Jueves 30 de agosto de 2001 | ||
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Prohibido enseñar |
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La decisión del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que establece la obligatoriedad de no dictar clases ni tomar exámenes es reivindicada como fruto de la autonomía universitaria por el decano de esa institución. La paradoja es que, en defensa de la universidad pública y de la igualdad de oportunidades para el acceso a la educación, se disponga privar "obligatoriamente" a los estudiantes de la posibilidad de tomar clases y rendir exámenes. Sumando en la decisión compulsiva incluso a aquellos docentes que puedan interpretar que el cese del servicio educativo no es el mejor modo de reclamar por una mejora presupuestaria para ese mismo servicio. La resolución deja en inferioridad de condiciones a esos docentes que, legalmente, también están amparados por la autonomía universitaria aun-que no puedan ejercerla. Para el decano, las decisiones que toma el Consejo Directivo son "la ley". Una pretensión de poder y de fuerza digna de un feudo, aunque ocurra en una institución que debería ser el campo de las ideas, del respeto al disenso y de la libertad de cátedra. |
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