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SAN PABLO (ANSA) - El magnate de la tevé brasileña Silvio Santos estuvo siete horas como rehén del jefe de la banda que secuestró a una de sus hijas y que irrumpió herido en su casa escapando de la policía, en un hecho con visos cinematográficos que conmocionó al Brasil.
Antes de entregarse, exigió y pudo tomarse una ducha en la lujosa residencia de Santos, mientras la mansión estaba rodeada por centenares de policías, a dos de cuyos agentes había matado poco antes en un tiroteo.
Luego de una tensa negociación, en la que participó incluso el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, Fernando Dutra Pinto, de 22 años, se entregó y fue traslado al Complejo de Carandirú, la mayor cárcel de América Latina.
Pinto exigió la presencia del gobernador Alckmin ya que temía represalias debido a que el miércoles por la noche, al ser localizado en un apart hotel del conurbano de San Pablo, mató a dos policías civiles (detectives), de 9 y 5 balazos, e hirió a otro. En ese tiroteo, Pinto fue herido en una nalga.
Durante toda la noche del miércoles y la madrugada de ayer , Pinto fue perseguido por decenas de patrulleros de la policía en una cinematográfica fuga que abarcó cinco municipios del Gran San Pablo.
El miércoles, al día siguiente de que su hija fuera liberada, Silvio Santos retomó su rutina habitual: sin custodias, fue a los estudios de su canal para grabar sus programas, uno de los cuales salió al aire esa misma noche.
El retorno de Pinto a la mansión de Santos, donde la semana pasada había raptado a una de las hijas del magnate, tomó por sorpresa a Silvio Santos y a la policía.
Ayer, luego de despedir al gobernador Alckmin, Silvio Santos saludó con una amplia sonrisa y su brazo derecho a la multitud de periodistas y curiosos y besó un tradicional símbolo judío ubicado en la puerta de entrada a su residencia.
Silvio Santos es el dueño del Sistema Brasileño de Televisión (SBT), la segunda cadena de TV del país, donde, además, conduce varios programas muy populares. Dueño de un grupo formado por 36 empresas, Silvio Santos tiene un patrimonio de 360 millones de dólares y es una de las personas más conocidas de este país.
El caso paralizó a Brasil e incluso la Bolsa de Valores interrumpió sus operaciones cuando, por la mañana, la noticia fue transmitida por las radios y la televisión.
Los brasileños siguieron la noticia, que parecía escapada de un film, a través de la radio y la televisión, que transmitieron en directo desde la mansión de Silvio Santos, ubicada en Morumbí, un barrio "noble" de San Pablo.
A causa de esta noticia, aumentó el porcentaje de televisores encendidos durante la mañana en San Pablo: según Ibope, el índice de encendido fue del 55 por ciento, 25% más de lo habitual.
Fuerte aumento de la criminalidad
El drama de Silvio Santos ha sido el más sonado de una ola de inseguridad ciudadana que golpea al estado de Sao Paulo.
En la capital de los negocios de este país, hubo 102 secuestros durante el primer semestre del año, un 60% más que en igual periodo del 2000.
La inseguridad en Sao Paulo es tal, que mientras cientos de policías tenían acordonada ayer la zona donde está ubicada la mansión de Santos, a pocas cuadras de distancia hombres armados secuestraron al dueño de una red de joyerías por quien ya pidieron un cuantioso rescate.
Fernando Dutra Pinto es el jefe del grupo de delincuentes que el martes liberó a una de las seis hijas de Silvio Santos, Patricia, de 24 año. Ds cómplices de Pinto, su hermano Esdras, de 19 años, y Marcelo Batista Santos, de 27 años, ya fueron capturados. Sólo permanece prófuga la novia de Pinto, Jennifer.
El presentador que armó un imperio
Los brasileños asistieron en vivo al drama real del más popular presentador de la televisión nacional, Silvio Santos, uno de los hombres más queridos del país.
Silvio Santos es el nombre artístico de Senor Abravanel, descendiente de judíos griegos que construyó una de las mayores fortunas del país arrancando como vendedor ambulante en las calles Río de Janeiro y hoy dirige un conglomerado de 34 empresas que el año pasado facturaron unos 1.200 millones de dólares.
El secuestro de Santos conmovió a Brasil, un país que le admira no sólo porque ve en él un ejemplo de quien ha triunfado en la vida por sus propios medios sino también por su sencillez, característica que le ha hecho dispensar el uso de guardaespaldas y otras medidas de seguridad.
Uno de los secuestradores de su hija confesó esta semana que Silvio Santos era el objetivo del plan original, pero cambiaron de idea porque consideraron que sería casi imposible esconderlo en algún lugar, dada su notoriedad.
Santos ha construido su popularidad con programas de concurso que él mismo presenta en SBT, como el "Show del Millón" o "Todo por Dinero", en los cuales reparte premios en efectivo entre el público participante, en su mayoría de escasos recursos. Sus miles de seguidores vieron en él una figura de tamaño presidencial y en 1989 trataron de convencerlo de inscribir su candidatura, pero el empresario rechazó la idea. Este año aceptó, en cambio, el mayor homenaje que puede recibir un carioca, como es ser el tema central del desfile de una escuela de samba en el Carnaval, y cerró la presentación de la escuela "Tradición" bajo una salva de ovaciones.
Los planes de la banda
La pesadilla de Santos comenzó el pasado 21 de agosto con el secuestro de Patricia Abravanel, de 24 años, una de las cuatro hijas de su segundo matrimonio, raptada por varios hombres armados cuando salía de la mansión familiar para la universidad.
La joven, liberada el pasado martes tras el pago de un rescate de unos 200.000 dólares, sufrió, según psicólogos, el "síndrome de Estocolmo" y en una rueda de prensa que dio ese día no ahorró comentarios elogiosos para los captores ni agradecimientos a Dios por su fe evangélica.
El mismo martes fueron capturados dos miembros de la pandilla, que señalaron a Dutra Pinto como el jefe del grupo, tras lo cual la policía puso en marcha una amplia operación de búsqueda. Dos policías que descubrieron ayer al fugitivo en un hotel fueron muertos a tiros por Dutra Pinto, quien además hirió a otro agente antes de romper el cerco policial.
Para sorpresa de las autoridades, el fugitivo, herido en una pierna, decidió volver a la escena de su primer delito y tras penetrar en la mansión tomó como rehén a Santos para negociar su rendición. |