Miércoles 29 de agosto de 2001

 

Los japoneses descubren el desempleo

 

Un país habituado al trabajo seguro enfrenta tasas de 5% que podrían llegar al 10%

  TOKIO (ANSA) - Japón, la antigua isla feliz de la plena ocupación, sufrió un duro golpe al divulgarse ayer un desempleo del 5%, que constituye un record de desocupación desde la posguerra, mientras crece la alarma de que "lo peor aun está por venir".
El mundo político está convulsionado, con el premier Junichiro Koizumi bajo ataque de la oposición y hasta de sectores de la mayoría.
Las cifras del desempleo eran esperadas luego de varios meses de caídas de la producción industrial y de la exportación, y de masivas reestructuraciones en las grandes empresas, con recortes de mano de obra en colosos de la electrónica como Fujitsu, Toshiba e Hitachi. Pero igualmente los datos alarmaron al país, sobre todo por la conciencia general que lo peor aún no pasó.
La oposición, encabezada por el partido Demócrata, aprovechó la ocasión para lanzar duras acusaciones a Koizumi, el premier más popular de la historia, con índices de aceptación que alcanzan el 80%, según encuestas.
"No logra hacer las reformas prometidas y no logra ni siquiera enderezar la coyuntura. Pedimos una inmediata convocatoria del parlamento en sesión extraordinaria para discutir la gravísima situación ocupacional", dijo el líder del partido, Naoto Kan.
Los números no dejan espacios a dudas: en los últimos diez años, el "decenio perdido" como ya es llamado por todos, Japón multiplicó la tasa de desocupación, del 2,1 a fines de 1991 al 5 % actual, y la tasa "real", según muchos economistas, sería incluso de alrededor del 10 %. "Según mis cálculos, la desocupación ascenderá al 5,5% para fines de 2001 y superará el 6% el próximo año", dijo un analista del Banco Daiwa.
La desocupación es un verdadero fantasma, para un país acostumbrado hasta hace diez años al empleo vitalicio, al trabajo inmediato para todos los jóvenes al salir de la escuela, y a un sistema de antigüedad laboral que favorecía la cohesión, respeto de las jerarquías, control social.
Koizumi no se movió ni un milímetro de sus posiciones. "La desocupación es un hecho doloroso pero inevitable a raíz de los errores del pasado. El único camino son las reformas estructurales, la reducción de la deuda pública, las privatizaciones y el saneamiento de los bancos atosigados de créditos que no logran cobrar", dijo.
     
     
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