Miércoles 29 de agosto de 2001

 

Ipross gasta mucho en derivaciones que puede evitar

 

En la actualidad la obra social deriva a sus pacientes que necesitan prácticas de alta complejidad a Cipolletti, pero los mismos servicios se prestan en Viedma y en Bariloche.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- A pesar del crónico desfinanciamiento que resiente cada vez más el servicio a sus afiliados, el Ipross sigue dilapidando parte de sus recursos con costosas derivaciones que podrían evitarse.
La mayor parte de las prácticas médicas de alta complejidad -como resonancias magnéticas, centellogramas, radiote- rapia y ciertas tomografías y tratamientos oncológicos- sólo pueden realizarse en Cipolletti. Hacia allí deben viajar los pacientes de distintos lugares de la provincia, con pasajes y estadías a cargo de la obra social.
Esta exclusividad que beneficia a la Federación Médica de Río Negro y Neuquén rige intocable desde hace ocho años a pesar de que en Bariloche y también en Viedma existen otros prestadores privados con el equipamiento requerido para brindar el mismo servicio.
La sola molestia del afiliado (que con su problema de salud a cuestas debe andar y desandar casi 500 kilómetros para recibir atención) sería suficiente motivo para revisar este esquema. Pero además hay razones económicas, ya que el Ipross está desembolsando mucho más dinero que el indispensable pagando alojamientos y traslados, muchas veces en ambulancia o incluso en vuelos sanitarios.
El vocal gremial del Ipross, Carlos Tejedor, dijo que el de las derivaciones obligadas "es uno de los mayores reclamos de los afiliados" y aseguró que no se revirtieron hasta ahora "porque faltó decisión política". Interpretó también que "existen sobrados motivos para revisar el convenio" que el Ipross suscribió con la Fundación en tiempos del gobernador Massaccesi.
Según Tejedor, un pasaje en micro de Viedma a Cipolletti cuesta alrededor de 30 pesos y desde esa ciudad se hacen "unas 50 derivaciones mensuales" a la ciudad valletana. En Bariloche la obra social provincial tiene 5.846 afiliados titulares y de acuerdo a lo informado por el Ipross entre abril y mayo se produjeron 39 derivaciones a Cipolletti. No hay datos de los meses posteriores.

A la justicia

En el último tiempo se generalizó entre los sufridos afiliados de Bariloche la práctica de recurrir a la justicia para evitar la derivación. Aún con el convenio en plena vigencia, frente a la orden de un juez el Ipross queda obligado a autorizar el estudio médico en esta ciudad.
Las quejas se multiplicaron a comienzos de agosto con el caso de Raúl Barrio, un enfermo cardíaco que murió esperando el marcapasos que necesitaba para una operación de riesgo y para la cual también querían trasladarlo a Cipolletti.
Un médico barilochense consultado por este diario también recordó que en el último verano un adolescente de Jacobacci llegó a atenderse a esta ciudad por una fuerte dolor en la columna. Quince días después se comprobó que tenía un grave tumor ramificado, algo que pudo diagnosticarse mucho antes de poder hacerle una resonancia en Bariloche.
El sanatorio San Carlos tiene un resonador desde hace años y también existe capacidad en otros establecimientos y consultorios para realizar prácticas que Ipross no contrata en la ciudad.
Tejedor dijo que en Viedma también podrían resolverse muchos de esos requerimientos, "o bien podrían contratarse en Bahía Blanca, que está a 270 kilómetros y no a 600 como Cipolletti".
Señaló que el convenio con la Fundación es por una cápita superior a los 200 mil pesos mensuales, vence dentro de dos años "y no tiene cláusula de recisión".
No obstante recordó con algún escepticismo que hace un par de semanas el ministro de Desarrollo Social, Daniel Sartor, "prometió abrir los convenios y terminar con muchos gastos innecesarios".

Falta de planificación

En materia de políticas de salud, a los acuerdos objetables se suma la más absoluta falta de planificación. Un equipo de resonancia magnética nuclear cuesta alrededor de un millón de pesos y su compra e instalación por parte de sanatorios privados suele decidirse sin atender a la cantidad y a la distribución geográfica de la población. El gobierno provincial, no fija ninguna directiva en la materia.
En esta ciudad, el sanatorio San Carlos tiene el equipamiento para hacer resonancias pero buena parte de los pacientes viajan a Cipolletti para recibir la prestación. Pese a la "capacidad ociosa", ayer el responsable de otra obra social advirtió que "en diez días instalarían otro resonador en el Hospital Privado".

Las bombas de cobalto

También señaló como paradójico que Invap promocione sus bombas de cobalto para tratamientos oncológicos, pero en Bariloche no exista ninguna. Otro caso son los centellogramas. El médico Jorge López Giovanelli los realiza en su consultorio local, pero desde hace años el Ipross no le envía más pacientes. Todos son derivados a Cipolletti.
Un traumatólogo consultado sobre el tema dijo que "por una cuestión ética" se niega a poner en la planilla de la obra social que deriva al paciente debido a que no hay equipamiento en Bariloche, tal como lo sugiere el texto preimpreso.
El juego de intereses es tal que el San Carlos tampoco recibe pacientes de Ipross en internación y desde hace seis meses está esperando la resolución de un amparo que presentó para evitar el "trato discriminatorio". (AB)

Preocupación desde los sectores gremiales

De la seccional local de Unter partieron días atrás las primeras quejas públicas por el controvertido manejo de las derivaciones. También de allí salió un petitorio dirigido a las autoridades de Ipross para que se investigue lo ocurrido con Raúl Barrio (el hombre que murió esperando el marcapasos) y para conocer por qué se derivan a otras localidades los pacientes que pueden ser tratados en Bariloche.
"No lo podemos entender -confesó desorientada la secretaria general del gremio, Cristina Moraña-. Aquí parece que a nadie le interesa preservar la salud y la vida sino los intereses económicos".
El origen del convenio entre la provincia y la Fundación Médica con sede en Cipolletti fue justamente una suerte de compensación para que esa empresa pueda saldar un millonario crédito que había pedido al entonces banco provincial.
Uno de los directivos del San Carlos, Wálter Redondo, cuestionó el arreglo porque "con facilidades así cualquiera pone un sanatorio". Frente al despropósito de los pacientes "cautivos" en la prestadora cipoleña, sólo parecen funcionar los recursos de amparo. Ya fueron varios los casos impulsados por la Unter, el Soyem y algunos afiliados que recurrieron a la Justicia y consiguieron que el Ipross les pague prestaciones en Bariloche. (AB)
   
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