesta a la intrigante relación que puede establecerse entre los mosquitos y los satélites. "Es una experiencia posiblemente inédita que combina la universidad clásica y su libertad académica con la actividad de una agencia especializada como la CONAE", explicó el director ejecutivo de la comisión, Conrado Varotto, a Télam. La CONAE pretende que los profesionales entrenados formen empresas dedicadas a aplicar o vender información, y hagan de la Argentina un exportador de modelos de predicción de inundaciones o epidemias. El proyecto continúa un plan ya en marcha: un centenar de trabajos en ciencia básica y aplicada se realiza con imágenes tomadas desde el satélite argentino SAC-C y otra cantidad similar de estudios espera aprobación de la CONAE. El instituto inaugurado a fin de julio lleva el nombre de Mario Gulich, fallecido en 1994 y padre del satélite científico SAC-B, perdido por un fallo de lanzamiento de la NASA estadounidense. La Argentina lanzó en 2000 y tiene en plena actividad el SAC-C, un satélite de observación del medio ambiente, al que se sumarán el SAOCOM y el SAC-D, que desarrolla la CONAE para su construcción en la estatal INVAP. La capacidad de los satélites de detectar con telecámaras y radares lo que acontece en la Tierra incluye la evolución de plagas, como mosquitos y roedores que transmiten enfermedades epidémicas, al punto de poder estudiar y prevenir sus efectos. Del mismo modo, la información que llega desde el espacio, en este caso a la Estación Terrena Córdoba, alcanza inundaciones, incendios, sismos y todo tipo de fenómenos naturales. Alertas tempranas Esos dos tipos de información, y vinculados entre sí, alimentarán "alertas tempranas" basadas en modelos de prevención de catástrofes y de epidemias. Por ello, el Instituto Gulich involucra al Ministerio de Salud y del Sistema Federal de Emergencias (SIFEM), pone en carrera a graduados y estudiantes avanzados de física, matemática, ingeniería agronómica, geología, biología y otras carreras. Los cursantes se servirán de computadoras que integran un sistema de procesamiento paralelo de alta prestación, provisto por un acuerdo entre la CONAE y la Agencia Espacial Italiana (ASI), comprometidas en la formación del Sistema Italo Argentino para la Gestión de Emergencias (SIASGE). Italia está especialmente interesada en el desarrollo de herramientas para medir la humedad del suelo o el estado de la vegetación, y cruzar los datos con los de temperatura del aire y estado de la vegetación, con el propósito final de pronosticar, por ejemplo, el riesgo de incendios en bosques como los andino-patagónicos, informó la CONAE. De allí que como parte de la cooperación con la ASI italiana se haya programado ya, para el 2002, la inauguración de una nueva estación terrena en Tierra del Fuego. Las computadoras del Gulich recibirán información de un poderoso sistema instalado en la estación terrena, hasta ahora el más actualizado del mundo, que capta información de los 12 satélites más importantes en órbita. El SAC-C y su hermano en construcción, el SAOCOM, se integran en actividades de "constelaciones" o conjunto de satélites que secuencian su órbita en torno de la Tierra y potencian los frutos de su observación. Desde que fue lanzado, el 21 de noviembre del 2000, el SAC-C, el primer satélite argentino de teleobservación dedicado al medio ambiente terrestre y marino, se integró a la Constelación Matutina, que conforma con el Terr, el EO-1 y el LANDSAT-7, todos estadounidenses. El SAC-C culminó los esfuerzos iniciados con el SAC-A, un satélite concebido como modelo de ensayo y que en siete meses (1998-99) tomó 600 imágenes de la Tierra, y que después se frustraron con el SAC-B, perdido por un problema del cohete de lanzamiento de la NASA en 1999. Este satélite tiene tres cámaras que barren áreas de 90, 360 y 750 kilómetros de ancho y observa objetos mayores de 35 metros, y de más de 300 metros con visión nocturna. También detecta focos de incendio, edad y salud de plantas, resultados de cosechas, desertización de suelos, contaminación y recursos mineros. Ahora, también con desarrollo de científicos de CONAE, en acuerdo con Italia y Bélgica, la empresa estatal INVAP fabrica el primero de dos SAOCOM, que constituirán una constelación homónima.(Télam) |
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